ESPECIFICACIÓN DE UN MODELO DE HIPERMETROPÍA SOCIOPOLÍTICA

 

Cruz García Lirios1

Javier Carreón Guillén2

Jorge Hernández Valdés3

José Marcos Bustos Aguayo4

José Alfonso Aguilar Fuentes5

 

Recibido el 11 de noviembre de 2014, aprobado el 16 de junio de 2015 y actualizado el 10 de noviembre de 2015

 

DOI: 10.17151/luaz.2016.42.17

 

RESUMEN

 

El proceso que consiste en asegurar que los desastres naturales y catástrofes ecológicas lejanas no están vinculados con la situación personal, o bien, las problemáticas locales no son de tal magnitud que supongan una acción conservacionista, es conocido como hipermetropía ambiental. En este sentido, el presente trabajo se propone especificar un modelo para el estudio de este sesgo perceptual que explica la relación entre naturaleza y humanidad. Para tales fines, se llevó a cabo un estudio documental en las bases de datos de RADALYC, LATINDEX y DIALNET durante el periodo que va de 2010 a 2014 en artículos con registro ISSN y DOI relativos a la hipermetropía ambiental. El modelo especificado incluye ocho dimensiones alusivas al sesgo perceptual con respecto al abastecimiento de agua local y residencial. En referencia al estado del conocimiento, la especificación fue contrastada a fin de poder anticipar escenarios de análisis, estructuras perceptuales, toma de decisiones y comportamientos en función de la disponibilidad de agua y las necesidades/expectativas de consumo locales.

 

PALABRAS CLAVE

 

Catástrofes ambientales, desastres naturales, abastecimiento de agua, percepción de riesgos, comportamientos proambientales.

 

SPECIFICATION OF A SOCIOPOLITICAL HYPEROPIA MODEL

 

ABSTRACT

 

The process consisting in ensuring that natural disasters and distant environmental catastrophes are not linked to the personal situation, or local issues are not of such magnitude thay they involve a conservation action, is known as environmental hyperopia. In this sense, the present article aims to specify a model for the study of this perceptual bias that explains the relationship between nature and humanity. To that end, a documental study was carried on RADALYC, DIALNET and LATINDEX databases during the period 2010 to 2014 in Articles with ISSN and DOI record concerning environmental hyperopia. The model specified includes eight dimensions referring the perceptual bias with respect to local and residential water supply. In reference to the state of knowledge, the specification was proven to be able to anticipate analysis scenarios, perceptual structures, decision-making and behavior in terms of water availability and the needs / expectations of local consumption. 

 

KEY WORDS: environmental catastrophes, natural disasters, water supply, perception of risk,. Pro-environmental behaviors 


 

 

INTRODUCCIÓN

 

En Psicología de la Sustentabilidad, la hipermetropía, en su concepción general, supone percepciones sesgadas relativas al impacto de catástrofes ambientales y desastres naturales derivados del cambio climático que son apreciados por la sociedad como eventos aislados que no repercutirían ni directa, ni indirectamente en la calidad de vida, el confort residencial y el bienestar subjetivo (véase Tabla 1 en Anexo).

 

Corral et al. (2008), en el contexto de la psicología de los recursos y servicios hídricos, encontraron que las creencias utilitarias determinan el consumo de agua indicado por el lavado de trastos, aseo personal, riego de plantas, lavados de trastes y limpieza de acera. Es decir, la información concerniente a las sequías, escasez y desabastecimiento parece no incidir sobre las creencias que procesan la información de un modo tal que el agua es considerada un instrumento de limpieza, confort y esparcimiento. La hipermetropía parece ser un proceso complejo que estaría indicado por su grado de utilitarismo.

 

De tal manera, la hipermetropía antecede a las creencias utilitarias, pero en relación con los sistemas de procesamiento y categorización de información suponen, para Corral et al. (2006), otras relaciones con percepciones relativas a la perspectiva del tiempo: 1) orientación al pasado, 2) orientación al futuro y 3) estilos sustentables con dimensiones tales como: a) presente hedonista, b) presente fatalista, c) pasado positivo, d) pasado negativo y e) propensión al futuro. Cada una de las dimensiones, al interactuar entre ellas con la finalidad de anticipar la conservación de agua, estableció un sistema perceptual y conductual en el que la hipermetropía estaría vinculada con orientación al pasado y las dimensiones del presente hedonista y el pasado positivo. Es decir, la hipermetropía sería un proceso de información concerniente a riesgos ubicados en el pasado, que estarían poco relacionados con el presente de confort y desvinculados del futuro.

 

No obstante, si la hipermetropía supone categorizaciones informativas que derivarán en el utilitarismo de los recursos y servicios hídricos, entonces el hedonismo no solo está desvinculado de los riesgos percibidos en el pasado y que no tendrían una repercusión significativa en el presente, sino además estaría relacionado con el utilitarismo que considera a los recursos naturales y servicios públicos como instrumentos de confort.

 

Utilitarismo y hedonismo, en tanto normas y valores socialmente diseminados en grupos que consideran al agua como un medio de confort, determinarían comportamientos antiecológicos. El estudio de Frías et al. (2009) demuestra que las normas sociales cristalizadas en principios individuales determinan acciones específicas, pero en tanto se materializan en estándares morales definen una identidad en función del contexto. Esto es, que la hipermetropía también es resultado de un proceso de identificación del individuo con respecto a las conductas de un grupo y las acciones sociales ante sequías o inundaciones, que fueron diseminadas en los medios de comunicación y que propiciaron una respuesta hedonista más que conservacionista.

 

La hipermetropía estaría reflejada por el utilitarismo y el hedonismo que el grupo de referencia o pertenencia desarrolló e influyó sobre el individuo en un entorno hostil, aunque permisible con grupos que sesgaron sus percepciones hacia sus capacidades de autogestión de recursos naturales y servicios públicos.

 

Sin embargo, desde la perspectiva de Gilford (2009), el pesimismo más que el fatalismo es diferente por su nivel espacial: local, nacional y global. En consecuencia, la hipermetropía no solo es un sesgo perceptual de las normas sociales, grupales y personales indicadas por su grado de utilidad y hedonismo, sino además es un sesgo de escenarios que el perceptor desconoce y por ende homogeniza para tener un control o certidumbre del contexto de disponibilidad hídrica.

 

La hipermetropía, como un sesgo espacial, explicaría la biofilia en contextos de diversidad natural como determinante del comportamiento proambiental. Corral et al. (2009) modelaron ambas variables con la intolerancia social y la edad para demostrar que existía una relación implícita entre la conservación del entorno y la afinidad hacia la naturaleza. En este sentido, la hipermetropía estaría vinculada con la intolerancia social ya que la biofilia supondría acciones inmediatas y específicas de conservación del entorno inmediato, aunque una vez garantizada la existencia de especies, el individuo podría desarrollar un hedonismo y utilitarismo hacia su entorno preservado.

 

En virtud de sus implicaciones normativas, valorativas, perceptuales, actitudinales y comportamentales la hipermetropía es un constructo psicológico sustentable complejo que supone un estudio interdisciplinar. Las implicaciones que el estudio de la hipermetropía tendría para las políticas ambientales y los servicios públicos son inéditas.

 

En principio, una hipermetropía sociopolítica estaría indicada por sesgos perceptuales en torno a la relación entre sociedad, Estado y naturaleza. En ese tenor, el utilitarismo y el hedonismo reportado en los estudios de la psicología de la sustentabilidad servirían para conceptualizar la dimensión sociopolítica de la hipermetropía como aquella en la que el cambio climático, la escasez de recursos y el desabastecimiento en las urbes sería un instrumento de poder y control que reduciría la participación civil a conflictos con sus autoridades y a los recursos naturales en servicios de tandeo.

 

De este modo, la hipermetropía sociopolítica explicaría las movilizaciones sociales y las acciones colectivas tales como manifestaciones, mítines, plantones o marchas como instrumentos de presión y negociación entre usuarios del servicio público y autoridades locales.

 

Precisamente, el objetivo del presente trabajo es especificar el constructo de hipermetropía sociopolítica para delinear su estudio en un modelo reflejante. Para tal propósito se realizó una investigación documental en las bases de datos de DIALNET, LATINDEX y REDALYC. Posteriormente, se procesaron las definiciones en una matriz de análisis de contenido y, por último, se modelaron los indicadores extraídos en la revisión del estado del conocimiento.

 

 

PROBLEMÁTICAS SOCIOPOLÍTICAS GLOBALES Y LOCALES EN TORNO AL ABASTECIMIENTO DE AGUA

 

Desde el enfoque económico, la problemática del agua supone un desbalance entre disponibilidad y consumo que solo podrá ser resuelto si se implementa un sistema de tarifas.

 

En el mundo el 97,5% del agua es salada, 2,24% es dulce y solo 1% se encuentra disponible en ríos, lagos y acuíferos para el consumo humano. 113.000 km3 de agua se precipitan anualmente (United Nations Water, 2013, pp. 13-18).

 

La disponibilidad del recurso ha disminuido paulatinamente. En 1950 solo el continente asiático tenía una baja disponibilidad y para el año 2025 la escasez se extenderá a los cinco continentes. El desequilibrio entre la explotación (se estiman 4.600 km3) del recurso y su recarga natural afectará su disponibilidad para el consumo (2.400 km3 aproximadamente) en la agricultura, la industria y las actividades domésticas (United Nations Habitat, 2010, pp. 16-29).

 

En el caso de México, al ser el onceavo país con más población en el mundo (101,7 millones de personas), con una densidad de 52 personas por km2 en promedio; una población menor de 15 años (33%), el 74% vive en zonas urbanas y su ingreso per cápita al año es de 8.790 dólares norteamericanos trabajando 40 horas a la semana, su crecimiento anual es de 2,1 millones y se espera que en el 2050 aumente 48%, estimando su población en 131, 7 millones para el 2030, ha sido clasificado con un índice de disponibilidad extremadamente baja con menos de 1.000 m3 por habitante al año (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, 2010, pp. 3-24).

 

Respecto a las zonas centro y norte del país donde el crecimiento económico es significativo, la disponibilidad del recurso ha sido clasificada como muy baja con 1.000 a 2.000 m3 por habitante al año. Solo el sureste de México que ha tenido un crecimiento económico poco significativo, ha sido clasificado con una alta disponibilidad de 10.000 m3 por persona al año. Las zonas norte, centro y noreste que contribuyen con el 85% del Producto Interno Bruto (PIB) y tienen el 77% de la población solo cuentan con el 32% de la disponibilidad de agua, aproximadamente 1.874 m3 por habitante al año. En contraste, la zona sureste que contribuye con 15% del PIB y concentra el 23% de la población, tiene una alta disponibilidad del 66% de los recursos hidrológicos, aproximadamente 13.759 m3 por persona al año. De este modo, el promedio de disponibilidad de agua nacional es de 4.573 m3 por individuo al año (Comisión Nacional del Agua, 2012, pp. 14-16).

 

En el caso de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) habitan 18’620.763 concentrados en un área de 4.979 km2 y una densidad poblacional de 3.740 personas por km2 agudizan el servicio intermitente de agua potable como la principal problemática. En la ZMVM, durante el período que va de 1950 al año 2000, la población ha aumentado 5,25 veces y pasó de 3’442.557 habitantes a 18’076.572 residentes. Respecto a la densidad poblacional el Estado de México y el Distrito Federal son la primer y segunda entidades con más viviendas ocupadas, siendo la delegación Iztapalapa la más poblada con 1’750.336 de los cuales la mitad son menores de 15 años (Comisión Nacional de Población, 2008, pp. 23-55).

 

Tal panorama se exacerba si se considera que la calidad del agua superficial de 393 estaciones en 225 ríos, 81 estaciones en 62 lagos y presas, 26 estaciones en 13 santuarios y sitios costeros, 15 estaciones de descarga de aguas residuales ha sido reportada como muy baja, así como de la subterránea que consta de 228 estaciones en 24 acuíferos, establecidos por el Índice de Calidad del Agua con valores entre 0 y 100, siendo este último valor excelente, después aceptable, levemente contaminada, contaminada, fuertemente contaminada, y el último como excesivamente contaminada. El 60,7% del agua superficial y el 46,3% de subterránea están contaminadas y fuertemente contaminadas, clasificando al agua superficial del Valle de México como excesivamente contaminada con un 32,49 (Comisión Nacional del Agua, 2005, p. 13).

 

El suministro de agua en la ZMVM es de 68 m3/s. El cual proviene: de pozos explotados 25,16 m3/s (37%), pozos recargados 15 m3/s (22%), manantiales 0,36 m3/s (2%), del río Cutzamala 13,6 m3/s (20%), del río Lerma 6,12 m3/s (9%) y saneamiento con 6,8 m3/s (10%). Respecto al grado de presión del recurso, la ZMVM ocupa el primer lugar con una sobreexplotación del 120% del agua disponible. A pesar de que la situación hidrológica es extremadamente comprometida en la ZMVM, las demás regiones hidrológicas se encuentran muy cercanas a dicha problemática. Las zonas norte, noreste y centro explotan el 40% de sus recursos hidrológicos (Comisión Nacional del Agua, 2008, pp. 58-64).

 

En el caso de la Ciudad de México en 1955 sus habitantes tenían una disponibilidad de 11.500 m3 anuales per cápita. En el año 2004 disminuyó a 4.094 m3 anuales per cápita. En ese mismo año se consumió el 74% del total de agua potable suministrada equivalente a 16.157 m3/s. El agua en el Distrito Federal, es destinada a la industria (17%), el comercio (16%) y uso doméstico (67%) el cual se divide en el uso de excusado (40%), regadera (30%), ropa (15%), trastes (6%), cocina (5%) y otros (4%). Iztapalapa al concentrar la mayor población obtuvo el mayor consumo con 2.732 m3/s equivalentes al 16,9% del total. Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón con 1,375% y 9,94%, respectivamente. En contraste, las delegaciones con menor consumo fueron Cuajimalpa, Tláhuac y Milpa Alta con un 5,97%. En este sentido, se espera para el 2020 una disponibilidad de 3.500 m3 anuales per cápita. Por ello la cobertura del servicio es excluyente con 905.000 personas que no cuentan con agua potable porque hay una escasez de 6 m3/s (Comisión Nacional del Agua, 2012, pp. 30-36).

 

En el caso del consumo doméstico de agua los criterios para establecer la escasez son:

 

•             Crítica entre 1.000 y 1.700 m3 anuales per cápita.

•             Baja entre 1.700 y 5.000 m3 anuales per cápita.

•             Media entre 5.000 y 10.000 m3 anuales per cápita.

•             Alta más de 10.000 m3 anuales per cápita.

 

El 32,27% de los usuarios se encuentra dentro del umbral del rango, el 78,5% tiene un consumo menor a 50 m3, el 11% consume menos de 10 m3 y 0,38 consume más de 180 m3 bimestrales. El pago promedio en la Ciudad de México es de 110,25 pesos bimestrales. Esto significa una recaudación por cobro de derechos a los usuarios del 80% en relación a su costo real por el servicio (Comisión Nacional del Agua, 2008, p. 31).

 

Se estima que en el año 2025 el 80% de la población mundial estará en alta escasez. El pronóstico para el año 2050 implica un rango de aumento de la temperatura de 1,4 a 5,6oC causando un incremento de 44 cm del nivel del mar, un 5% más de las precipitaciones y la extinción de una cuarta parte de las especies. En este sentido, se estima para el año 2025 una crisis mundial de abasto irregular e insalubre de agua en la que 2.000 millones de individuos no dispondrán de agua bebible. En el año 2030 el crecimiento poblacional de la ZMVM será de 22,5 millones de habitantes, la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) de 4,8 millones de habitantes y la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) de 4,9 millones de habitantes. La problemática de distribución de los recursos hídricos se enfocaría en aquellas ciudades con una población mayor a los 500.000 habitantes. Si se consideran las proyecciones poblacionales, las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey, Cuernavaca, Tlaxcala, Veracruz, Puebla, Aguascalientes, Toluca, San Luis y Cancún estarían en una crisis de disponibilidad hídrica esperada para el año 2025 (Comisión Nacional del Agua, 2008, pp. 12-15).

 

El enfoque económico (García y Bustos, 2013) ha establecido un sistema de cobro para reducir el desbalance entre disponibilidad hídrica y consumo de agua, en consecuencia:

 

Tarifa por estándar. La tasa por unidad de agua es independiente de la cantidad de agua consumida. La tarifa es la misma sin importar la disponibilidad o el consumo de agua.

 

Tarifa por volumen. El precio unitario del agua depende de la cantidad que se utiliza, empero se incrementa o disminuye a partir de la discrecionalidad gubernamental.

 

Tarifa por situación. La tasa por unidad de agua aumenta su costo durante el día y disminuye su costo durante la noche. Durante la temporada de estío se incrementa su costo y durante la temporada de lluvias disminuye su precio unitario.

 

Tarifa por intervalos. El precio unitario del agua se incrementa en función del volumen consumido. A partir de los intervalos de consumo se aplican precios que se incrementan conforme el consumo sobrepasa los umbrales permitidos.

 

Tarifas por umbrales. El precio unitario del agua es constante en tanto no rebase el umbral de confort. Una vez rebasado el consumo asignado, se aplica un incremento logarítmico.

 

Tarifa por autofinanciamiento. El costo unitario del servicio se establece a partir del ingreso familiar y un umbral de confort. Una vez rebasado el límite permitido, se incrementa el costo por cada volumen cúbico extra.

 

Tarifa por subsidio. El costo unitario del servicio de agua potable implica una cuota estándar o estratificada y un subsidio en función de un umbral de confort.

 

El enfoque económico sostiene que la disponibilidad de recursos es un indicador de la huella ecológica, la cual puede ser reducida a partir de un balance de costos y beneficios. A medida que los recursos naturales escasean, el incremento de tarifas correspondientes orientaría el consumo de otros recursos con mayor disponibilidad. Mientras tanto, el recurso natural en vías de extinción podría conservarse ya que estaría protegido por el alto costo que supone su consumo, empero el consumo de un recurso, desde la aproximación psicosocial, es determinado por procesos de influencia social. Cuando menos, la psicología de la sustentabilidad ha establecido dos procesos de influencia, uno de orden mayoritario o directo y otro minoritario o indirecto, relativos a la hipermetropía.

 

ESPECIFICACIÓN SOCIOPOLÍTICA DE LA HIPERMETROPÍA

 

La especificación sociopolítica de la hipermetropía supone el establecimiento de los efectos de las campañas ecocéntricas en la preservación del mercado hidrológico. A partir de la década de los sesenta, se inician los movimientos ecologistas que demostrarán los efectos nocivos de la economía de mercado, las políticas liberales, las sociedades industriales, la masificación de los servicios y el consumismo de productos diversificados (Amérigo et al., 2005). Posteriormente, en la década de los setenta, surgen los movimientos antiarmamentistas que se preocupan más por la preservación de las especies animales y vegetales (Larson et al., 2009).

 

Las movilizaciones conservacionistas planteaban la explotación de los recursos en función de su disponibilidad. En la década de los ochenta, las ideas y las acciones ambientalistas tales como: boicots de productos y servicios, dosificación del consumo e incluso el abstencionismo, caracterizan las sociedades postindustriales. Ante la incertidumbre e inseguridad derivadas de las explosiones radioactivas del reactor de Chernobyl, los grupos ambientalistas se organizaron para protestar masiva y sistemáticamente en las principales ciudades del mundo. La caída del bloque socialista evidenció nuevas formas de destrucción nuclear del medio ambiente y, con ellas, nuevas formas de organización ambientalista (Lucio y Pinheiro, 2013).

 

Las marchas, los mítines y las manifestaciones dieron paso a las demostraciones realistas del exterminio de las especies cuando grupos ambientalistas trasladaban cetáceos muertos a las plazas de las ciudades europeas. Estas demostraciones se complementaron con acciones de intervención directa para evitar el exterminio de ballenas, focas, osos o aves. Las manifestaciones dejan las calles y entran a los portales de las instituciones gubernamentales (Milfont et al., 2010). El bloqueo de servidores y el ataque a redes con virus informáticos son ejemplos del activismo que caracteriza a la década de los noventa. Finalmente, la consolidación del desarrollo sostenible extendió a los ámbitos económicos, políticos, sociales, culturales, educativos, científicos y tecnológicos el crecimiento en función de la disponibilidad de recursos sin afectar las capacidades de las generaciones futuras de utilizar dichos recursos. En este sentido, las campañas políticas han utilizado los principios del desarrollo sostenible para captar adeptos (Vervoort et al., 2014).

 

En el contexto hidrológico, se intercambian votos por la redistribución del agua. Sin embargo, el desarrollo sostenible coexiste con otra forma de desarrollo hedonista, improvisado y heurístico: el consumo líquido (García et al., 2013).

 

La influencia mayoritaria plantea que el consumo sistemático de un recurso es determinado por el poder de decisión de la mayoría. Si el grueso de la población tiene por costumbre el aseo personal diario, entonces el individuo se verá influido a adoptar un estilo de vida antropocéntrico en el que los recursos hídricos son considerados como un servicio exclusivo para las necesidades humanas actuales, sin importar las capacidades de las generaciones humanas posteriores así como las necesidades de las especies actuales o futuras (Basar, 2011). El modelo mayoritario es directo porque a través de una fuente considerada experta puede influir sobre la decisión de consumo del individuo. En efecto, la conformidad del individuo es el resultado final de la influencia mayoritaria (Real y García, 2001).

 

En contraste, la influencia minoritaria sostiene que el consumo de los recursos naturales obedece a la identidad que establece el individuo para con los grupos que le rodean. De este modo, el aseo personal puede variar según el estilo de vida del grupo al que el individuo pertenece. Si el grupo tiene por norma el aseo personal con un mínimo de agua, entonces el individuo llevará a cabo dicha acción sin importar la disponibilidad de agua (Moser y Uzzell, 2004). Se trata de una influencia indirecta ya que impacta el estilo de vida futuro más que la decisión de consumo en el presente. Por ello, la innovación es la consecuencia principal de la influencia minoritaria.

 

Ambos procesos de influencia social, mayoritario o minoritario, parecen obviar la disponibilidad de los recursos que el enfoque económico muestra como factor esencial, empero son relevantes porque advierten que sin importar la cantidad de agua consumible, la toma de decisión presente o futura es determinada por la norma social o por la norma grupal (García et al., 2005).

 

Los símbolos, los significados y los sentidos que le corresponden son los medios que implican a las culturas prematerialistas, las culturas materialistas y a las culturas postmaterialistas con el entorno ambiental (Uzzell et al., 1994). En las culturas premateriaistas, la naturaleza es simbolizada como un conglomerado de elementos comunitarios tan significativos como los elementos humanos que forman un grupo (Pol y Castrechini, 2013).

 

En contraste, a menudo, la naturaleza es simbolizada como recursos inagotables por parte de los grupos que la transforman y la redistribuyen propiciando las desigualdades características de las sociedades neoliberales económicas. Finalmente, cuando las culturas postmaterialistas han alcanzado un estatus económico y educativo muy alto, la naturaleza es simbolizada como un escenario de los derechos de cada organismo por su subsistencia (Rathzel y Uzzell, 2012). A partir de estas distinciones socioculturales, nueve teorías explican las cosmovisiones culturales de la naturaleza.

 

 


 

DISCUSIÓN

 

La Psicología de la Sustentabilidad (PS) ha establecido marcos teóricos y conceptuales para explicar la relación causal entre disponibilidad de agua y consumo per cápita a través de procesos cognitivos. En este sentido, el objetivo del presente trabajo es exponer las teorías en torno a las situaciones ambientales. Para tal propósito, a partir de una revisión del estado del conocimiento se explican las relaciones causales entre la exclusión hidrológica y la cultura, el Estado, la sociedad, los medios, las comunidades, el barrio, las familias y los individuos. Se plantean modelos teóricos para la explicación de las creencias, los valores, las percepciones, las actitudes, los conocimientos, las motivaciones, las habilidades, las intenciones y los comportamientos en función de la escasez, desabasto e insalubridad ambientales (Tronu, 2011). La exposición del marco teórico referencial servirá para abrir la discusión en torno a la precisión, evolución, construcción e innovación de modelos teóricos que enlacen los ámbitos personales, familiares, territoriales, locales, regionales y globales en los que la escasez de agua impacta al comportamiento humano mediante la regulación de procesos sociocognitivos básicos.

 

Se exponen las tendencias situacionales hídricas globales hasta locales para proyectar las sustentabilidades hídricas correspondientes. En este sentido, las políticas públicas son esenciales para establecer los costos de la oferta hídrica. Sin embargo, la participación ciudadana, comunitaria y barrial también es fundamental en el establecimiento de precios unitarios de agua.

 

De este modo, en el ámbito global, la sustentabilidad hídrica es determinada por políticas públicas que incentivan el ahorro de agua a través de estándares internacionales tarifarios. El precio del agua sería una consecuencia de convenios internacionales en los que los países firmantes se comprometen a disminuir sus procesos agrícolas, industriales y comerciales. El costo unitario estaría definido por el nivel de disponibilidad per cápita. Una mayor cantidad de agua para cada persona implicaría un costo estándar para demandante (Uzzel, 2000). Un consumo superior a un umbral incrementaría exponencialmente el precio unitario. A nivel global, los costos se reducirían y los beneficios se incrementarían sustancialmente. Sin embargo, los presidentes o ministros no pueden tomar decisiones globales sin comprometer el desarrollo local.

 

En este sentido, en el nivel continental, la relación entre el Norte industrial y el Sur agrícola, el comercio entre los bloques económicos, incide directamente en los flujos financieros y migratorios que deben ser considerados en la ecuación de una política pública para la sustentabilidad hídrica. En el ámbito de los continentes, el establecimiento de un sistema de cobro del servicio de agua es más factible si se consideran los acuerdos comerciales entre los integrantes de los bloques económicos. En tanto grupo geopolítico, una política pública de tarifas estaría orientada al subsidio de los ciudadanos ricos para la subsistencia de los residentes pobres (Uzzel, 2004). Se trata de un sistema tarifario en el que quienes tienen un mayor poder adquisitivo pagan una tarifa estándar que incluye el financiamiento de aquellos que viven en la exclusión, marginalidad o vulnerabilidad. No obstante, los localismos siguen teniendo un peso específico al momento de establecer las tarifas estándar y, por ello, se requiere revisar el ámbito nacional para esclarecer los factores que impiden la sustentabilidad a nivel continental.

 

Una causa de los bloques económicos han sido los nacionalismos. Desde los conflictos nacionalistas que llevaron a Europa a crear un mercado común, hasta los regionalismos que hoy promueven el derrumbe de monarquías en África y Medio Oriente, las ideologías locales han determinado el devenir de las sociedades. En México, los conflictos por el derecho al agua han sido paliados con políticas públicas centralistas y federalistas en las que se justifica la extracción y distribución de una cuenca a otra. El Estado, a través de las estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Banco de México (BM) y la Comisión Nacional de Agua (Conagua), ha establecido las políticas públicas orientadas al crecimiento económico más que al desarrollo sustentable. El Estado ha soslayado los derechos y patrimonios hídricos de las comunidades rurales y los barrios urbanos. En tal sentido, cada unidad de agua tiene un precio diferente e inequitativo. El agua es barata para quienes tienen mayor poder adquisitivo y consumen más. En cambio los grupos que ahorran agua, a pesar de estar desempleados o subempleados, pagan cinco veces más su costo real. Sin embargo, la política hídrica nacional es diversificada a nivel estatal.

 

En un país federalista, los gobiernos estatales son un contrapeso a la omnipresencia del ejecutivo. Una iniciativa del presidente puede ser modificada por la cámara alta y baja, el congreso estatal y el gobernador. Si a esto se agrega la altitud en la que viven las comunidades rurales y los barrios urbanos, tenemos que los estados legislarían un sistema de tarifas diferencial para cada entidad. Por ello, la sustentabilidad hídrica estatal tendría en las finanzas de los estados su principal obstáculo. A menudo, los gobiernos estatales gastan más de lo que reciben por parte de la federación. Esto propicia que los organismos operadores nacionales y locales busquen acuerdos para construir un sistema de subvención que beneficie con bajos precios a los usuarios. El resultado, es una acción pública organizada para el cobro pero desorganizada para el suministro. Sin falta, los recibos son distribuidos a los usuarios pero el servicio de agua es intermitente. Por ello, la sustentabilidad hídrica estatal beneficia a las urbes en detrimento de las zonas rurales.

 

La ZMVM es un caso paradigmático de la tendencia hídrica en la historia de la humanidad. Desde siempre, la ZMVM ha sido depositaria de precipitaciones, filtraciones y descargas de ríos y lagunas. Podría asegurarse que desde la fundación del Valle de México había una evidente sobrecarga. Al pasar los siglos y las culturas la cuenca se ha ido vaciando. Se estima que la tendencia de extracción actual alcanzaría para unas dos o tres décadas hasta comprometer su estructura. La complejidad geográfica no es menor a la complejidad sociopolítica. El Valle de México, administrado por tres entidades con sus respectivos congresos, incluye una política hídrica metropolitana que estaría definida por representantes de diferentes localidades con diferentes necesidades, expectativas y capacidades de consumo. No obstante, el Sistema Político Mexicano (SPM) se caracteriza por homogeneizar las demandas de la gente y las ofertas correspondientes. A partir de este rasgo político estructural, una política hídrica de sistema de precios es en realidad un sistema de concesiones, subsidios y condonaciones. Se trata de una política pública que no necesita ser legislada para ser implementada. En tiempos electorales, la eficacia del sistema político utiliza al servicio de agua potable como su instrumento de promoción, definición y elección de candidatos y representantes. De tal manera, la sustentabilidad hídrica metropolitana es discrecional, proselitista y clientelar. Consecuentemente, a nivel delegacional, la corrupción, el nepotismo y el clientelismo son sus componentes principales.

 

Una consecuencia de la complejidad del Valle de México son sus demarcaciones delegacionales y municipales. La diversidad de factores que influyen en la sustentabilidad hídrica metropolitana también incide en la sustentabilidad hídrica a nivel delegacional. Sin embargo, las delegaciones se agrupan en dos grupos: incluyentes y excluyentes. Las primeras presentan una densidad poblacional baja y altos ingresos que permitirían solventar un incremento exponencial de las tarifas. Las segundas presentan hacinamiento, desempleo o subempleo con ingresos insuficientes para costear una variación mínima del precio unitario del agua. En el caso de la delegación Iztapalapa, habría que añadir la altitud y la corrupción en la que viven los barrios con mayor desabasto e insalubridad. Se trata de una delegación en la que convergen diversos factores, y acerca a una crisis hídrica a sus pobladores. Tal situación propicia el surgimiento del emplazamiento o intenciones-acciones de inconformidad, protesta, confrontación o boicot encaminados a obtener una mayor cantidad de agua. Es así como la sustentabilidad hídrica en Iztapalapa requeriría de tarifas ajustadas a los usos y costumbres de sus pobladores que combaten la corrupción pero al mismo tiempo aceptan el clientelismo. En este sentido, los estilos de vida familiares-residenciales complementan sus movilizaciones colectivas.

 

En el ámbito residencial, el desabasto de agua es la tendencia principal que llevaría a las familias al acaparamiento, la dosificación y la seudorreparación de fugas. En efecto, un sistema de tarifas ajustado a las estrategias de austeridad implicaría umbrales de consumo determinados por el número de residentes, sus actividades económicas y tipos de esparcimiento. En el nivel de los grupos familiares-residenciales la sustentabilidad hídrica significa un pago subvencionado a quienes ahorran agua y un precio exponencial a quienes la derrochan o acaparan. Las habilidades de consumo y seudorreparación de fugas implicarían una subvención menor que se ajustaría a un precio estándar considerando la tendencia a futuro.

 

Finalmente, las tendencias hídricas expuestas proyectan escenarios futuros en los que la densidad urbana es un problema global, nacional y local que afecta la sustentabilidad hídrica. Es decir, la disponibilidad per cápita esperada para los próximos años es una consecuencia de las políticas públicas que buscan frenar la tendencia hídrica más que hacerla sustentable. En ese sentido, es predecible la desaparición de sistemas estándares, subsidiados, situacionales, intervalares o umbrales de tarifas. En su lugar, un nuevo sistema de precios deberá implementarse para subsanar las fallas estructurales. Se trata de un sistema de tarifas determinado por las contingencias hídricas globales hasta locales.

 

En torno a las problemáticas ambientales las ciencias sociales plantean los siguientes enfoques:

 

Estudios Regionales-Comunitarios. Las problemáticas hídricas, relacionadas con la solidaridad en tiempos de escasez y con la festividad en tiempos de abundancia, son sentidas como elementos de la comunidad. La autogestión de la comunidad es la manifestación principal ante el desequilibrio hídrico global con efectos de escasez locales. Es decir, los lagos, ríos, lagunas, acuíferos o glaciares que históricamente pertenecen a las comunidades étnicas, al ser sobreexplotados por las urbes propician las movilizaciones de defensa del patrimonio comunitario por su preservación. En tal sentido, el Desarrollo Sustentable es equiparable a la autogestión de las comunidades por su derecho histórico del agua como su patrimonio de subsistencia.

 

Estudios Jurídicos. La principal problemática es la defensa de los derechos al acceso y consumo de agua. Es decir, los acuíferos, lagos y ríos que pertenecieron a los grupos étnicos fueron expropiados por sus gobiernos y redistribuidos a zonas de desarrollo económico industrial o agropecuario. De nuevo, el Desarrollo Sustentable es la solución a la problemática del reconocimiento jurídico de los pueblos a su autodeterminación. El Desarrollo Sustentable es concebido como un documento, tratado o acuerdo en el que se plasman las leyes o principios de la autonomía relativa de los pueblos, grupos o asentamientos humanos. Las instituciones tales como las secretarías de medio ambiente o las comisiones de derechos humanos, fungen como celosos vigías de los acuerdos que han firmado los estados para controlar sus abusos sobre las comunidades y los recursos que les corresponden.

 

Estudios Económicos-Sociales. Se estudian las problemáticas hídricas en relación a los índices de desarrollo humano. El desarrollo humano ideal está relacionado con la optimización de los recursos hídricos. En contraste, el desarrollo humano paupérrimo está vinculado con la escasez, corrupción, fugas y dispendio. Desde las ciencias económicas se plantea el dilema de la capitalización de los recursos naturales versus su conservación. Ante tal dilema, se propone el Desarrollo Sustentable en lugar del crecimiento económico y la preservación del entorno. Los planteamientos económicos hídricos establecen mecanismos de ahorro de agua a partir de sistemas tarifarios. El precio del servicio de agua potable se establece mediante las tasas de minimización o maximización de las relaciones entre los servicios, sus costos y sus beneficios en situaciones de intercambio. En este sentido, un incremento en los precios unitarios de agua incide en la reducción del consumo y la equidad distributiva. Precisamente, en las ZUP se establecen subsidios mientras que en la ZUC incentivos para la optimización y tratamiento y reutilización del agua. Los organismos económicos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, miden el desarrollo sustentable a partir de índices especializados en establecer la relación causal entre el ingreso per cápita y la salud, trabajo, educación, alimentación, calidad de vida o bienestar subjetivo.

 

Estudios Políticos-Sociales. El impacto de la escasez de los recursos hídricos sobre las zonas centrales y periféricas de las decisiones de inversión pública, es la problemática que enmarca el estudio de los conflictos entre la ciudadanía y sus autoridades. Son dos las problemáticas hídricas: la equidad y el financiamiento del servicio. Ante las demandas de la ciudadanía, los gobernantes ofrecen una mayor cobertura sobreexplotando los acuíferos y filtrando las aguas residuales. Se trata de una política pública orientada por una planificación sustentable; integral, eficiente, equitativa e incluyente. Las demandas por el recurso hídrico se manifiestan en plantones, mítines, marchas, propaganda y confrontaciones con la policía. Las movilizaciones ciudadanas son analizadas como “clientelas”, un mecanismo de control político electoral de los partidos sobre los grupos excluidos. Ante tales problemáticas, se estudian las soluciones que giran en torno a una reforma electoral en la que los gobernantes ofrecen una mayor transparencia en el manejo de los recursos a cambio de una mayor participación ciudadana en las elecciones y la rendición de cuentas. En este sentido, se estudia al poder legislativo y sus iniciativas que permitan la participación directa de las mayorías y sobre todo las minorías, principales víctimas del crecimiento económico a costa de la sobreexplotación y escasez de recursos, en las decisiones de inversión y financiamiento para el desarrollo personal y grupal. El Desarrollo Sustentable, es el producto de debates entre la ciudadanía y el Estado, se trata de un acuerdo en el que ambas figuras políticas convienen la explotación racional, planificada y moderada de los recursos hídricos.

 

Estudios Sociológicos. Las problemáticas hídricas se enfocan en la incertidumbre ambiental. Se considera al medio ambiente como un conjunto de variables inconmensurables, impredecibles e incontrolables que exhibe a la humanidad y a sus sociedades como parte del proceso de evolución y transformación de la naturaleza. Es decir, la naturaleza ha pasado por diferentes estadios evolutivos y el cambio climático que hoy en día se vive y sufre, es solo una etapa más del desarrollo de la Tierra. En dicha etapa los humanos se extinguirán salvo que sus sistemas puedan retardar los efectos del cambio climático o adaptar a sus descendientes a la contingencia ambiental. Las ciencias sociológicas plantean sociedades del riesgo en las que los avances tecnológicos tales como las centrales nucleoeléctricas, el transporte aéreo o la infraestructura hídrica en cualquier momento pueden colapsarse y con ello comprometer el crecimiento de las generaciones actuales y futuras. El Desarrollo Sustentable es un contexto de certidumbre en tiempos de riesgo, un contexto de seguridad en tiempos de incertidumbre, un contexto de confianza en tiempos de negligencia y corrupción.

 

Estudios Psicológicos. Las problemáticas hídricas consisten en el impacto de la disponibilidad del agua sobre las percepciones, emociones, actitudes, motivos, intenciones, habilidades, competencias y comportamientos. La escasez, desabasto, acaparamiento o insalubridad tienen un efecto directo sobre el ahorro de agua. Dicho efecto también es mediado por las variables cognitivas. Los psicólogos llevan a cabo la confiabilidad y la validez de los instrumentos que miden dichas variables para relacionarlas con otras variables situacionales, demográficas, educativas o geoespaciales. El Desarrollo Sustentable, consiste en la adopción de estilos cognitivos y de comportamiento anti o proambientales.

 

Las políticas públicas determinan las sustentabilidades hídricas globales, continentales, nacionales, estatales, metropolitanas, delegacionales, residenciales y prospectivas. Las políticas públicas tratan de organizar los factores determinantes de la disponibilidad hídrica a partir de parámetros tarifarios para el financiamiento de la sustentabilidad hídrica. Un incremento en el precio unitario del servicio de agua impacta directa, positiva y significativamente en su optimización y ahorro.

 

Las situaciones ambientales han sido planteadas desde los ámbitos demográficos (densidad poblacional austera), históricos (normas y valores de ahorro o dispendio), económicos (competencias por los recursos hidrológicos escasos), políticos (representatividad de las demandas ciudadanas), estructurales (capitales de dispendio), culturales (creencias de la disponibilidad), cognitivos (conciencia ambiental), mediáticos (opinión mediatizada) y comunitarios (identidad y apropiación espacial).

 

El ámbito demográfico. Enmarca la densidad poblacional (número de consumidores o demandantes de agua en una casa habitación) determinada por la disponibilidad del agua (cantidad de litros almacenados para las necesidades domésticas, higiénicas y de consumo). En efecto, se considera que en la relación naturaleza-humanidad, el agua es el principal recurso intermediario porque a partir de ella se desarrolló la agricultura que permitiría establecer los ciclos de producción en función de la temporada de precipitaciones. La programación de la siembra y la cosecha permitió el desarrollo de los pueblos. Sin embargo, debido a que la población en México tiende a concentrarse en zonas con una baja disponibilidad del recurso, es necesario complementar este ámbito demográfico con el ámbito histórico que nos permita responder a esa paradoja.

 

El ámbito histórico. Enmarca la difusión de valores y normas con respecto a la disponibilidad hidrológica. Se considera que en la relación naturaleza-humanidad se han desarrollado valores biosféricos (mistificación, exploración y cuidado del entorno) y valores capitalistas (desmistificación, explotación y destrucción del entorno) que orientan normas al interior de un grupo, después se amplifican a una comunidad, se extienden a una región y, finalmente, se expanden a escala mundial a través de comportamientos deliberados e irracionales, planificados y heurísticos, sistemáticos e improvisados. A partir de tales procesos, la humanidad compite por los recursos y al mismo instante se solidariza para redistribuir dichos recursos. En el caso del agua, la humanidad la ha preservado con hábitos de dosificación, ahorro y reutilización que, sistemática e improvisadamente, agotan al recurso comprometiendo su uso en el futuro. El ámbito histórico enmarca los procesos valorativos en torno al recurso hidrológico, tiene su complemento en el ámbito económico que enmarca la competencia por el abasto regular y salubre del agua.

 

El ámbito económico. Enmarca la relación naturaleza-humanidad como procesos asimétricos en los que la humanidad compite por los recursos hasta comprometer su renovación, provocar su extinción u obligar a su transformación. En el caso de los recursos hidrológicos, la humanidad no solo los ha sobreexplotado, sino además los ha sobreutilizado. Por ejemplo, los ríos más importantes para los ecosistemas (Amazonas, Plata, Ganges, Yangtsé, Nilo, Mississipi) han sido utilizados como generadores de energía al instalarse hidroeléctricas en sus afluentes con el propósito de garantizar el abasto energético a las ciudades. Ante tales escenarios, ha predominado el enfoque neoclásico que considera a los recursos naturales como bienes externos a las esferas públicas y privadas, justificando con ello, su sobreexplotación por parte del capital privado. Sin embargo, el enfoque de la economía ecológica busca contrarrestar este planteamiento al considerar que los recursos son bienes prospectivos cuya explotación irresponsable en el presente compromete su disponibilidad en el futuro afectando a las generaciones subsecuentes. Este planteamiento de la economía ecológica se complementa con el ámbito político porque implica al Estado como el principal actor que atenderá las demandas hidrológicas de la ciudadanía y gestionará la inversión o promoverá la educación de dicha ciudadanía en función de la disponibilidad hidrológica.

 

El ámbito político. Enmarca la relación naturaleza-humanidad, se encuentra el Estado como regulador de dicha relación. En tal sentido, el Estado no solo es un ente que recibe solicitudes de abastecimiento de agua, orienta la inversión pública y redistribuye los recursos hidrológicos, sino también es un escenario de debate de demandas y gestiones. En dicho escenario, la relación naturaleza-humanidad ha sido sustituida por tres relaciones:

 

Infraestructura-contribuyentes. El Estado argumenta que en la solución a las situaciones de escasez, abasto irregular e insalubridad del agua, es imprescindible la inversión pública. El Estado gestiona los préstamos en organismos internacionales financieros para construir la infraestructura orientada a la distribución, medición, cobro y multas por los servicios de agua potable, drenaje y alcantarillado.

 

Agua-ciudadanía. El Estado promueve el cuidado del agua en escuelas de nivel básico, medios de comunicación, vías de transporte y espacios públicos con la intención de concientizar a la ciudadanía en torno al pago de sus impuestos, no en función de la disponibilidad hidrológica sino en función de la disponibilidad de los recursos públicos.

 

Epidemia-comunidad. El Estado diseña, legisla e implementa programas de asistencia sanitaria a las comunidades excluidas del agua salubre o en las zonas vulnerables donde se desatan epidemias gastrointestinales. A través de trabajadores sociales y estadísticas de centros de salud, recopila información sobre la salud de las comunidades y el servicio de agua potable.

 

Las tres relaciones suponen un Estado benefactor que trata de regular la relación naturaleza-humanidad a partir de la administración de recursos, humanos, financieros e hidrológicos. Precisamente, el ámbito estructural se enfocará en estos recursos conceptualizándolos como capitales; humanos, financieros y naturales. 

 

El ámbito estructural. Enmarca a los individuos que al interactuar construyen sistemas sociales a partir de sus recursos económicos y educativos. De este modo, las personas se encuentran ubicadas en posiciones sociales desde las cuales sistematizan o improvisan comportamientos, que las identifican como un grupo homogéneo. Las investigaciones desde este ámbito han encontrado que los hombres, profesionistas y con ingresos altos son más proclives a reconocer y cuidar el medio ambiente, así como a financiar movimientos ecologistas. Este prototipo de ser humano se ha identificado como ambientalista. Sin embargo, los indicadores del ambientalismo no son suficientes para explicar el significado del Desarrollo Sostenible. Por ello, el ámbito cultural ha desarrollado una explicación más atingente.

 

El ámbito cultural. Enmarca a los ambientalistas que en culturas anglosajonas más que en culturas latinas, tienen visiones del mundo postmaterialistas (cuestionamiento al progreso económico) y ecocéntricos (preservación ambiental más que crecimiento económico). En contraste, existen personas con bajos ingresos, concentradas en la periferia de las urbes, con niveles educativos bajos, quienes tienen visiones del mundo materialistas (crecimiento económico) y antropocéntricas (se considera que la naturaleza debe satisfacer solo las necesidades humanas). Debido a que el Desarrollo Sostenible sugiere garantizar los derechos y capacidades de las futuras generaciones para desarrollarse, el ámbito cultural explica el origen de la controversia entre quienes están a favor y en contra de la sostenibilidad. Sin embargo, en la humanidad, la ciudadanía e incluso en las comunidades, existen procesos deliberados, planificados y sistemáticos a partir de los cuales los individuos subyacen e incluso sustituyen a los grupos. Se trata de un proceso que el ámbito cognitivo ha enmarcado fehacientemente.

 

El ámbito cognitivo. Enmarca la función mediadora de las percepciones, actitudes, motivos, conocimientos e intenciones. Esto implica que la escasez de recursos naturales afecta indirecta, positiva y significativamente al comportamiento humano, más aún, dicho efecto está mediado por factores cognitivos que al interactuar configuran procesos planificados. El ámbito cognitivo ha demostrado que los motivos, la percepción de control y de riesgos, los conocimientos, las actitudes y la intención han sido variables mediadoras o transmisoras de los efectos de una situación de escasez sobre el comportamiento humano. Sin embargo, el comportamiento ecológico ha sido contradictorio al existir una baja correlación entre el reciclaje y la reutilización en culturas latinas. En consecuencia, se ha planteado al Desarrollo Sostenible como la solución a la problemática. En esencia, este planteamiento sugiere un comportamiento que beneficie tanto a las generaciones presentes como a las futuras, a través de acciones tales como el control de fugas y el ahorro de agua. El ámbito cognitivo, solo enmarca el impacto de la escasez de recursos naturales sobre el comportamiento humano planificado. Es en el ámbito mediático el que se enmarca el impacto de la situación del agua a través de la difusión masiva de la situación hidrológica.

 

El ámbito mediático. Enmarca la apropiación de mensajes en torno a la situación ambiental y las acciones gubernamentales. Los medios de comunicación al difundir la situación hidrológica y las acciones gubernamentales en torno a la problemática, propician un efecto directo y significativo en las decisiones y acciones ciudadanas. La opinión pública, al ser influida por la información mediatizada, construye decisiones que la llevan a participar a favor o en contra de las políticas públicas hidrológicas. Las acciones gubernamentales tienden a responder más a las demandas de los medios que a las demandas ciudadanas. De este modo, las manifestaciones, bloqueos y confrontaciones con la autoridad son explicados a partir del estudio de los barrios considerados como comunidades.

 

El ámbito comunitario. Enmarca la construcción social del sentido de pertenencia hacia un barrio y el apropiamiento de los espacios tales como: las calles, los parques, las plazas y las escuelas a partir de la memoria colectiva (construcción de imágenes y discursos en torno a un proceso o entidad). La realidad, cualquiera que ésta sea, implica a los sistemas identitarios locales y los sistemas económicos globales mutuamente incluyentes pero también mutuamente excluyentes. Principalmente, cuando los productores y los consumidores demandan nuevas relaciones a partir de los recursos sobreexplotados, la producción innovadora, el crédito diversificado, el consumo inusitado y la ecología deteriorada. Por lo tanto, el ámbito comunitario enmarca el impacto del dispendio hidrológico de las zonas económicas opulentas sobre las necesidades de abasto de las zonas económicas excluidas. Plantea el cambio social a partir del conflicto entre la estructura económico política y las minorías demandantes.

 

Los ocho ámbitos enmarcan situaciones derivadas por la distribución excluyente de recursos hidrológicos y sociales sean económicos, políticos o psicológicos. La exploración de las situaciones es enfocada en la distribución preliminar de los recursos. La descripción de las situaciones es delimitada a los indicadores de abundancia o escasez de los recursos. La explicación es concentrada en las causas y efectos de la distribución de los recursos. Finalmente, la comprensión es construida a partir de los símbolos, los significados y los sentidos que se vinculan con los recursos. Se recuperan las unidades de análisis, los métodos de estudio y las técnicas de investigación de las ocho aproximaciones. Sin embargo, los ámbitos solo enmarcan la problemática de distribución de los recursos en alguno de los elementos del sistema. Son las teorías las que articulan las categorías de cada elemento sistémico.

 

 


 

CONCLUSIÓN

 

Las dimensiones implicadas con la hipermetropía derivan de la relación naturaleza-cultura, recursos-Estado-contribuyentes, productos-mercado-consumidores, spots-medios-espectadores y situaciones-participaciones. Se han expuesto dimensiones para explicar las situaciones ambientales a partir de sus relaciones con la cultura, la sociedad, el Estado, la comunidad, el barrio, la familia y el individuo. En este sentido, las situaciones ambientales se derivan conceptualmente de entidades desde los cuales se les puede observar, comparar, analizar y sintetizar. Cuando la humanidad consideró que el agua y ella eran parte de la naturaleza, surgieron los símbolos que la transformaron en culturas. Cuando la humanidad clasificó como recursos al agua, develó al Estado que la transformó en contribuyentes. Cuando la humanidad pensó que el agua era un producto, creó el mercado que la transformó en consumidores. Cuando la humanidad redujo a spots las situaciones ambientales, enalteció a los medios de comunicación que la transformaron en espectadores; y cuando la humanidad comprendió la diversidad de las situaciones ambientales, se autoorganizó para preservar a sus generaciones futuras.

 

Las relaciones existentes entre la disponibilidad y el consumo mediante procesos sociocognitivos sustentan la hipótesis mediática ambiental en torno a la cual, la cantidad de agua y el uso de la misma están determinadas por ideas preliminares que al ser procesadas en situaciones de abundancia o escasez inhibirán o facilitarán el dispendio o el ahorro de agua sin importar su valor, costo, precio, tarifa, cotización o cualquier otro parámetro que implique restaurar el equilibrio en la disponibilidad y el consumo.

 

Sin embargo, es necesario reconceptualizar la problemática y establecer parámetros de costo a partir de las necesidades y expectativas humanas independientemente de sus capacidades o bienes. En este sentido, las teorías sociopsicológicas proponen que la medición del consumo de agua se lleve a cabo, ya no en función de su disponibilidad actual o futura, sino en función de las creencias, percepciones, actitudes, conocimientos, valores o intenciones de uso de agua de los individuos insertos en un sistema de abastecimiento. Es decir, las teorías sociopsicológicas solo explican la sustentabilidad de un mercado formal de abastecimiento, pero al referirse a un mercado informal, las teorías encuentran barreras que les impiden explicar la solidaridad en situaciones de escasez o el acaparamiento en situaciones de abundancia.

 

Por ello, las teorías sociopsicológicas tendrán que explicar las discrepancias que inhiben el desarrollo sustentable de la humanidad en relación a la disponibilidad de agua. En tal sentido, las teorías sociopsicológicas deberán ser complementadas con otras teorías que expliquen la afectividad más que la racionalidad en torno al uso de agua, los grupos a los que el usuario pertenece, los sistemas de cotización en los que el usuario está adscrito o los procesos de gobernanza en los que el ciudadano participe.

 

 


 

AGRADECIMIENTOS

 

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por el financiamiento de la línea de investigación: “Gobernanza de la Seguridad Pública y Comunicación de Riesgos Sustentables”.

 

 


 

POTENCIAL CONFLICTO DE INTERESES

 

Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés por el orden o contenido del artículo.

 

 


 

FUENTES DE FINANCIACIÓN

 

Becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para estudios de doctorado,

 

ANEXO

 

 

 


 

 

REFERENCIAS

 

·         Amérigo, M., Aragonés, J., Sevillano, V. y Cortés, B. (2005). La estructura de las creencias sobre la problemática ambiental. Psicothema, 17(2), 257-262.

 

·         Basar, U. (2011). Environmental psychology, urban planning and economics: intersection crossroad & tangents. Asian Conference Psychology and the Behavior Sciences. Osaka, Japan.

 

·         Comisión Nacional del Agua. (2008). Estadísticas del Agua en México. México: Conagua.

 

·         Comisión Nacional del Agua. (2012). Bancos de agua en México. México: Conagua.

 

·         Corral, V., Bonnes, M., Tapia, C., Fraijo, B., Frías, M. y Carrus, G. (2009). Correlates of pro-sustainable orientation the affinity towards diversity. Journal of Environmental Psychology, 29, 34-43.

 

·         Corral, V., Fraijo, B. y Pinheiro, J. (2006). Sustainable behavior and time perspective: present, past, and future orientation and their relationships with water conservation behavior. Revista Interamericana de Psicología, 40(2), 139-147.

 

·         Corral, V., Fraijo, B. y Tapia, C. (2008). Un registro observacional del consumo individual de agua; aplicaciones a la investigación de la conducta sustentable. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 34(1), 79-96.

 

·         Frías, M., Rodríguez, A. y Corral, V. (2009). Análisis de factores que influyen en el desarrollo de normas ambientales y en la conducta anti-ecológica. Revista Interamericana de Psicología, 43(2), 309-322.

 

·         García, C. y Bustos, J. (2013). Los estudios psicológicos de la sustentabilidad hídrica. Aplicaciones al sistema tarifario de consumo. Revista de Ciencias Sociales, 139(1), 65-90.

 

·         García, R., Real, J. y Romay, J. (2005). Temporal and spatial dimensions in the perception of environmental problems: an investigation of the concept of environmental hyperopia. International Journal of Psychology, 40, 5-10.

 

·         García, R., Stea, D., Real, J., Coreno, V. y Elguea, S. (2013). Psychology, participation and environmental policy marking. En García, R. (Coord.), Readings of the Prestige disaster. Contribution from the social sciences (pp. 132-147). Coruña: University of the Coruña.

 

·         Gilford, R. (2009). Temporal pessimism and spatial optimism in environmental assessment. Journal of Environmental Psychology, 29, 1-12.

 

·         Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. (2010). Mujeres y hombres en México. México: Inegi.

 

·         Larson, K., White, D., Gober, P., Harlan, S. y Wutih, A. (2009). Divergent perspectives on water resource sustainability in a public policy science context. Environmental Science & Policy, 12, 1012-1023.

 

·         Lucio, H. y Pinheiro, J. (2013). Dimensões ecológicas do aquecimento global conforme a visão adolescentes brasileiros. Estudos de Psicologia, 18(2), 173-182.

 

·         Milfont, T., Sibley, C. y Duckitt, J. (2010). Testing the moderating role of the components of norm activation on the relationship between values and environmental behavior. Journal of Cross Cultural Psychology, 4(1), 124-131.

 

·         Moser, G. y Uzzell, D. (2004). Psychology and the challenge of global environmental change. International Human Dimensions Programme on Global Environmental Change, 4, 1-4.

 

·         Pol, E. y Castrechini, A. (2013). ¿Disrupción en la educación para la sostenibilidad? Revista Latinoamericana de Psicología, 45(3), 335-349.

 

·         Rathzel, N. y Uzzell, D. (2012). Mending the beach between labour and nature: environmental engagements of trade unions and the North-South divide. Interface, 4(2), 81-100.

 

·         Real, J. y García, R. (2001). Dimensiones de la preocupación ambiental: una aproximación a la hipermetropía ambiental. Estudios de Psicología, 22(1), 87-96.

 

·         Tronu, G. (2011). General environmental attitudes and beliefs: the spatial bias and the NHIP scale. Tesi di Dottorato. Universita di Roma.

 

·         United Nations Habitat. (2010). Sick water? The central role of wastewater management in sustainable. A rapid response assessment. Birkiland: Autor.

 

·         United Nations Water. (2013). Water security & the global water agenda. Ontario: United Nations University.

 

·         Uzzel, D. (2000). The psychospatial dimension of global environmental problem. Journal of Environmental Psychology, 20, 307-318.

 

·         Uzzel, D. (2004). From local to global. A case of environmental hyperopia. International Human Dimensions Programme on Global Environmental Change, 4, 6-9.

 

·         Uzzell, D., Rice, H., Ballantine, H. y Podlucka, D. (1994). Environmental hyperopia. 13th IAPS Conference, University of Manchester, 13-15 July.

 

·         Vervoort, J., Hoogstra, M., Kok, K., Van Lammeren, R., Bregt, A. y Janssen, R. (2014). Visualizing stakeholder perspectives for reflection and dialogue on scale dynamics in social ecological systems. Human Ecology Review, 20(2), 157-181. 

 

 


 

 

1.  Estudios de Doctorado en Psicología Social y Ambiental. Profesor de asignatura, Universidad Autónoma del Estado de México, Unidad Académica Profesional Huehuetoca. Huehuetoca, México. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

2.       Doctor en Administración. Profesor titular “C”, UNAM-ENTS, Distrito Federal, MéThis email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

3.       Maestro en Educación. Profesor titular “C”, UNAM-ENTS, Distrito Federal, México. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

4.       Doctor en Psicología. Profesor titular “C”, UNAM-FESZ, Distrito Federal, MéThis email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

5.       Doctor en Educación. Profesor de tiempo completo, UAEMEX-UAPH, Huehuetoca, Estado de México. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 


 

 

Para citar este artículo: García Lirios, C., Carreón Guillén, J., Hernández Valdés, J., Bustos Aguayo, J.M. y Aguilar Fuentes, J.A. (2016). Especificación de un modelo de hipermetropía sociopolítica. Revista Luna Azul, 42 , 270-292 . Recuperado de  http://200.21.104.25/lunazul/index.php?option=com_content&view=article&id=139

 

Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY   

SEGUIMIENTO EN EL TIEMPO DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL EN PROYECTOS MINEROS

 

Yiezenia Rosario Ferrer1

 

Recibido 20 de noviembre de 2014, aprobado el 19 de mayo de 2015 y actualizado el 10 de noviembre de 2015

 

DOI: 10.17151/luaz.2016.42.16

 

RESUMEN

 

Las evaluaciones de impacto ambiental surgen con el fin de minimizar los efectos que la actividad humana produce sobre el entorno y corregirlos en la medida de lo posible. Moa (Holguín, Cuba), es una ciudad industrial en la cual la actividad minera ha causado grave daños sobre el entorno, por lo que existe en la actualidad una degradación ambiental importante en el área. Por lo que se hace necesaria la realización de estudios ambientales económicamente sustentables, que propicien una adecuada planificación ambiental del territorio. El presente trabajo tiene como objetivo presentar una metodología para la evaluación de impacto ambiental de proyectos mineros. Para ello, fue realizado un estudio de los métodos y procedimientos más frecuentemente utilizados para evaluar los impactos ambientales de la minería, lo que permitió detectar las deficiencias que tienen lugar en el desarrollo del proceso. Asimismo, fue evaluada la posibilidad de incluir la utilización de técnicas difusas. Como resultado, se describe una metodología de evaluación de impacto ambiental para proyectos mineros utilizando técnicas difusas, que permite realizar el seguimiento en el tiempo del impacto ambiental. Esta metodología permite además: identificar las variaciones que se produzcan en el entorno del emplazamiento del proyecto, conocer el estado del medio ambiente en momentos dados de la ejecución del proyecto, comprobar la efectividad de las medidas correctoras aplicadas, y de esa manera valorar la necesidad de incluir cambios al proyecto.

 

PALABRAS CLAVE

 

Desarrollo sustentable de la minería, evaluación de impacto ambiental, proyectos mineros, técnicas difusas en la evaluación de impacto ambiental.

 

MONITORING THE IMPACT OF ENVIRONMENTAL ASSESSMENT IN MINING PROJECTS

 

ABSTRACT

 

Environmental impact assessment pretends to minimize the effects that human activity causes on the environment, and correct them as much as possible. Moa (Holguín, Cuba) is an industrial city where mining activity has caused serious damage to the environment, reason why there is a great environmental degradation in the area at present. Thus, it is necessary to carry out economically sustainable environmental studies which promote proper environmental planning. 

This article aims to propose an environmental methodology for impact assessment for mining projects. To achieve this goal, a study of the most used methods and procedures to evaluate environmental mining impact was made, which allowed the identification of gaps occurring in the implementation process. Likewise, the possibility to include the use of fuzzy techniques was assessed. As a result, a methodology for environmental impact assessment for mining projects using fuzzy techniques, which allows tracking the environmental impact in time, is described. This methodology also allows: identifying the changes that occur in the surroundings of the project site: knowing the state of the environment at given moments of project implementation; testing the effectiveness of the corrective measures, and thus assessing the need to include changes to the project. 

 

KEY WORDS: Sustainable development of mining, environmental impact assessment, mining projects, fuzzy techniques in environmental impact assessment.


 

INTRODUCCIÓN

 

Las evaluaciones de impacto ambiental surgen para minimizar los efectos que la actividad humana produce sobre el entorno, tanto natural como humano, y corregirlos en la medida de lo posible. Este proceso es realizado previo a la ejecución de muchas actividades consideradas potencialmente agresivas. Para ello, se realiza un estudio del impacto que dichas actividades producirían sobre el Medio Ambiente, teniendo como objetivo último, mantener un equilibrio entre la necesaria conservación del entorno natural y el también necesario desarrollo de la ciencia, la tecnología, la economía, la industria y la sociedad.

 

Se dice que hay impacto ambiental cuando una acción o actividad produce una alteración, favorable o desfavorable, en el medio o en algunos de sus componentes. Esta acción puede ser de un proyecto de ingeniería, un programa, un plan, una ley o disposición administrativa con implicaciones ambientales. Estas evaluaciones permiten establecer si un proyecto determinado es incompatible o no con el medio natural; y por tanto se resuelve si debe ejecutarse o no, así como en caso de ser aceptado, las condiciones que deben seguirse en su ejecución.

 

La dimensión ambiental para estas evaluaciones debe ser analizada en un sentido amplio, tanto en sus aspectos naturales como de contaminación, de valor paisajístico, de alteración de costumbres humanas y de efectos sobre la salud de las personas. Las evaluaciones de impacto ambiental constituyen instrumentos preventivos de gestión ambiental, que permiten que las políticas ambientales puedan ser cumplidas, y se incorporen tempranamente al proceso de desarrollo y toma de decisiones.

 

La minería es la actividad económica fundamental de Moa (Holguín), ciudad industrial situada en la costa nororiental de Cuba. La actividad minera incluye entre sus fases la investigación geológica, la explotación de los yacimientos y el procesamiento de los minerales, lo que causa grave daños sobre el entorno. En la zona existen varias industrias que vierten sus residuos sólidos, líquidos o gaseosos al medio ambiente, pero las de mayor incidencia son las plantas procesadoras de níquel.

 

Al iniciarse las actividades mineras en la región, la protección medio ambiental no constituía un elemento de máxima prioridad para la minería. Esto unido a problemas tecnológicos de diseño, originaron en toda el área de influencia de la industria, afectaciones ambientales severas relacionadas con la deforestación, la erosión, el transporte y deposición de sedimentos de las áreas minadas hacia los ríos y el entorno costero, el vertimiento de efluentes líquidos crudos a los ríos y directamente al mar; la deposición de los residuales sólidos (colas); así como las emisiones a la atmósfera de partículas de polvo y gases (Hernández, 2000).

 

En la actualidad existe una degradación ambiental significativa en el territorio, siendo necesaria la realización de estudios ambientales que propicien una adecuada y económicamente sustentable planificación ambiental.

 

En este artículo se describe una metodología para la evaluación de impacto ambiental para proyectos mineros utilizando técnicas difusas, la cual permite realizar el seguimiento en el tiempo del impacto ambiental. Esta metodología tiene la finalidad expresa de conocer el estado del Medio Ambiente en momentos futuros, comprobar la efectividad de las medidas correctoras y valorar la necesidad de realizar cambios al proyecto, en determinados momentos prefijados del desarrollo de la actividad.

 

En las secciones subsiguientes se presentan los elementos generales de la evaluación de impacto ambiental, los conjuntos difusos y la metodología para el seguimiento en el tiempo del impacto ambiental para proyectos mineros. Finalmente, se presentan las conclusiones y se relacionan las referencias bibliográficas utilizadas.

 

 


 

MATERIALES Y MÉTODOS

 

Evaluación de impacto ambiental

 

La evaluación de impacto ambiental (EIA) es un instrumento de política ambiental adoptado actualmente en numerosos países y gobiernos locales. Se reconoce en tratados internacionales como un mecanismo muy eficaz de prevención de los daños ambientales y de promoción del desarrollo sustentable. El principio de actuar de forma preventiva en el campo ambiental modificó los procesos de toma de decisiones, tanto públicos como privados.

 

Conesa (1997) plantea que la EIA es un proceso jurídico-administrativo que tiene por objetivo la identificación, predicción e interpretación de los impactos ambientales que un proyecto o actividad produciría en caso de ser ejecutado, así como la prevención, corrección y valoración de los mismos, todo ello con el fin de ser aceptado, modificado o rechazado por parte de las distintas administraciones públicas competentes.

 

Las evaluaciones de impacto ambiental pretenden establecer un equilibrio entre el desarrollo de la actividad humana y el Medio Ambiente, sin llegar a ser una figura negativa ni un freno al desarrollo, sino un instrumento operativo para impedir la sobreexplotación del medio natural.

 

La EIA es uno de los instrumentos preventivos de gestión ambiental que permite que las políticas ambientales puedan ser cumplidas y, más aún, que se incorporen tempranamente en el proceso de desarrollo y de toma de decisiones. Por ende, evalúa y corrige las acciones humanas y evita, mitiga o compensa sus eventuales impactos ambientales negativos.

 

La Declaración de Río, resultante de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992, en su principio 17 establece que la EIA, como un instrumento nacional, debe ser llevada a cabo para actividades propuestas que tengan probabilidad de causar un impacto adverso significativo en el ambiente y sujetas a una decisión de la autoridad nacional competente (ONU, 1992).

 

Existe un grupo de criterios ambientales que sustentan las evaluaciones de impacto ambiental y que deben ser revisados en su realización, tales como si el proyecto implica riesgos para la salud de la población, alteración significativa de los recursos naturales, reasentamiento de comunidades o alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de grupos poblacionales, la afectación de recursos y áreas protegidas, entre otros.

 

El proceso de EIA recorre 12 grandes fases (Conesa, 1997) que sucintamente se exponen a continuación:

 

1) Análisis del proyecto y sus alternativas: con el objetivo de conocer el proyecto a profundidad, se estudian sus objetivos, su alcance y duración, así como los detalles que puedan resultar de utilidad para identificarlo.

2) Definición del entorno del proyecto: se delimita espacialmente la porción del medio ambiente afectada por el proyecto. Esto se hace para cada factor por separado, pues es difícil para el conjunto de los factores ambientales.

3) Previsiones de los efectos: se realiza una primera aproximación a los efectos del proyecto sobre el medio si entrar a detallarlos.

4) Identificación de las acciones: se desglosa el proyecto para encontrar cuáles son las actividades potencialmente impactantes del proyecto.

5) Identificación de los factores ambientales: se obtiene un modelo simplificado del entorno como un conjunto de factores ambientales fácilmente analizables.

6) Identificación de los impactos: en esta etapa se identifican los posibles efectos que las acciones pueden provocar en los distintos factores ambientales; se elabora la Matriz de Importancia y se realiza la Valoración Cualitativa de los impactos.

7) Predicción de la magnitud del impacto: se obtiene una estimación numérica de cada uno de los impactos, para ello se define un indicador ambiental para cada factor en términos del cual se hace la estimación.

8) Valoración cuantitativa del impacto: este un proceso mediante el que se estima cuánto varía la Calidad Ambiental del entorno y, por tanto, cuál es el valor del impacto total producido por el proyecto; esto se hace teniendo como base los datos obtenidos en la valoración cuantitativa.

9) Definición de las medidas correctoras: estas medidas buscan disminuir el impacto del proyecto. En esta etapa se define también el Programa de Vigilancia Ambiental que deberá ejecutarse durante todas las etapas del proyecto.

10) Proceso de participación pública: es el de disponer de un mecanismo de control social sobre el proceso de EIA.

11) Emisión del informe final: se recopilan todos los análisis de las fases anteriores.

12) Declaración de impacto ambiental: se refleja la decisión de la administración pública sobre la autorización o no de ejecutar el proyecto.

 

La literatura recoge diversos métodos, metodologías y procedimientos para evaluar los impactos ambientales, ya sea para evaluar el estado del Medio Ambiente en general o para evaluar específicamente alguno de sus factores.

 

Los métodos más usados son en su mayoría los más sencillos; entre ellos se pueden citar analogías, listas de chequeo, opiniones de expertos, matrices causa-efecto, entre otros (Conesa, 1997; Canter, 1998; Gómez, 1998). Las metodologías de EIA pueden, igualmente, no tener aplicabilidad uniforme en todos los países debido a las diferencias en sus legislaturas, estándares ambientales y programas de administración ambientales.

 

Las características deseables en las metodologías que se adopten para la EIA, comprenden los siguientes aspectos (García, 2004): deben ser adecuadas para las tareas de identificación de impactos y comparación de opciones, ser lo suficientemente independientes de los puntos de vista del personal del equipo evaluador, ser económicos en términos de costos, requerimientos de datos, tiempo de aplicación, etc. Algunas metodologías están muy simplificadas y no permiten obtener datos precisos del deterioro ambiental.

 

Entre las metodologías utilizadas para la EIA de proyectos mineros se encuentran las matriciales, pues permiten hacer una evaluación ambiental integral. La más utilizada en la EIA de proyectos mineros en la región de Moa ha sido la metodología propuesta por Vicente Conesa (1997) en su guía metodológica. Sin embargo, su implementación práctica ha resultado poco viable, por lo que usualmente partes esenciales del proceso no son llevadas a cabo en detrimento de la calidad y profundidad del estudio ambiental.

 

Tras una revisión de la metodología propuesta por Conesa (1997), otros métodos tradicionales para la EIA y su aplicación a la minería, se pudo concluir que estos presentan algunas limitaciones y debilidades, aunque logran satisfacer los requerimientos generales de una EIA. Algunas debilidades detectadas se enuncian a continuación:

 

• Se utilizan indistintamente variables lingüísticas y numéricas en las fases de desarrollo del proceso.

• No se brindan procedimientos para el tratamiento de la incertidumbre presente en las predicciones que se realizan durante el transcurso de una EIA.

• No se logra la interdisciplinariedad necesaria entre los expertos ambientales.

• Se realiza EIA a proyectos que ya están en ejecución, provocando que el costo de las medidas para mitigar y corregir los impactos incremente el costo total del proyecto, por lo que en algunos casos estas no son implementadas.

• No se tiene en cuenta la variabilidad de los impactos ambientales a lo largo del ciclo de vida del proyecto, teniendo en cuenta que los proyectos mineros duran gran cantidad de años y es necesario realizar controles periódicos del estado del Medio Ambiente.

 

Como paso inicial para la solución de las deficiencias que presenta la metodología de EIA y su aplicación al caso específico de la minería en Moa, se propone una metodología basada en técnicas difusas que permite evaluar la evolución de los impactos ambientales durante la ejecución de los proyectos.

 

Breve acercamiento a las técnicas difusas

 

En el estudio de la EIA aparece un grupo de problemas relativos a la vaguedad, la imprecisión y la subjetividad, los cuales generan una incertidumbre notable. En este caso, se manipula información que describe semánticamente de forma vaga los posibles estados del fenómeno. La información incompleta e imprecisa es una característica fundamental de los sistemas complejos (Klir y Yuan, 1995) como es el caso de los sistemas ambientales. Permitir la inclusión de la información subjetiva ofrece una perspectiva más cercana a la verdadera percepción social de los impactos ambientales que se evalúan.

 

Con el término técnicas difusas se hace referencia a las estrategias de representación del conocimiento y análisis de la información basadas en la teoría de conjuntos difusos propuesta por Zadeh (1965). Esta teoría fue introducida con el fin de representar matemáticamente la imprecisión intrínseca en ciertas categorías de objetos. Los conjuntos difusos son una generalización de los conjuntos clásicos, pues flexibilizan la restricción de pertenencia o no pertenencia absoluta al conjunto y permiten la descripción de nociones vagas e imprecisas.

 

La principal diferencia entre los conjuntos clásicos y los conjuntos difusos consiste en que para los primeros los elementos solo tienen dos posibilidades, pertenecer o no pertenecer al conjunto, mientras que para los segundos se puede pertenecer en algún grado.

 

Un conjunto difuso A sobre un universo de discurso U (intervalo finito o infinito dentro del cual el conjunto difuso puede tomar un valor) es un conjunto de pares (x,uA(X)) donde uA(X)  se denomina grado de pertenencia del elemento x al conjunto difuso A [19]. El grado de pertenencia oscila entre los valores 0 y 1, cero significa que x no pertenece en absoluto al conjunto difuso A y 1 que pertenece totalmente al conjunto difuso A.

 

 

En las figuras siguientes se muestran dos ejemplos de funciones de pertenencia.

 

 

Una variable lingüística es una variable que se representa con palabras en lugar de hacerlo con números. Las variables lingüísticas admiten que sus valores sean etiquetas lingüísticas, como por ejemplo Alto, Medio, Bajo; que son términos lingüísticos definidos como conjuntos difusos sobre cierto universo de discurso. En el caso de las evaluaciones ambientales, la mayoría de las variables utilizadas en el proceso pueden representarse como variables lingüísticas.

 

Las variables lingüísticas proporcionan una transición gradual de estados, tienen capacidad para expresar y trabajar con observaciones y medidas de incertidumbre, por lo que están más cercanas a la realidad. Por ello, es factible utilizar técnicas difusas en las evaluaciones de impacto ambiental.

 

 


 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Metodología para el seguimiento en el tiempo de la EIA

 

Las metodologías tradicionales de EIA (Conesa, 1997; Canter, 1998; Gómez, 1998) reconocen el cambio de los impactos ambientales en el tiempo, pero estos son analizados de forma simplificada. Para proyectos de larga duración, cuya función fundamental se extiende en el tiempo, como la minería, las predicciones no son tan acertadas, pues se introduce un nivel más alto de incertidumbre conforme pasa el tiempo. Para este tipo de proyectos resulta interesante realizar evaluaciones periódicas que permitan predecir la evolución del entorno del emplazamiento. Muchos expertos ambientales resuelven esta carencia a través de los planes de monitoreo ambiental, sin embargo, dado que los planes de monitoreo ambiental comprenden prolongados periodos de tiempo y el aumento del costo del proyecto, son implementados solo para los factores ambientales más afectados y no se realiza un análisis global de la situación ambiental.

 

Asimismo, las técnicas difusas son una herramienta eficaz para abordar problemas donde imprecisión y vaguedad son inherentes, para tratar simultáneamente variables cualitativas y cuantitativas, así como para tratar la incertidumbre. Los conjuntos difusos han sido utilizados desde hace varios años por su capacidad de representación para la información lingüística, así como para la representación de conceptos imprecisos (Zadeh, 1965; Dubois y Prade, 1980; Klir y Yuan, 1995), por lo que se propone la utilización de las técnicas difusas para solucionar las deficiencias de la metodología tradicional (Delgado, Duarte y Requena, 2005; Rosario, 2006, 2009, 2011; Duarte, Requena y Rosario, 2007).

 

La metodología que se presenta se fundamenta en:

 

• La conceptualización y formalización del conocimiento relativo a las evaluaciones de impacto ambiental, los proyectos mineros y la EIA de este tipo de proyectos.

 

Los proyectos mineros se modelan como un conjunto de Acciones, tales como Trabajos Topográficos, Desbroce, Escombreo, entre otras, agrupadas en Etapas.

 

El Medio Ambiente se conforma por un conjunto de elementos interrelacionados, su estudio como un todo resulta muy complejo, por lo que es necesaria una modelación simplificada. Por esta razón, se divide en Sistemas Ambientales (Medio Físico y Medio Socioeconómico), estos a su vez en Subsistemas Ambientales (Medio Inerte, Medio Perceptual, Medio Sociocultural, etc.), los que finalmente se dividen en Factores Ambientales (Aire, Suelo, Agua, Paisaje, Flora y Vegetación, Población, Economía, etc.).

 

Los factores ambientales reciben los impactos ocasionados por las acciones que se desarrollan en las etapas de los proyectos mineros. Estos impactos ambientales se valoran cualitativa y cuantitativamente por medio de la importancia del impacto y la magnitud del impacto, respectivamente.

 

La magnitud del impacto está definida por el valor de los indicadores ambientales, estos son variables que permiten medir el estado del factor ambiental. Las unidades de medida de cada indicador están determinadas por el propio indicador; ejemplos de indicadores ambientales son: el porcentaje de la superficie erosionada (%), la concentración media en 24 horas de partículas sólidas en el aire (mg/m3). La importancia del impacto se obtiene a partir del grado de incidencia de la alteración producida y una caracterización del efecto utilizando variables para la valoración, tales como Intensidad, Extensión, Sinergia, entre otras.

 

Las medidas correctoras sirven para eliminar o minimizar los efectos negativos producidos por un proyecto minero, es una etapa muy importante de la evaluación de impactos. Según la magnitud y alcance de las medidas correctoras estas reducen el impacto, generalmente se consiguen con un diseño adecuado del proyecto; compensan el impacto o cambian la condición del impacto.

 

En la Figura 3 se muestra el esquema general del conocimiento formalizado.

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla

 

•             La representación de las variables involucradas en el proceso como variables lingüísticas utilizando conjuntos difusos (Tabla 1).

 

 

 

• La utilización de sistemas de computación con palabras basados en aritmética difusa (Duarte, 2000; Duarte et al., 2007) para calcular los indicadores de Importancia y Magnitud de la metodología. La Figura 5 muestra la arquitectura básica de estos sistemas, y en la Tabla 2 se muestran algunos de los indicadores que se pueden calcular con estos sistemas y sus funciones de razonamiento aproximado (fra).

 

 

 

 

 

• El establecimiento de momentos de valoración del impacto ambiental en el ciclo de vida del proyecto minero, para los cuales se realiza la predicción y evaluación del impacto ambiental y la valoración de la efectividad de las medidas correctoras.

 

Esta metodología consta de dos etapas fundamentales: Evaluación inicial del impacto ambiental y Evaluación de la evolución en el tiempo del impacto ambiental.

 

En la primera etapa se realiza la descripción del Medio Ambiente como un conjunto de factores medioambientales utilizando una estructura jerárquica, y a cada factor se le asigna una medida de su importancia relativa al entorno y los indicadores ambientales que se utilizarán para la medición de la calidad ambiental. Igualmente, se describe el proyecto minero y se definen los momentos en su ciclo de vida en que será reevaluado el impacto ambiental que provoca en el entorno. Se identifican, además, los impactos ambientales que provoca cada acción sobre cada factor medioambiental y se caracteriza su importancia por medio de un sistema de computación con palabras basado en aritmética difusa. Finalmente, se analiza globalmente el impacto ambiental del proyecto y se seleccionan las medidas correctoras que deben aplicarse, y se predice el efecto que tendrán sobre el Medio Ambiente.

 

La segunda etapa es la que permite realizar el seguimiento en el tiempo del impacto ambiental, teniendo como momentos relevantes aquellos definidos en la primera etapa. En cada uno de estos momentos se evalúa la calidad ambiental a través de la valoración y medición de los indicadores ambientales, lo que permite constatar el impacto ambiental real que está provocando el proyecto y conocer el estado del Medio Ambiente en el emplazamiento del proyecto y sus áreas circundantes. Esta evaluación permite valorar la efectividad de las medidas correctoras que se están ejecutando, así como analizar la necesidad de cambios. De igual manera, se recomienda que se realice la corrección de la predicción del impacto para momentos posteriores de la ejecución del proyecto.

 

La metodología se presenta como una tarea cíclica de predicción, evaluación y corrección o ajuste, ya sea de las predicciones realizadas o de las medidas correctoras a aplicar. En la Figura 6 se muestra un esquema de la metodología propuesta.

 

 

 

 


 

 

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

 

Los problemas medioambientales y el desarrollo sostenible se han convertido en una de las mayores preocupaciones políticas, económicas, sociales y educativas de la época contemporánea. El impacto de la actividad humana sobre los sistemas naturales, construidos, culturales y sociales, está muy relacionado con las prácticas productivas de las empresas, por tanto se precisa la aplicación de modelos y estrategias científicas para canalizar y resolver los problemas ambientales.

 

La necesidad de efectuar predicciones más precisas que permitan tomar la decisión adecuada en momentos específicos de la ejecución de los proyectos mineros y favorecer el desarrollo sustentable de la minería. Fue presentada en este trabajo una metodología difusa de evaluación de impacto ambiental para proyectos mineros, que permite realizar el seguimiento en el tiempo del impacto ambiental, analizar la variabilidad de los impactos a lo largo del ciclo de vida del proyecto, así como la efectividad de las medidas correctoras que se están aplicando.

 

Se recomienda la informatización de la metodología propuesta para facilitar su uso por los expertos ambientales.

 

 


 

REFERENCIAS

 

    • Canter, L. (1998). Manual de Impacto Ambiental, (2ª ed.). Madrid: McGraw-Hill.
    • Conesa Fernández, V. (1997). Guía Metodológica para la Evaluación de Impacto Ambiental, (2ª ed.). Madrid: Editorial Mundi-Prensa.
    • Delgado, M., Duarte, O. y Requena, I. (2005). A fuzzy methodology for the environmental impact evaluation of garbage dumps. ISFA-2005 World Congress Beijing.
    • Duarte, O. G. (2000). Técnicas Difusas en la Evaluación de Impacto Ambiental. Tesis Doctoral, Universidad de Granada.
    • Duarte, O. G., Requena, I. y Rosario, Y. (2007). Fuzzy Techniques for Environmental-Impact Assessment in the Mineral Deposit of Punta Gorda (Moa, Cuba). Environmental Technology, 28, 659-670.
    • Dubois, D. y Prade, H. (1980). Fuzzy sets and fuzzy systems: theory and application. Chestnut Hills: Academic Press Inc.
    • García Leyton, L. A. (2004). Aplicación del Análisis Multicriterio en la Evaluación de Impactos Ambientales. Tesis Doctoral, Universidad Politécnica de Catalunya.
    • Gómez Orea, D. (1998). Evaluación de Impacto Ambiental, (3ª ed. ). Madrid: Editorial Agrícola Española.
    • Hernández, T. (2000). Evaluación de Impacto Ambiental en el Yacimiento Punta Gorda. Tesis de Maestría, Instituto Superior Minero Metalúrgico.
    • Klir, G. y Yuan, B. (1995). Fuzzy Sets and Fuzzy Logic. New Jersey: Prentice Hall.
    • ONU. (1992). Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Recuperado de http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/riodeclaration.htm
    • Rosario, Y. (2006). Evaluación de Impacto Ambiental Difusa en la Minería de Moa (Cuba). Trabajo de DEA, Instituto Superior Minero Metalúrgico-Universidad de Granada.
    • Rosario, Y. (2009). Evaluación en el tiempo del impacto ambiental con técnicas difusas. Aplicación en la minería de Moa. Tesis Doctoral, Universidad de Granada.
    • Rosario, Y. (2011). Evaluación en el tiempo del impacto ambiental. Utilización de técnicas difusas y aplicación a la minería de Moa. Verlag: Editorial Académica Española. ISBN: 978-3-8454-8575-1.
    • Zadeh, L. A. (1965). Fuzzy sets. Information and control, 8, 338-353. 

 


 

1. Doctora en Informática. Departamento de Informática, Facultad de Geología y Minería, Instituto Superior Minero-Metalúrgico de Moa. Holguín, Cuba. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 


 

 

Para citar este artículo: Rosario Ferrer, Y. (2016). Seguimiento en el tiempo de la evaluación de impacto ambiental en proyectos mineros. Revista Luna Azul, 42, 256-269. Recuperado de http://200.21.104.25/lunazul/index.php?option=com_content&view=article&id=138 

 

Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY   

IMPORTANCIA DE LAS MICORRIZAS ARBUSCULARES (MA) PARA UN USO SOSTENIBLE DEL SUELO EN LA AMAZONIA COLOMBIANA

 

Lina Paola Garzón1

 

Recibido el 4 de octubre de 2014, aprobado el 19 de marzo de 2015 y actualizado el 09 de noviembre de 2015

 

DOI: 10.17151/luaz.2016.42.14

 

RESUMEN

 

La Amazonia colombiana es una fuente de diversidad que se ha visto afectada por cultivos comerciales insostenibles que afectan la actividad de la microbiota del suelo y, por ende, el crecimiento de las especies vegetales. La limitación de fósforo y nutrientes en el suelo debe ser compensada por el sistema radicular de las plantas y potenciada por la presencia de las micorrizas arbusculares que aumentan su nivel de movilización.

 

En este sentido, el conocimiento sobre las características fisicoquímicas del suelo y su relación con la presencia de micorrizas, es fundamental para generar procesos agrícolas más productivos y con menor impacto ambiental. Este artículo hace un análisis de publicaciones científicas entre 1995 y 2013 sobre la importancia de las micorrizas para un uso sostenible del suelo en la Amazonia colombiana, dando a conocer su funcionalidad en la estabilidad edáfica y su contribución para una agricultura comercial sostenible.

 

Las micorrizas se encuentran ampliamente distribuidas en el suelo amazónico y su relación sinérgica con otros microorganismos favorece la absorción de nutrientes en las plantas. Asimismo, pueden ser de gran potencial en la agricultura sostenible como fertilizantes orgánicos; aunque, se reconoce que falta investigar más acerca de las comunidades nativas de hongos formadores de micorrizas, el potencial micorrízico del suelo y sus niveles nutricionales.

 

PALABRAS CLAVE

 

Agrosistema, Amazonas, micología, recursos de suelos, sostenibilidad.

 

IMPORTANCE OF ARBUSCULAR MYCORRHIZAE FOR SUSTAINABLE LAND USE IN THE COLOMBIAN AMAZON RAINFOREST

 

ABSTRACT

 

The Colombian Amazon is a source of diversity that has been affected by unsustainable commercial crops that have a negative effect on the activity of the soil microbiota and therefore, on the growth of plants. Limited phosphorus and nutrients in the soil must be compensated by the plant root system and enhanced by arbuscular mycorrhizae to increase their level of mobilization. In this sense, the knowledge of the physicochemical characteristics of the soil and its relationship with the presence of mycorrhizae is essential to generate more productive agricultural processes with less environmental impact. This article analyzes scientific publications between 1995 and 2013 which deal with the importance of mycorrhizae for a sustainable land use in the Colombian Amazon, thus revealing its functionality on edaphic stability and its contribution to sustainable commercial agriculture. Mycorrhizae are widely distributed in the Amazonian soil and its synergic relationship with other microorganisms favors the absorption of nutrients in plants. Additionally, they can be a great potential in sustainable agriculture as organic fertilizers though, more research is needed about the native communities of mycorrhizal fungi, mycorrhizal soil potential and its nutritional levels.

 

KEY WORDS: Agrosystem, Amazon, mycology, soil resources, sustainability.

 


 

INTRODUCCIÓN

 

El Amazonas actualmente es considerado como una de las mayores reservas de biodiversidad en el mundo (Jesus et al., 2009), especialmente de especies vegetales que dependen de una gran variedad de microorganismos presentes en el suelo. Sin embargo, la presión de las actividades antropogénicas como los cultivos comerciales extensivos e insostenibles, ha llevado a una pérdida de la microbiota afectando la disposición de materia orgánica esencial para el crecimiento vegetal y, en consecuencia, ha ocasionado una alteración del equilibrio ecosistémico (Fracetto et al., 2013).

 

De igual forma, el uso de pesticidas y fertilizantes inorgánicos en agroecosistemas amazónicos ha generado problemas ambientales por la contaminación de cuerpos de agua y su posterior eutroficación (Cuenca et al., 2007). Esto ha llevado a un creciente interés por la implementación de una fertilización ecológica, basada en el uso de microorganismos beneficiosos como las micorrizas (Barrer, 2009). Sin embargo, hace falta investigar más acerca de las comunidades nativas de hongos formadores de micorrizas, el potencial micorrízico del suelo y sus niveles nutricionales, con el fin de potenciar su uso sostenible en la agricultura amazónica colombiana (Cuenca et al., 2007).

 

La microbiota realiza una serie de funciones clave para mantener la productividad, diversidad y estructura de las comunidades vegetales en el planeta (Van der Heijden et al., 2008), puesto que actúa como una proveedora de nutrientes que son absorbidos por las plantas. Entre los organismos que habitan en el suelo se pueden destacar por su función ecológica los hongos formadores de micorrizas, los cuales pueden tener una alta incidencia en la estabilidad de ecosistemas donde las condiciones edáficas son extremas (Martínez y Pugnaire, 2009).

 

En este sentido, la micorriza es una simbiosis mutualista que tiene como función aumentar la superficie de absorción de la raíz, por medio de un sistema de hifas extrarradicales (Castro, 2009). La planta puede absorber y asimilar más agua, minerales (nitrógeno y fósforo) e iones poco móviles (ácido fosfórico, amoniaco, zinc, cobre), favoreciéndose su balance hídrico y nutrición (Barrer, 2009).

 

En la Amazonia colombiana los suelos se caracterizan por ser pobres tanto en materia orgánica como en nutrientes. Por esta condición, las micorrizas han llegado a considerarse casi como una relación obligada para el crecimiento de poblaciones vegetales, tanto en condiciones naturales como en agrosistemas (León, 2006). Esto ha llevado a contemplarlas como una herramienta de manejo sostenible del suelo pues contribuyen con: aumento de productividad de los cultivos, regeneración de comunidades vegetales degradadas y mantenimiento del equilibrio del ecosistema (Guerra, 2008).

 

Múltiples estudios alrededor del mundo han enfocado las micorrizas arbusculares en el área de la agricultura sostenible como mecanismo para mantener cultivos comerciales eficientes y sostenibles (Cuenca et al., 2007; Guerra, 2008; Phosri et al., 2010; Fitter, Helgason y Hodge, 2011; Pellegrino et al., 2011; Andrews, Cripps y Edwards, 2012).

 

Este artículo tiene por objetivo hacer un análisis de las publicaciones científicas entre los años 1995 y 2013 sobre la importancia de las micorrizas para un uso sostenible del suelo en la Amazonia colombiana. Se pretende, adicionalmente, dar a conocer la funcionalidad de los hongos micorrízicos en la estabilidad edáfica y su contribución para una agricultura comercial sostenible.

 

Asociaciones microbianas y su relación con los hongos formadores de micorrizas (HFMA)

 

Los suelos de la Amazonia son pobres tanto en materia orgánica como en nutrientes, ya que la capa orgánica es delgada y poco descompuesta por lo que se presenta poca humificación del suelo (Cardona, 2000). Adicionalmente, los nutrientes se encuentran en la capa de la hojarasca y en el dentritus, en donde las plantas los obtienen a partir de las raíces alimentadoras y los hongos micorrízicos (Peña-Venegas et al., 2006).

 

El fósforo es considerado el elemento limitante para el desarrollo de las plantas, debido a la madurez de los suelos amazónicos, en los cuales se encuentran grandes cantidades de óxido de hierro y aluminio que promueven la formación de los fosfatos. De hecho, de las formas minerales de este elemento el 60-70% se encuentra en forma de fosfatos de hierro, los cuales son solubilizados por los microorganismos para liberar fósforo inorgánico y otras formas solubles que se encuentran disponibles para las plantas (Useche, Valencia y Pérez, 2004).

 

Asimismo, la materia orgánica es la principal fuente de fósforo en los suelos de la Amazonia, por lo cual el fósforo orgánico constituye el 30-50% del total del fósforo presente en el suelo. De igual forma, la biomasa bajo el suelo tiende a constituir el 32% del nitrógeno total en los bosques tropicales, por lo cual su valor es significativo en estos ecosistemas que dependen estríctamente de reciclaje de materia orgánica en descompsición (Peña-Venegas y Cardona, 2010).

 

Debido a estas condiciones edáficas particulares, la existencia e interacción de las comunidades microbiológicas del suelo amazónico son complejas y críticas para mantener la funcionalidad del bioma (Fracetto et al., 2013), puesto que tienen incidencia directa en los ciclos biogeoquímicos especialmente en el ciclo del nitrógeno y en la absorción del fósforo (Rodrigues et al., 2012); así como en la producción de sustancias útiles y remoción de toxinas, lo que permite mantener la estabilidad de la vegetación nativa (Toro, 2004; Dilantha y Ru, 2012). 

 

Esta actividad microbiológica edáfica puede ser llevada a cabo por asociaciones mutualistas entre hongos micorrízicos con otras especies de bacterias y hongos, por lo que de forma sinérgica pueden contribuir en el control biológico de fitopatógenos y en la estimulación del crecimiento vegetal (Cano, 2011; King, 2011). Por ejemplo, Bharadwaja et al. (2008) encontraron que la colonización de las raíces con HFMA puede incrementarse en presencia de bacterias como Pseudomonas, Stenotrophomonas y Arthrobacter, lo que permite una inhibición del crecimiento de fitopatógenos, tales como Erwinia carotovora, Phytophthora infestans y Verticillium dahliae.

 

Asimismo, en los ecosistemas tropicales la absorción del fósforo ocurre pobremente sobre la superficie del suelo, por lo cual las plantas y los microrganismos son los encargados de inmovilizar este elemento. Por ejemplo, los hongos saprófitos se encargan de la fase no soluble del fósforo en la materia orgánica, compuesta por ácidos nucleicos, fosfolípidos y fosfoproteínas; más adelante, esta labor es continuada por los hongos de crecimiento lento (Peña-Venegas et al., 2006).

 

Se estima que entre el 10 y 50% de las bacterias presentes en la rizósfera tienen la capacidad de solubilizar fosfatos de calcio, dentro de las cuales se encuentran las especies de Pseudomonas, Mycobacterium, Micrococcus, Arthrobacter y Flavobacterium (Peña-Venegas y Cardona, 2010). Algunos estudios en suelos del sur de la Amazonia colombiana (Cabrera, 2000; Useche et al., 2004) determinaron que el 5,5% de las bacterias y el 3,2% de los hongos (especialmente de las especies Penicillium, Aspergillus, Scytalidium y Paecilomyces) tienen capacidad solubilizadora de fosfatos de calcio en Ultisoles y Oxisoles.

 

Otros microorganismos son capaces de solubilizar compuestos insolubles de fósforo con hierro (estrengita), calcio en dos de sus formas (fosfato tricálcico o fosfato ortocálcico) y aluminio (variscita) (Useche et al., 2004). No obstante, Cabrera (2000) concluyó que el aporte que realizan algunos microorganismos al stock de fósforo del suelo es bajo, y las fuentes más abundantes como la materia orgánica son las menos sensibles a la actividad de las enzimas microbianas.

 

De igual forma, la solubilización de los compuestos minerales fosfatados puede darse por la acción sinérgica con otras poblaciones de organismos edáficos, como en el caso de las lombrices de tierra que pueden estimular la actividad de secreción de fosfatasas microbianas (Peña-Venegas y Cardona, 2010). Ramírez et al. (2001) encontraron que la inoculación de bacterias solubilizadoras de fosfatos con micorrizas arbusculares en Andisoles ha presentado efectos positivos en estos suelos, lo que se traduce en un incremento en la tasa de crecimiento de las plantas.

 

Actividad microbiológica y distribución de los HFMA en el territorio amazónico

 

La importancia y distribución geográfica de las micorrizas en ecosistemas amazónicos han sido ampliamente estudiadas (Gomes et al., 2011; Stürmer y Siqueira, 2011; Alves da Silva et al., 2012; Germera et al., 2012; López-Quintero et al., 2012; Posada, Madriñan y Rivera, 2012), especialmente en lo relacionado con: incremento de la absorción de fósforo y nitrógeno, producción de semillas, resistencia a patógenos, estabilidad edáfica y crecimiento vegetal.

 

Se ha encontrado que la presencia de las micorrizas favorece la absorción del fósforo en plantas que crecen sobre suelos ácidos o de baja a moderada fertilidad (Zavala, 2011). De igual forma, los hongos micorrízicos arbusculares pueden interactuar con otros microorganismos del suelo (en las raíces, en la rizósfera y en la masa del suelo), incrementando la fijación del nitrógeno, aunque por sí solos no sean capaces de hacerlo (Pérez, Rojas y Montes, 2011).

 

Dentro de los beneficios más visibles de la formación de la micorriza arbuscular, se encuentra la capacidad de los hongos para estimular en las plantas hospederas un mayor tamaño y producción de semillas, a través de la incorporación de fósforo y otros nutrientes (Montaño et al., 2009). Adicionalmente, se sabe que la producción de fitohormonas por parte del hongo mejora la estructura del suelo, favorece la resistencia a plagas y a la sequía (Jiménez, 2009).

 

En el suelo, el micelio de los hongos micorrízicos arbusculares participa en la formación de agregados por medio de la adhesión de partículas de glomalina, contribuyendo a darle estructura y estabilidad, reduciendo la erosión y mejorando la capacidad de retención del agua por el suelo (Ruiz, Rojas y Sieverding, 2011). Por tal razón, los efectos a nivel edáfico son claves para el mantenimiento de la diversidad vegetal y de los microorganismos del suelo, para la productividad y para la restauración de ecosistemas perturbados (Montaño et al., 2009).

 

Debido a la limitación de fósforo en los suelos de la Amazonia, el acceso a este nutriente por parte de las plantas es reducido y depende principalmente de las características de su sistema radicular, pues determina la eficiencia de exploración y absorción del mismo. En aquellas plantas con un sistema poco desarrollado, esta simbiosis se puede superar con la ayuda de los hongos formadores de micorrizas (Peña-Venegas et al., 2007). Por ejemplo, la efectividad de movilización de nutrientes hacia la planta se puede aumentar hasta 40 veces más con la micorriza, ya que un pelo radical puede absorber los nutrientes a 2 mm a la redonda y con las hifas del micelio extrarradical se logra explorar hasta 80 mm (Peña-Venegas y Cardona, 2010).

 

Asimismo, a estos microorganismos se les atribuye el incremento de la resistencia al estrés abiótico como sequedad y toxicidad por metales (Cardona, Arcos y Murcia, 2005), ya que estimulan el engrosamiento de la pared celular y producen un aumento en compuestos fenólicos, clorofila, arginina y citrulina (Peña-Venegas y Cardona, 2010). Se cree que a nivel genómico, hay secuencias de aminoácidos que codifican para la expresión de proteínas homólogas a las metalotioneínas, que le permite a hongos como Gigaspora rosea la captura de metales pesados (Guzmán-González y Farías-Larios, 2005).

 

Dentro de la diversidad de estos hongos, se ha podido determinar que las micorrizas arbusculares se encuentran ampliamente distribuidas por los trópicos. Por ejemplo, en el Amazonas se encuentran en el 80% de las plantas vasculares; en menor medida, las ectomicorrizas se hallan entre el 17 y 31% de las plantas (Peña-Venegas et al., 2006).

 

Según Arcos (2004), el género Glomus tiene una dominancia en la composición micorrizica del Trapecio Amazónico (cerca del 50%), seguido de Acaulospora que se encuentra asociado a los suelos más ácidos y Gigaspora en suelos de loma y terraza. Por ejemplo, especies como Glomus glomerolatum, Glomus sp.3, Glomus sp.6, Glomus microaggregatum, Glomus manihotis, Glomus brohultii, Scutellospora sp.1, Scutellospora spinosissima y Archaeospora leptoticha se han encontrado en suelos cercanos a Leticia.

 

Mas especificamente, Peña-Venegas et al. (2006) encontraron que en los suelos de las comunidades ribereñas del Trapecio Amazónico (San Juan de los Parentes, Nazareth, Macedonia, Mocagua, Zaragoza y San Martín de Amacayacu) hay presencia de especies de hongos formadores de micorrizas arbusculares asociados a distintas coberturas vegetales (Figura 1).

 

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla

 

 

Multiples estudios (Cuenca et al., 2007; Peña-Venegas et al., 2007; Lopes, Stürmer y Siqueira, 2009; Posada et al., 2012) han analizado la relación entre la abundancia de HFMA y las características fisioquímicas del suelo, especialmente con concentraciones de fósforo. Cardona et al. (2005) determinaron la funcionalidad de los hongos formadores de micorrizas asociada con la exuberancia de la vida vegetal de la ecorregión de Bosque Húmedo Tropical. Para esto, se avaluó la abundancia de las micorrizas bajo coberturas de bosques y pastos en un paisaje fragmentado en San José del Guaviare. Encontraron que en bosques (Inga spp.) estaba la mayor cantidad de especies (con un promedio de 68,9%), seguido de los pastos (Brachiaria decumbens) con valores de colonización que alcanzaron el 36,2%.

 

De igual forma, determinaron que en las características fisicoquímicas del suelo como textura, acidez, saturación de aluminio, y materia orgánica, no hay diferencias significativas estadísticamente, por lo que se infiere que la variación en la abundancia de micorrizas estaría asociada a factores como la estructura vegetal de cada cobertura. La funcionalidad de la simbiosis con micorrizas arbusculares se presentó en plantas que crecen en suelos con contenidos muy bajos de fósforo (0,8-3,7 ppm), siendo el género Glomus el morfotipo más abundante en todas las rizósferas de las coberturas en las zonas de intervención evaluadas.

 

Peña-Venegas et al. (2007) evaluaron la relación de las esporas de hongos glomales con las características físicas, químicas y biológicas del suelo de distintos tipos de vegetación del sur de la Amazonia. En este estudio se encontraron 18 morfotipos de esporas de HFMA diferentes: 11 especies de Glomus, 4 especies de Acaulospora, y una especie de Archaeospora, Scutellospora y Gigaspora. La presencia de fósforo soluble indicó que los suelos bajo rastrojo presentaron la mayor concentración media, valor que fue estadísticamente igual al encontrado para los suelos con cobertura boscosa, pero significativamente diferente al valor estimado para los suelos de pradera (Figura 2).

 

 

Lo anterior, se debe a que las plantas en estado de crecimiento segregan además mayores cantidades de exudados y enzimas que participan en la descomposición de la materia orgánica, aumentando las concentraciones de fósforo soluble en el suelo.

 

Para Posada et al. (2012), los factores que influyen en la distribución del inóculo de hongos micorrízicos arbusculares (micelio externo y esporas) son diversos. Entre ellos pueden mencionarse la especie vegetal predominante, el pH, la humedad del suelo, la conductividad, el contenido de fósforo, nutrientes y de metales pesados. Evaluaron la abundancia de HFMA en el municipio de Florencia (Caquetá, Colombia), en relieves predominantes de loma y vega, con suelo usado como pastura y vegetación predominante de Brachiaria decumbens. Encontraron que los contenidos de fósforo y el pH en loma fueron bajos, pero la cantidad de esporas fue superior que en el relieve de vega. Asimismo, afirmaron que no parece haber una relación entre la alta variabilidad en las características microbiológicas evaluadas y las características fisicoquímicas del suelo.

 

Según Cuenca et al. (2007), aun cuando la tolerancia de las micorrizas a la acidez y los altos niveles de aluminio es un tema por investigar, en suelos ácidos tropicales tipo Ultisol estos factores no parecen afectar la funcionalidad de las micorrizas arbusculares nativas, inclusive pudiendo el hongo acumular aluminio en su micelio, vesículas y células auxiliares.

 

Las micorrizas como herramienta para una agricultura sostenible

 

En la Amazonia colombiana se ha ido adoptando la práctica de monocultivo en la población colona e indígena por la presencia de la empresa privada y de ciertas políticas estatales, lo que ha llevado a un agotamiento de los suelos y a la creación de pastizales orientados a la cría de animales (Varea et al., 1995). Asimismo, en la agricultura amazónica la aclimatación, la adaptación y la multiplicación de los cultivos en diversas condiciones agroecológicas, se han convertido en las mayores limitantes para la producción sostenible y eficiente (Noda, 2009).

 

Debido a lo anterior, es necesario dar paso a prácticas sustentables como la agricultura orgánica en donde los hongos formadores de micorrizas están siendo considerados como una herramienta de gran potencial (Moreira, Siqueira y Brussard, 2006). El alto costo de insumos agrícolas sumado a la creciente demanda de tecnologías menos agresivas para el ambiente, han incidido en la búsqueda de un manejo ecológico de los HFMA como una práctica que permita el desarrollo de sistemas agrícolas más eficientes (Cardona, Peña-Venegas y Arcos, 2008; Melo, Ribeiro y Sagin, 2010).

 

Su utilización puede darse a través del trabajo con especies nativas que, luego de determinadarse su asociación con una especie vegetal de interés, pueden ser estimuladas para potenciar el crecimiento vegetal (Klironomos, 2003). Para obtener esporas de hongos formadores de micorrizas, se pueden emplear cultivos trampa usando una combinación de suelo rizosférico y piezas de raíces, los cuales son usados para crecer plantas hospederas (Molina, Medina y Restrepo, 2006). De esta manera, se consiguen esporas más saludables y más facilmente identificables, ya que las que se obtienen en campo pueden estar parasitadas o disponibles en menor cantidad (Lopes et al., 2009).

 

En este sentido, existen estudios (León, 2006; Castro, 2009) que han evaluado la abundancia de HFMA asociados a plantas específicas, con el fin de determinar su grado de afinidad e incidencia. Es importante resaltar que, por las características del ecosistema amazónico, el uso sostenible del suelo para cultivos debe tener como base una aproximación de la estructura y dinámica de la vegetación natural (Corrêa et al., 2010), por lo que estas investigaciones sirven como punto de partida para determinar la potencialidad de las micorrizas en el desarrollo de proyectos de agricultura sostenible.

 

Peña-Venegas y Arias (2009) evaluaron el nivel de colonización de raíces con HFMA nativos en especies de leguminosas ubicadas en potreros, chagras, rastrojo y bosques. Encontraron que las muestras colectadas en potreros, rastrojo y bosques tenían un mayor porcentaje de colonización que las obtenidas en las chagras, lo que indicó que hay una mayor presencia de micorrizas en áreas naturales no intervenidas (ver Tabla 1).

 

 

 

Sin embargo, no encontraron la misma tendencia con el número de especies de hongos micorrízicos reportados. En las leguminosas colectadas tanto en chagras como en bosques se hallaron la misma cantidad de especies, mientras que las obtenidas en el rastrojo presentaron la menor cantidad de especies.

 

Debido a que la dinámica de colonización de los hongos formadores de micorrizas puede variar de acuerdo con las condiciones edáficas y climáticas de una región (Barrer, 2009), es importante evaluar en el Amazonas colombiano este proceso en diferentes épocas del año para observar cómo varía la efectividad de la acción de las micorrizas, y cómo puede afectar los estudios que se vayan a realizar en una temporada específica.

 

Por ejemplo, Pereira y Nogeira (2006) evaluaron en Manaos, Amazonia occidental de Brasil, la colonización de micorrizas arbusculares en plantas de copoazú (Theobroma grandiflorum) y pijuayo (Bactris gasipaes) en época lluviosa y seca. Estos investigadores encontraron que en el caso del copoazú hubo una mayor colonización de micorrizas en época lluviosa (21,93%) que en época seca (7,19%). Por el contrario, el pijuayo presentó una mayor colonización en época seca (43,95%) que en la lluviosa (13,54%).

 

Otra opción de uso agrícola de los HFMA es inocular a las raíces de las plantas hongos previamente seleccionados, a los cuales se les conoce su manejo por prácticas agronómicas empleadas con anterioridad (Alarcón y Ferrera-Cerrato, 2000). No obstante, puede darse una competencia con hongos micorrízicos nativos que puede alterar su actividad microbiológica y llegar a reducir su eficiencia (Barrer, 2009).

 

Autores como Chaguezá (2011), Rodríguez-Morelos et al. (2011) y Ruiz et al. (2011) hablan de la importancia de la selección y manejo de los inóculos desde la fase de vivero, para que las plántulas in vitro sean lo suficientemente fuertes y posteriormente se pueda aumentar la supervivencia, calidad y crecimiento de las plantas en campo. Esta efectividad de inoculación, puede conocerse a través de la cuantificación del porcentaje de colonización del hongo en la raíz y por la determinación de las características morfológicas del mismo (Habte y Osorio, 2001).

 

En la zona amazónica del Guaviare, Salamanca (2003) evaluó en fase de invernadero la efectividad de la inoculación de especies de hongos micorrízicos nativas e introducidas (Acaulospora longula, Acaulospora spinosa y Glomus clarum) en las especies frutales de arazá (Eugenia stipitata), borojó (Borojoa sorbilis), chontaduro (Bactris gasipaes) y la pastura (Brachiaria decumbens). Encontró una alta colonización de las raíces en todas las especies vegetales, siendo el pasto el más alto con un 74,8%, seguido del chontaduro (67%), el borojó (60,1%) y el arazá (53,8%).

 

Los anteriores resultados mostraron que las las gramíneas como Brachiaria decumbens son micotróficas dependientes, lo que las hace más óptimas para cultivo en suelos ácidos y de baja fertilidad. Adicionalmente, se observó una alta asociación con HFMA del género Glomus (55%), y en menor proporción con los géneros Acaulospora (27%), Entrophospora (9%) y Scutellospora (9%).

 

Sumado a lo anterior, Cuenca et al. (2007) realizaron la inoculación de especies de HMA (Glomus manihotis, Scutellospora fulgida, Entrophospora colombiana, muy adaptadas a suelos ácidos) en plantas de la especie V. luteola para evaluar su cambio en la productividad. Reportaron un aumento de un 4000% del peso seco de la planta y un incremento del 315% en la producción de biomasa. Asimismo, se dilucidó que existe una compatibilidad funcional entre micorrizas, el suelo y las plantas, por lo cual hay combinaciones mejores que otras.

 

Para Quintero y Pérez (2006), un verdadero uso sostenible del suelo para cultivos en Colombia debe enfocarse en el uso de las micorrizas arbusculares articuladas con el conocimiento sobre las unidades de manejo ambiental, acordes con: la tasa de extracción, la capacidad de uso, el acervo cultural de las comunidades locales y la capacidad de autorrecuperación de los ecosistemas. De esta manera, es posible desarrollar proyectos de sistemas productivos sostenibles que se adecuen a las características socioculturales y las condiciones particulares de los ecosistemas amazónicos (Vieco, 2011).

 

De igual forma, las poblaciones campesinas e indígenas pueden emplear tecnologías de producción que involucren el aprovechamiento del recurso por medio del uso potencial de las micorrizas nativas como bioinsumos. Esto le permite a las comunidades mantener las condiciones naturales propias de los ecosistemas, así como mejorar la calidad nutricional de pasturas y especies de importancia alimenticia de la región (Monroy, 2004). Más específicamente, Acosta, García y Mendoza (2008) señalan la necesidad de plantear estrategias para sistemas productivos sostenibles, en las que se fusione la economía de mercado y manejo ambiental convencional con la economía y manejo ambiental indígenas, en lo que el autor denomina un “diálogo intercultural”.

 

Arcos (2004) realizó un estudio dentro las comunidades indígenas del Trapecio Amazónico para determinar la abundancia de las micorrizas en plantas de importancia alimenticia para la población como yuca dulce y yuca brava (Manihot esculenta), maíz (Zea mays), piña (Ananas sp.) y plátano (Musa sapientum). Las variedades de yuca evaluadas siempre reportaron colonización de micorrizas entre 30 y 52% y se encontraron esporas de los géneros Glomus, Gigaspora y Acaulospora, siendo el Glomus el de mayor frecuencia y distribución.

 

Asimismo, señaló que los suelos de los agroecosistemas en el Trapecio Amazónico colombiano son altamente dependientes de la participación de la microbiota del suelo en procesos de descomposición, mineralización, solubilización y fijación simbiótica de nutrientes. Las características que parecen estar asociadas a una mayor actividad micorrizal fueron las reportadas en loma y terraza y corresponden a niveles bajos de fosforó, pH extremadamente ácido, escasos contenidos de micronutrientes y niveles altos de materia orgánica y nutrientes. Determinó que la alta presencia de cepas nativas de micorrizas en cultivos que crecen en suelos de baja fertilidad y niveles tóxicos de aluminio, es un indicador de que la simbiosis participa benéficamente como mecanismo de nutrición vegetal.

 

Cardona et al. (2008) evaluaron la asociación de la planta del ají (Capsicum sp.) y los HFMA en chagras y huertas de las comunidades ribereñas al río Amazonas. Reportaron que hubo un nivel medio de micorrización con hifas, que osciló entre el 33,6 y el 41,29%. Asimismo, se observó una correlación inversa entre el porcentaje de colonización y los contenidos de fósforo disponible en los suelos de la mayoría de las accesiones evaluadas (Figura 3).

 

 

 

 

Glomus sp.1 fue la especie de más amplia distribución, seguido por Acaulospora sp.1 y Glomus microaggregatum. Uno de los morfotipos, Glomus sp.5, se observó solamente en la rizósfera de una muestra de C. chinense proveniente del departamento de Amazonas. Sumado a esto, los investigadores encontraron una asociación entre una alta colonización micorrízica en chagras donde el cultivo predominante era la yuca, además de otros cultivos de piña y plátano. Esto se debe a que estas especies vegetales presentan una alta micotroficidad, por lo que estimulan el crecimiento y el establecimiento de cepas nativas de HFMA.

 

Lo anterior, se puede explicar por el hecho de que en las chagras hay un buen uso de la tierra a través de sistemas de cultivo mixto y de policultivo de diferentes hábitos de crecimiento (Cabrera, 2004; Gasché, 2006). En estos hay un gran número de especies vegetales sembradas, en donde la yuca es el producto más importante, pues se considera el “alma de la chagra”; es decir, que la supervivencia de ésta depende de que haya buenas cosechas de esta planta (Triana-Moreno, Rodríguez y García, 2006).

 

Las comunidades locales a través del conocimiento tradicional pueden aportar para la generación de nuevas formas de saber sobre sistemas productivos, ya que históricamente han podido transformar y mantener el entorno natural (García y Acosta, 2009). Asimismo, se puede apuntar a nuevas formas de desarrollo enfocado a actividades productivas complementarias a las prácticas económicas tradicionales, con la implementación de tecnologías orgánicas como las micorrizas (Weigel, 2001). Esto permite un diálogo de saberes que puede constituirse en un mecanismo “acelerador de oportunidades y capacidades dentro de una estrategia de desarrollo sostenible” (Gainza, Acosta y Bernal, 2008, p. 4).

 

 


 

CONCLUSIONES

 

Existe una relación positiva entre los hongos formadores de micorrizas y otros microorganismos del suelo, especialmente con las bacterias. Esto se evidencia en el incremento del porcentaje de colonización de las raíces con estos hongos, lo que repercute en la efectividad para llevar a cabo funciones como la remoción de toxinas, la solubilización de fosfatos orgánicos e inorgánicos y la resistencia a patógenos.

 

De los hongos formadores de micorrizas arbusculares, el género Glomus es el que se encuentra más ampliamente distribuido en los trópicos, especialmente en el área del Trapecio Amazónico. El género Acaulospora se encuentra en menor medida y está más relacionado con suelos ácidos; mientras que la Gigaspora se encuentra principalmente en zonas de terraza y loma. Otros géneros como Archaeospora y Scutellospora tienen una baja abundancia y distribución en la zona amazónica.

 

Debido a los beneficios de la relación simbiotica de las plantas con los HFMA, estos microorganismos están siendo contemplados como un instrumento de gran potencial para un manejo ecológico de la agricultura amazónica, que conduzca a un uso sostenible del suelo. Su forma de empleo puede ser a través de la utilización de especies nativas de hongos específicas para una planta de interés. Sin embargo, es necesario tener en cuenta variables como las condiciones bioquímicas del suelo y la variación climática, que pueden influir en su grado de efectividad.

 

De igual forma, se puede trabajar cultivos in vitro en viveros donde se emplean especies de HFMA nativos o comerciales para técnicas de inoculación de raíces, con un manejo agronómico previamente conocido. A través de este método se puede establecer la compatibilidad funcional entre micorrizas, el suelo y plantas que lleve a un incremento en la producción; aunque, puede generarse una competencia negativa con otros hongos nativos.

 

La efectividad de inoculación de hongos formadores de micorrizas ha sido alta en especies comestibles como la yuca brava (Manihot esculenta), porotillo (V. luteola), arazá (Eugenia stipitata), borojó (Borojoa sorbilis) y chontaduro (Bactris gasipaes). Las especies más empleadas para esta técnica se encuentran dentro de los géneros de Acaulospora, Entrophospora, Scutellospora y Glomus. Este último, también se ha visto ampliamente asociado con especies vegetales de interés, por lo que se considera una especie nativa de amplia distribución y utilidad para mejorar la productividad de los cultivos en campo.

 

 


 

REFERENCIAS

 

  • Acosta M., L. E., García R., O. I. y Mendoza H., D. (2008). Hacerlo amanecer: una experiencia participativa en la construcción de procesos de etnodesarrollo con pueblos indígenas en la Amazonía colombiana. Revista Colombiana Amazónica, 1, 155-173.
  • Alarcón, A. y Ferrera-Cerrato, R. (2000). Biofertilizantes: importancia y utilización en la agricultura. Agricultura Técnica en México, 26(2), 191-203.
  • Alves da Silva, D. K., Rabelo, C. M., Gomes, R., Alves da Silva, G., Oehl, F. y Costa, L. (2012). Diversity of arbuscular mycorrhizal fungi in restinga and dunes areas in Brazilian Northeast. Biodiversity and Conservation, 21, 2361-2373.
  • Andrews, M., Cripps, M. G. y Edwards, G. (2012). The potential of beneficial microorganisms in agricultural systems. Annals of Applied Biology, 160, 1-5.
  • Arcos, A. (2004). Distribución de la asociación micorrízica en ecosistemas naturales e intervenidos. Aspectos Ambientales para el Ordenamiento Territorial del Trapecio Amazónico. Bogotá: Instituto Geográfico Agustín Codazzi. 
  • Barrer, S. E. (2009). El uso de hongos micorrizicos arbusculares como una alternativa para la agricultura. Facultad de Ciencias Agropecuarias, 7(1), 123-132.
  • Bharadwaja, D., Lundquist, P. O. y Alströma, S. (2008). Arbuscular mycorrhizal fungal spore-associated bacteria affect mycorrhizal colonization, plant growth and potato pathogens. Soil Biology and Biochemistry, 40(10), 2494-2501.
  • Cabrera, E. M. (2004). El agroecosistema “chagra” entre los indígenas en la Amazonía. Revista Luna Azul. Recuperado de http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?option=com_
  • content&task=view&id=86&Itemid=86
  • Cabrera, T. (2000). Aporte al conocimiento de la microflora fúngica del suelo de la Amazonía Colombiana, con énfasis en tres grupos funcionales. Trabajo de grado, Biología. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
  • Cano, M. A. (2011). Interacción de microorganismos benéficos en plantas: Micorrizas, Trichoderma spp. y Pseudomonas spp. Una revisión. Revista U.D.C.A Actualidad & Divulgación Científica, 14(2), 15-31.
  • Cardona, G. (2000). Evaluación de la evolución de actinomicetos en suelos bajo tres coberturas vegetales en el Sur del Trapecio Amazónico. Tesis M.Sc. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.
  • Cardona, G., Arcos, A. L. y Murcia, U. (2005). Abundancia de actinomicetes y micorrizas arbusculares en paisajes fragmentados de la Amazonia colombiana. Agronomía Colombiana, 23, 317-326.
  • Cardona, G., Peña-Venegas, C. P. y Arcos, A. (2008). Ocurrencia de hongos formadores de micorriza arbuscular asociados a ají (Capsicum sp.) en la Amazonia colombiana. Agronomía Colombiana, 26(3), 459-470.
  • Castro, I. (2009). Análisis de la estructura y diversidad de las comunidades de hongos formadores de micorrizas asociados a plantas de interés ecológico en ambientes mediterráneos. Tesis Doctoral. Universidad de Granada, Granada, España.
  • Chaguezá, Y. (2011). Alternativas biológicas para el control de nematodos fitoparasitos en cultivo del plátano. Tesis M.Sc. Universidad Nacional de Colombia - sede Palmira, Colombia.
  • Corrêa, R. S., de Oliveira, L. A., de Oliveira, A. N. y Moreira, F. W. (2010). Micorrizas arbusculares em sistemas agroflorestais na Amazônia. XXXIII Congresso brasileiro de ciência do solo, Minas Gerais, (Paper).
  • Cuenca, G., Cáceres, A., Oirdobro, G., Hasmy, Z. y Urdaneta, C. (2007). Las micorrizas arbusculares como un alternativa de agricultura sustentable en areas tropicales. Interciencia, 32(1), 23-29.
  • Dilantha, F. y Ru, L. (2012). Opening the Black Box: Understanding the Influence of Cropping Systems and Plant Communities on Bacterial and Fungal Population Dynamics. Ceylon Journal of Science, 41(2), 89-110.
  • Fitter, A., Helgason, T. y Hodge, A. (2011). Nutritional exchanges in the arbuscular mycorrhizal symbiosis: Implications for sustainable agriculture. Fungal Biology Reviews, 25(1), 68-72.
  • Fracetto, G. G., Azevedo, L., Fracetto, F. J., Andreote, F. D., Lambais, M. R. y Pfenning, L. H. (2013). Impact of Amazon land use on the community of soil fungi. Scientia Agricola, 70(2), 59-67.
  • Gainza, X., Acosta, L. E. y Bernal, H. (2008). Territorio, tecnologías del conocimiento tradicional y desarrollo. Apuntes para la Gran Amazonía continental suramericana. XI Jornadas de Economía Crítica, Universidad del País Vasco UPV/EHU, Bilbao, 27-29 marzo, (Paper).
  • García, O. I. y Acosta, L. E. (2009). Resguardos indígenas y conservación del medio ambiente: Particularidades de la Amazonía colombiana. Colombia Amazónica, 4, 173-186 
  • Gasché, J. (2006). La horticultura indígena amazónica. Ciencias, 81, 50-57.
  • Germera, S., Zimmermann, A., Neill, C., Krusche, A. V. y Elsenbeer, H. (2012). Disproportionate single-species contribution to canopy-soil nutrient flux in an Amazonian rainforest. Forest Ecology and Management, 267(1), 40-49.
  • Gomes, A., de Assis, H. K., da Silva, B. D., Sotão, H. M. y Baseia, L. G. (2011). Geastrum species from the Amazon Forest, Brazil. Mycotaxon, 118, 383-392.
  • Guerra, B. E. (2008). Micorriza arbuscular. Recurso microbiológico en la agricultura sostenible. Tecnología en Marcha, 21(1), 191-201.
  • Guzmán-González, S. y Farías-Larios, J. (2005). Biología y regulación molecular de la micorriza arbuscular. Avances en Investigación Agropecuaria, 9(2), 17-31.
  • Habte, M. y Osorio, N. (2001). Arbuscular mycorrhizas: producing and applying arbuscular mycorrhizal inoculum. Honolulu, HI: University of Hawaii.
  • Jesus, E., Marsh, T., Tiedje, J. M. y Moreira, F. (2009). Changes in land use alter the structure of bacterial communities in Western Amazon soils. The ISME Journal, 3, 1004-1011.
  • Jiménez, V. (2009). Efecto de diferentes inoculos comerciales de hongo micorrizico arbusculares sobre “Cedrela mantana” en etapa de vivero. Trabajo de grado, Ingeniera Forestal. Universidad Distrital Fanscisco José de Caldas, Bogotá.
  • King, A. (2011). Nutrient Losses in Agriculture: the Role of Biochar and Fungal. The Journal of Undergraduate Research, 11, 16-22.
  • Klironomos, J. (2003). Variation in plant response to native and exotic arbucular mycorrhizal fungi. Ecology, 84(9), 2292-2301.
  • León, D. (2006). Evaluación y caracterización de micorrizas arbusculares asociadas a yuca (Manihot esculenta sp.) en dos regiones de la Amazonía colombiana. Trabajo de grado, Microbiología Agrícola y Veterinaria. Universidad Pontificia Javeriana, Bogotá, Colombia.
  • Lopes, P., Stürmer, S. L. y Siqueira, J. O. (2009). Occurrence and diversity of arbuscular mycorrhizal fungi in trap cultures from soils under different land use systems in the Amazon, Brazil. Brazilian Journal of Microbiology, 40(1), 111-121.
  • López-Quintero, C. A., Straatsma, G., Franco-Molano, E. y Boekhout, T. (2012). Macrofungal diversity in Colombian Amazon forests varies with regions and regimes of disturbance. Biodiversity Conservation, 21(9), 2221-2243.
  • Martínez, L. B. y Pugnaire, F. I. (2009). Interacciones entre las comunidades de hongos formadores de micorrizas arbusculares y de plantas. Algunos ejemplos en los ecosistemas semiáridos. Ecosistemas, 18(2), 44-54.
  • Melo, E., Ribeiro, E. M. y Sagin, O. J. (2010). Comunidades de fungos micorrízicos arbusculares associados ao amendoim forrageiro em pastagens consorciadas no Estado do Acre, Brasil. Acta Amazónica, 40(1), 13-22.
  • Molina, M., Medina, M. y Restrepo, F. (2006). Evaluación de sustratos y cultivos trampa bajo condiciones controladas para la obtención de hongos micorrízogenos de Aliso (Alnus acuminata H.B.K.). Livestock Research for Rural Development, 18(2), 1-12.
  • Monroy, H. J. (2004). Caracterización de hongos formadores de micorrizas arbusculares (HMA) nativas en seis coberturas de cítricos en el Piedemonte del Meta. Trabajo de grado, Ingeniería Agrónoma. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
  • Montaño, N. M., Camargo-Ricalde, S. L., García-Sánchez, R. y Monroy, A. (2009). Micorrizas arbusculares en ecosistemas áridos y semiáridos. México, D.F.: Instituto Nacional de Ecología-SEMARNAT, Mundi-Prensa SA de CV, UAM-Iztapalapa, FES Zaragoza, UNAM.
  • Moreira, F. M., Siqueira, J. O. y Brussard, L. (2006). Soil organism in tropical eecosystems: a key role for Brazil in the global quest for the conservation and the sustainable use of diversity. En Moreira, F. M., Siqueira, J. O. y Brussard, L. (Comps.), Soil diversity in Amazonian and other Brazilian ecosystems (pp. 1-13). Wallingford, UK: CAB International.
  • Noda, Y. (2009). Las Micorrizas: Una alternativa de fertilización ecológica en los pastos. Pastos y Forrajes, 32(2), 1-10.
  • Pellegrino, E., Bedini, S., Avio, L., Bonari, E, y Giovannetti, M. (2011). Field inoculation effectiveness of native and exotic arbuscular mycorrhizal fungi in a Mediterranean agricultural soil. Soil Biology and Biochemistry, 43(2), 367-376.
  • Peña-Venegas, C. P. y Arias, J. C. (2009). Las leguminosas amazónicas y su importancia en la recuperación de suelos. Revista Colombia Amazónica, 2, 161-172.
  • Peña-Venegas, C. P., Cardona, G., Arguelles, J. H. y Arcos, A. L. (2007). Micorrizas arbusculares del sur de la Amazonia colombiana y su relación con algunos factores fisicoquímicos y biológicos del suelo. Acta Amazónica, 37(3), 327-336.
  • Peña-Venegas, C. P. y Cardona, G. (2010). Dinámica de los suelos amazónicos: Procesos de degradación y alternativas para su recuperación. Leticia: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas - Sinchi.
  • Peña-Venegas, C. P., Cardona, G., Mazorra, A, Arguelles, J. H. y Arcos, A. (2006). Micorrizas arbusculares de la Amazonia colombiana. Leticia: Instituto Colombiano de Investigaciones Científicas - Sinchi.
  • Pereira, J. y Nogeira, E. J. (2006). Micorriza arbuscular em cupuaçu e pupunha cultivados em sistema agroflorestal e em monocultivo na Amazônia Central. Pesquisa Agropecuária Brasileira, 41(5), 819-825.
  • Pérez, A., Rojas, J. y Montes, D. (2011). Hongos formadores de micorrizas arbusculares: una alternativa biologica para la sostenibilidad de los agroecosistemas de praderas en el Caribe colombiano. Rev. Colombiana Cienc. Anim, 3(2), 366-385.
  • Phosri, C.,  Rodriguez, A., Sanders, I. R. y Jeffries, P. (2010). The role of mycorrhizas in more sustainable oil palm cultivation. Agriculture, Ecosystems & Environment, 135, 187-193.
  • Posada, R. H., Madriñan, S. y Rivera, E. L. (2012). Relationships between the litter colonization by saprotrophic and arbuscular mycorrhizal fungi with depth in a tropical forest. Fungal Biology, 116(7), 747-755.
  • Quintero, Q. y Pérez, R. (2006). Zonificación agrícola como herramienta básica para el ordenamiento ambiental de un territorio (Caso Toluviejo-Sucre). Clepsidra, 2.
  • Ramírez, A., Otálvaro, D., Álvarez, C., Pérez, J. y Osorio, N. (2001). Efectos de organismos rizosféricos sobre la absorción de fosfato y el crecimiento de Leucaena en un Andisol. Suelos Ecuatoriales, 31(2), 239-243.
  • Rodrigues, J. L., Pellizari, V. H., Mueller, R., Baek, K., Jesus, E. da C., Paula, F. S. et al. (2012). Conversion of the Amazon rainforest to agriculture results in biotic homogenization of soil bacterial communities. Proceedings of the National Academy of Sciences, 110(3), 988-993.
  • Rodríguez-Morelos, V. H., Soto-Estrada, A., Pérez-Moreno, J. y Negreros-Castillo, P. (2011). Arbuscular mycorrhizal fungi and their involvement in the production and management of neotropical forest species with emphasis on Meliaceae. Interciencia, 36(8), 564-569.
  • Ruiz, P. O., Rojas, K. C. y Sieverding, E. (2011). La distribución geográfica de los hongos de micorriza arbuscular: una prioridad de investigación en la Amazonía peruana. Espacio y Desarrollo, 23, 47-63.
  • Salamanca, C. R. (2003). Las micorrizas como estrategia de mejoramiento nutricional de pasturas y especies frutales en el Guaviare. Guaviare: Convenio Corpoica-Pronatta.
  • Stürmer, S. L. y Siqueira, J. O. (2011). Species richness and spore abundance of arbuscular mycorrhizal fungi across distinct land uses in Western Brazilian Amazon. Mycorrhiza, 21, 255-267.
  • Toro, D. R. (2004). La biodiversidad microbiana del suelo, un mundo por descubrir. Revista Luna Azul. Recuperado de http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?option=com
  • _content&task=view&id=89&Itemid=89
  • Triana-Moreno, L. A., Rodríguez, N. C. y García, J. (2006). Dinámica del sistema agroforestal de chagras como eje de la producción indígena en el Trapecio Amazónico (Colombia). Agronomía Colombiana, 24(1), 158-169.
  • Useche, Y. M., Valencia, H. y Pérez, H. (2004). Caracterización de bacterias y hongos solubilizadores de fosfato bajo tres usos de suelo en el sur del Trapecio Amazónico. Acta Biológica Colombiana, 9(2), 129-140.
  • Van der Heijden, M., Bardgett, R. D. y Van Straalen, N. M. (2008). The unseen majority: soil microbes as drivers of plant diversity and productivity in terrestrial ecosystems. Ecology Letters, 11(3), 296-310.
  • Varea, A. M., Vargas, M. T., Barrezueta, L. y López, J. (1995). Bosques, Árboles y Comunidades Rurales - Fase II - Documento de Trabajo: La Radio y Procesos Participativos de Desarrollo Sostenible en la Región Amazónica. Washington: FAO.
  • Vieco, J. J. (2011). Desarrollo, Medio Ambiente y Cultura en la Amazonía Colombiana. III Seminario Internacional en Medio Ambiente, Biodiversidad y Desarrollo, Florencia, Caquetá, 30 de agosto al 2 de septiembre, (Paper).
  • Weigel, P. (2001). O papel da ciência no futuro da Amazônia: uma questão de estratégia. Biodiversidade, pesquisa e desenvolvimento na Amazônia. Parcerias Estratégicas, 12, 62-83.
  • Zavala, F. J. (2011). Rendimiento del sorgo con micorriza y fertilización química.Trabajo de grado, Ingeniería Agrónoma. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Uruapan.

 

 


 

1. Ms en Desarrollo Sustentable y Gestión ambiental. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá, Colombia. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. 

 


 

Para citar este artículo: Garzón, L. P. (2016). Importancia de las micorrizas arbusculares (MA) para un uso sostenible del suelo en la Amazonia colombiana. Revista Luna Azul, 42, 217-234. Recuperado de http://200.21.104.25/lunazul/index.php?option=com_content&view=article&id=136

 

Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY   

PERCEPCIÓN LOCAL DEL ESTADO AMBIENTAL EN LA CUENCA BAJA DEL RÍO MANZANARES

 

Ángela María Plata1

Danny Ibarra Vega2

Universidad Sergio Arboleda

 

Recibido el 1 de diciembre de 2014, aprobado el 27 de abril de 2015 y actualizado el 09 de noviembre de 2015

 

DOI: 10.17151/luaz.2016.42.15

 

RESUMEN

 

Los problemas ambientales que afectan a las cuencas hidrográficas en Colombia tienen múltiples causas, una de ellas es la ausencia de una cultura ambiental en las comunidades que viven o frecuentan zonas aledañas a las corrientes hídricas. El principal objetivo de este trabajo era  recopilar la percepción local sobre el estado ambiental de la cuenca baja del río Manzanares, ubicada en el departamento del Magdalena e incentivar a los pobladores a reflexionar sobre su papel frente a la solución de las principales problemáticas. Para lograr este objetivo se utilizaron diferentes herramientas metodológicas, 1) Encuesta dirigida a los pobladores de la zona, 2) talleres participativos con estudiantes, 3) desarrollo de recorridos de reconocimiento ambiental y territorial. A través de estos últimos se recopiló la percepción de los participantes sobre componentes ambientales básicos: agua, aire, suelo, flora, fauna y saneamiento básico. Se realizaron dos recorridos con grupos diferentes, teniendo un total 50 estudiantes del grado décimo de un colegio ubicado en la zona de estudio y algunos estudiantes universitarios. A través de este estudio se encuentra que la principal problemática percibida por la comunidad de la cuenca baja del río Manzanares en Santa Marta, es la contaminación del agua por el aporte de aguas residuales y la disposición no controlada de residuos sólidos; esta última causa, ligada a la falta de una cultura ambiental no solo en los residentes de la ciudad sino también en sus visitantes.

 

PALABRAS CLAVE

 

Percepción, recorrido ambiental, cuenca hidrográfica.

 

LOCAL PERCEPTION OF THE ENVIRONMENTAL STATUS IN THE LOWER BASIN OF THE MANZANARES RIVER

 

ABSTRACT

 

Environmental problems affecting hydrographic basins in Colombia are generated by multiple factors, being one of them the lack of environmental culture in local communities living in adjacent areas to the water currents. The main objective of this work was to compile the local community perception about the environmental status of the lower basin of the Manzanares River, located in the department of Magdalena, and to encourage settlers to reflect on their role for the solution of the major problems. In order to achieve this objective, different methodological tools were used: 1) A survey with local people, 2) participatory workshops with students, and 3) environmental and territorial recognition routes. By using these tools, it was possible to collect the perception of the participants about basic environmental components: water, air, soil, flora, fauna and basic sanitation. Two routes were done with different groups and a total of 50 tenth grade students from a school in the area and some university students. This study found that the main environmental problem that the community of the lower basin of the Manzanares river in Santa Marta perceives is water pollution generated by the supply of wastewater and by the uncontrolled disposal of solid wastes; this last cause is linked to the lack of environmental culture, not only in the city residents but also in its visitors.

 

 

KEY WORDS: Perception, environmental route, hydrographic basin.

 


 

INTRODUCCIÓN

 

Actualmente más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades (Dye, 2008), y se espera que para el año 2050 este fenómeno aumente a más de las dos terceras partes (United Nations, 2010). De esta manera, podemos ver que el crecimiento de la población urbana cada vez altera más los ecosistemas inmersos en los centros urbanos; siendo los ríos uno de los principales ecosistemas presentes en ellos.

 

Las cuencas hidrográficas y sus áreas de inundación proporcionan tierra fértil para la agricultura, agua para consumo y riego y un medio para transportar bienes o en algunos casos indebidos para disponer residuos (Vollmer y Grêt-Regamey, 2013). La mayoría de las ciudades han llegado a depender de los servicios hidrológicos de las cuencas o partes de las cuencas, así cierta infraestructura urbana puede haber sido pensada con el fin de aprovechar de manera eficiente los servicios que brindan estos cuerpos de agua (Lee, 2006; Gómez-Baggethun y Barton, 2013). Con el rápido desarrollo de la economía de las ciudades, los efectos de las actividades antropogénicas sobre los ecosistemas fluviales están aumentando y la contaminación por fuentes no puntuales es cada vez más problemática (Wang et al., 2014, p. 1233).

 

Una de las formas para mitigar los problemas ambientales es generar una transformación cultural en la población, para lo cual se plantea el uso de la educación ambiental como herramienta básica. Esta tiene como principal misión la formación de un vínculo entre los valores, conocimientos, habilidades, para permitir a los individuos la unión al entorno al que pertenecen (Vargas et al., 2013, p. 156).

 

“Dentro de la educación ambiental se encuentra la educación ambiental comunitaria, que es un campo abierto al pensamiento y a la acción constructiva, en donde los resultados pueden convertirse gradualmente en propuestas creativas para un futuro diferente” (Tréllez, 2002, p. 8).

 

A pesar de que la transformación cultural en una comunidad es un proceso que va más allá de la educación ambiental e implica un proceso permanente y constante, es necesario impulsar estos espacios, para incentivar la protección de nuestros ecosistemas desde iniciativas comunitarias.

 

Por tanto, se evidencia la necesidad de conocer la percepción de las comunidades locales acerca del estado ambiental de su entorno, reconociendo las principales problemáticas, las causas y consecuencias que estas conllevan. Múltiples autores han resaltado la importancia de abordar la percepción de la gente en torno a temas ambientales. Autores como Gómez, Gutiérrez y Montes (2013, p. 30), Delgado, Trujillo y Torres (2013) y Patiño y Tobasura (2011), incorporan como componente fundamental en sus trabajos la percepción del ser humano en el análisis de problemáticas ambientales y en el proceso para plantear alternativas de solución frente a estas.

 

El presente estudio fue desarrollado en la cuenca baja del río Manzanares, puntualmente en la ciudad de Santa Marta, departamento del Magdalena, en la vertiente noroccidental de la Sierra Nevada de Santa Marta. La cuenca limita por el este con la cuenca del río Piedras, por el sur con la cuenca del río Gaira y por el oeste con el mar Caribe (Figura 1).

 

En esta zona se evidencia la ausencia de una cultura ambiental en la comunidad que vive en zonas aledañas al río; lo cual se refleja en el aporte constante de residuos sólidos y líquidos directamente al río, sin ningún tipo de tratamiento. De igual forma, se muestra una falta de sentido de pertenencia con el río, lo que ha ocasionado un detrimento permanente en la calidad de vida de la comunidad samaria, un daño a la estética paisajista, un fuerte impacto negativo en los ecosistemas asociados y un aumento en el riesgo sanitario de los habitantes de la zona.

 

Dado este panorama, el objetivo principal de este estudio es recopilar la percepción local del estado ambiental en la cuenca baja del río Manzanares, con el fin de proponer estrategias pedagógicas para su recuperación. De esta manera, se encontró que muchos de los habitantes tienen una percepción negativa sobre el río, la cual se refleja en los resultados de este estudio. La aproximación a la percepción de la comunidad se realizó a través de tres herramientas básicas: 1) encuestas dirigidas a los pobladores de la zona, 2) talleres participativos con estudiantes y 3) dos recorridos de reconocimiento ambiental y territorial a través de los cuales se recopiló la percepción de los participantes frente a componentes ambientales básicos: agua, aire, suelo, flora, fauna y saneamiento básico; en estos se contó con un total 50 estudiantes del grado décimo de un colegio ubicado en la zona de estudio y algunos estudiantes universitarios. De manera complementaria a esta última herramienta se utilizó la metodología de la cartografía social, a través de la cual se pudo analizar la relación del participante con su territorio y la forma en que este asocia las principales situaciones ambientales con la cuenca.

 

El uso de las herramientas anteriormente expuestas, además de servir para la recopilación de la información de la investigación, fue útil para sensibilizar a las personas de la comunidad participante, ya que esto las hace plantearse varios cuestionamientos, como su responsabilidad frente a los principales problemas ambientales en la cuenca y las iniciativas que ellas pueden tener para su recuperación.

 

 


 

MATERIALES Y MÉTODOS

 

La metodología utilizada para el desarrollo del estudio fue cualitativa y participativa, enfocada a incentivar en la población local una posición crítica frente al estado ambiental actual de la cuenca baja del río Manzanares. Adicionalmente, se utilizó el método de la triangulación, utilizando como fuentes principales las siguientes herramientas: encuesta, taller participativo, y recorrido de reconocimiento ambiental y territorial.

 

Estas herramientas se describen a continuación:

 

1) Encuesta. El principal objetivo de la encuesta era reconocer la problemática del río a partir del conocimiento de la comunidad aledaña, de igual manera analizar cómo el estado actual de esta fuente afecta a quienes habitan cerca de ella.

 

La encuesta fue aplicada a 30 familias localizadas en la cuenca baja del río Manzanares dentro de la ciudad de Santa Marta. Gran parte de ellas viven en barrios afectados por las principales problemáticas del río, especialmente en el barrio Manzanares y en La Tenería. Los participantes eran personas de todas las edades, principalmente entre los 50 y 60 años de edad (27% de los encuestados) (ver Figura 2).

 

 

2) Taller participativo. Este se realizó con docentes del colegio y estudiantes de grados 10 y 11 de la región. Los participantes se organizaron en grupos y a partir de una discusión procedieron a socializar su lluvia de ideas plasmada en tarjetas donde abordaban la siguiente pregunta: ¿Cómo aportar a la recuperación del río Manzanares?

 

3) Recorrido de reconocimiento ambiental y territorial. El objetivo de este taller era acercarse a la percepción de algunos estudiantes pobladores de la cuenca del río, acerca de las principales problemáticas presentes en la cuenca baja del río Manzanares. Los estudiantes con los que se hicieron los talleres, eran en su mayoría del colegio Agustín Nieto Caballero ubicado en el barrio Manzanares en la ciudad de Santa Marta, además se contó con la participación de algunos estudiantes de la Universidad del Magdalena. Este fue aplicado a dos grupos distintos.

 

Cada grupo recibió las instrucciones del taller y posteriormente realizó el recorrido por una zona previamente definida por el grupo de trabajo. En campo se realizaron las observaciones pertinentes y, posteriormente, en un aula de clase se procedió a realizar un ejercicio de cartografía social.

 

Para el desarrollo de este recorrido se utilizaron las siguientes herramientas:

 

a) Cuadernillo-cuestionario. Estos contenían preguntas direccionadas a componentes ambientales previamente definidos (Agua, Aire, Suelo, Flora, Fauna, Saneamiento Básico). Cada cuadernillo era asignado a un grupo diferente, constituido para abordar un componente específico.

 

b) Cartografía social. Cháves (2001) define la cartografía social como “el método para promover y facilitar los procesos de planeación participativa y de gestión social de las comunidades en el proceso de ordenamiento y desarrollo de sus territorios”(Mora y Jaramillo, 2003, p. 7); adicionalmente, Mora y Jaramillo (2003, p. 10) afirman que en la investigación de la cartografía social, la comunidad es partícipe de la investigación, aporta sus saberes y experiencias al tiempo que recibe de los demás; los autores consideran que los mapas se adecuan y favorecen la cultura de los narradores orales y, además, que la construcción colectiva de mapas permite la reactualización de la memoria individual y colectiva.

 

En la Figura 3 se muestran algunos participantes del recorrido observando una tubería que vierte aguas residuales en el río.

 

 


 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Resultados obtenidos a través del recorrido de reconocimiento ambiental y territorial

 

Recurso Agua

 

Los participantes del taller reconocen que existen dos fuentes hídricas principales en su territorio, estas son el río Manzanares y el río Bonda. Para ellos, el estado actual del agua es muy malo, afirman que el agua del río Manzanares se encuentra muy contaminada por desechos arrojados.

 

Adicionalmente, indican que los principales problemas relacionados con el agua en su territorio son: estancamiento de agua debido a las barreras generadas por los desechos, contaminación del río por los distintos tipos de desechos, color del agua por la llegada de aguas negras y alcantarillas. Las principales causas de los problemas en su territorio son: arrojar basura al río, quema de basuras y arrastre de material resultante al agua, desechos tóxicos de industrias; por su parte, las principales consecuencias encontradas fueron: personas enfermas, muerte de fauna del río por los desechos, contaminación general del río Manzanares.

 

Durante el recorrido realizado, y por lo general, en la cuenca baja del río Manzanares se pueden observar diferentes tipos de residuos, entre ellos: llantas, colchones, restos de sofá, ropa, escombros, basura, animales muertos, entre otros. Estos residuos se generan principalmente en la comunidad, por las personas que viven en los alrededores del río y que no tienen conciencia de lo que hacen, y los vierten al río. Adicionalmente, se observó directamente el aporte de vertimientos que, de acuerdo con el conocimiento de los participantes, provienen de Metroagua, que es la empresa de servicios públicos que opera los sistemas de acueducto y alcantarillado sanitario en Santa Marta (ver Figura 2).

 

Todos estos problemas del recurso hídrico se relacionan con el manejo de los residuos sólidos y líquidos, por ello, la comunidad percibe que la solución de estos problemas se encuentra directamente ligada al manejo de estos. Por tanto, se plantea como posibles soluciones: evitar arrojar basura al río, hacer campañas para concientizar a la gente del daño que están causando y que se puede cambiar el estado del río.

 

Finalmente, los participantes reflexionan sobre el futuro del recurso en su región y plantean que en 10 años el río Manzanares estará muy acabado, ya que ahora las personas no tienen conciencia de lo que hacen y afirman que a futuro podría no existir esta fuente hídrica.

 

En la Figura 4, se refleja parte de la percepción de la comunidad plasmada en el ejercicio de cartografía social, en esta se reitera la relación que encuentra la comunidad entre el mal manejo de los residuos, el aporte de aguas residuales y la calidad del agua.

 

 

Recurso Aire

 

El estado actual del aire en la cuenca baja del río, desde la percepción de la comunidad, es regular. En el recorrido se percibió quema de basuras, cocinas informales con leña, emisiones de vehículos y motos, malos olores en el ambiente, entre otros.

 

Los principales problemas relacionados con este componente, son: contaminación del aire, descuido de los recursos naturales, tala de árboles, deficiencia en procesos de ordenamiento territorial. Las principales causas encontradas son la tala de árboles (percibida como problema y como causa, ya que la ausencia de vegetación disminuye el secuestro de carbono), falta de cobertura de gas domiciliario (lo cual lleva al uso de leña y carbón), mala organización urbana, la creencia de muchos pobladores de que los recursos son infinitos. Las consecuencias de estos problemas son el establecimiento de cocinas informales, erosión del suelo, establecimiento de basureros improvisados, emisiones a la atmósfera.

 

Las fuentes de contaminación del aire observadas en el recorrido, están relacionadas principalmente con hogares, empresas, vehículos, fábricas artesanales, personas con poco sentido común. Frente a estos problemas relacionados se plantea el uso de energías alternativas en vehículos, como gas natural o energía eléctrica (el caso de las motos eléctricas, de gran utilidad en ciudades intermedias); eliminar quema de basuras y cocinas de leña y, sobre todo, la enseñanza y educación enfocada al manejo de residuos y reciclaje, ya que un manejo adecuado de los residuos disminuye la posibilidad de la quema de estos, evitando emisiones impactantes en el ambiente y, por ende, en la salud humana. Los participantes creen que, contando con suerte, se desarrollarán productos y servicios que reducirán el impacto ambiental que se ha provocado, de no ser así se seguirá afectando el aire en la zona.

 

En la Figura 5 se puede apreciar la percepción que la comunidad tiene frente al componente Aire. En esta se muestran tres zonas principales, una donde el aire es fluido, hay presencia de árboles y campos abiertos, otra donde hay empresas, urbanizaciones y vehículos, y por ende contaminación del aire. Finalmente, una en la que predominan los malos olores, causados principalmente por quema de basura.

 

 

Recurso Suelo

 

Se percibe que el principal uso que se le da al suelo en la cuenca baja del río es la construcción de vivienda; esto incrementa   una de las principales problemáticas en la cuenca, las inundaciones, lo cual se da ya que gran parte de las casas se encuentran ubicadas sobre la ronda del río de manera ilegal. Adicionalmente a esto, se afirma que el suelo en el territorio está en mal estado, deteriorado por las basuras y escombros presentes en este. Estos dos problemas (basuras e invasión de viviendas), tienen como consecuencia la contaminación del río, que poco a poco se va deteriorando más.

 

Durante el recorrido, los participantes encontraron de manera visible una gran cantidad de residuos dispuestos en el suelo, como: bolsas plásticas, pañales desechables, muebles, vasos, basura en general, los cuales provienen principalmente de las viviendas aledañas, empresas y fábricas que arrojan sus residuos. Este problema visibilizado en el recorrido se puede prevenir evitando arrojar basuras y escombros en el territorio.

 

Frente al estado actual del suelo, se cree que este podría ser recuperado si las personas generan conciencia, o si no en 10 años estará más deteriorado.

 

En la Figura 6, se reflejan las principales problemáticas relacionadas con el suelo, observadas por los participantes; en esta imagen se percibe y reitera como problemáticas principales: el aporte de residuos sólidos al suelo y la construcción sobre la ronda hídrica.

 

 

 

Recurso Fauna

 

De acuerdo con las observaciones de los participantes del taller, en la cuenca baja del río Manzanares aún se pueden ver animales como: sapos, iguanas, gusarapos, María mulata, renacuajos, garzas y perros callejeros. Antiguamente, se veían otros animales en abundancia tales como: peces, ardillas y un mayor número de los mencionados anteriormente. Esto nos muestra que la fauna ha disminuido con el tiempo, principalmente por el aumento de aguas negras y de contaminación en el río. Esta disminución se ha generado por causa de la contaminación, pues gracias a esto los animales han perdido fuentes de alimento, pues al perder otras especies animales y vegetales que los proveen de alimento, hay un impacto en las cadenas alimentarias de los ecosistemas, tanto terrestres como acuáticos, lo cual no da garantía de un hábitat adecuando, haciendo que los animales migren a lugares aptos o sencillamente mueran por escasez de recursos. Todo esto se ha impulsado gracias a la ausencia de un sentido de pertenencia con el río y a la falta de respeto con los animales en la zona.

 

Para enfrentar esta situación, hay que cuidar a los animales y no contaminar su territorio, porque esto aumenta la mortalidad y se pueden extinguir de la zona. Esta idea se ve reforzada por parte de varios participantes, quienes afirman que: “El futuro de la fauna depende de cómo se hagan las cosas, si se limpia el río puede quedar agradable como hace años, pero si seguimos igual podría desaparecer el río”. Esta idea, nos muestra la importancia de procesos de gestión que aseguren por ejemplo la descontaminación y recuperación del río, tales como la disposición de las aguas negras en una planta de tratamiento de aguas residuales –PTAR–; pero también, nos plantea la importancia del compromiso de cada ciudadano con el río, lo cual implica un proceso de transformación cultural.

 

En la Figura 7 se expresa lo observado en el recorrido, acá se muestra nuevamente la disminución de fauna en la cuenca baja, esto se contrasta con el desarrollo urbano de Santa Marta, a través del cual se ha generado presión sobre la fauna silvestre de la zona. Adicionalmente y en relación con el manejo de residuos, se resalta la presencia de animales como las ratas, lo cual además de tener un impacto cultural, genera un impacto negativo en la salud de los pobladores, pues como lo resaltan los participantes, son animales  transmisores de enfermedades.

 

 

Recurso Flora

 

Según los participantes del taller, las especies más importantes en el territorio son aquellas especies nativas, ya que son las que se adaptan mejor al territorio, fortalecen el suelo y evitan que la creciente del río pueda derrumbar parte del terreno.

 

Actualmente, solo se encuentra una cobertura vegetal abundante en zonas como el río Bonda y el Jardín Botánico de Santa Marta. Eso muestra la disminución de la cobertura vegetal, dada principalmente por el incremento de basuras, lo cual hace que escasee el agua limpia y que, además, haya estancamiento del agua por las basuras.

 

Los principales problemas percibidos por los participantes son la desaparición de plantas nativas, plantación de plantas no nativas, pérdida de resistencia del terreno por la tala de los árboles, deslizamiento de la tierra por la debilidad del terreno por falta de raíces que la sostenga. Frente a estos problemas se plantea como alternativa no plantar especies foráneas y detener la construcción de casas en la orilla del río. Se concluye, finalmente, que si el problema persiste nos encontraremos con pérdida total del recurso.

 

En la Figura 8 se muestra de manera gráfica lo expresado anteriormente; según los participantes existe un área con mayor concentración de áreas verdes que corresponde a la Quinta de San Pedro. Sin embargo, los participantes, no logran reconocer especies de flora de importancia en el territorio.

 

Haga clic sobre la imagen para ampliarla 

 

Saneamiento Básico

 

En la cuenca baja del río Manzanares se cuenta principalmente con los siguientes servicios públicos: agua potable, acueducto, energía-alumbrado, recolección de basura. Sin embargo en algunas zonas, especialmente en aquellas de invasión y construcción no planificada, no existe cobertura de varios de estos servicios.

 

Se afirma que no se hace un uso adecuado de los servicios presentes, ya que no se respeta el servicio de recolección de basuras, y esta es arrojada a las calles, la cual termina en las corrientes de agua que conducen al río. Asimismo, se observa que en muchas casas el uso del acueducto es inapropiado, porque algunos vertederos van directo al río.

 

Los principales problemas relacionados con el saneamiento básico son el uso de vertederos de agua directos al río, y el uso de este como basurero público. Estos son generados principalmente por las invasiones y los vertimientos directos. Esto genera como resultado inundaciones, malos olores, pérdida de cobertura vegetal, focos de infección. Algunas de las soluciones planteadas frente a estos problemas son la recuperación del cauce natural del río, el acondicionamiento de las zonas de descanso de este, y la restauración de la fauna y flora en la cuenca del río Manzanares. Se afirma que, partiendo de programas de sensibilización y concientización, se podría mejorar el estado actual del río, pero si no se genera un gran cambio, que parta también de la voluntad de entes gubernamentales y empresas, tal como lo es Metroagua, la situación va a continuar siendo la misma o peor, ya que el modelo de desarrollo urbanístico en Colombia y la ausencia de políticas que incentiven el trabajo en el campo, generarán una expansión en el caso urbano de Santa Marta y, por ende, un incremento en sus habitantes.

 

En la Figura 9 encontramos que los principales problemas percibidos en el recorrido, son la falta de alcantarillado en algunos barrios ubicados sobre la ronda hídrica del río, contaminación por residuos sólidos, vertimiento de aguas negras y las invasiones que a su vez generan problemas de inseguridad.

 

 

Percepción de familias asentadas en la cuenca baja del río Manzanares

 

La aproximación a la percepción de la comunidad se recopiló a través de una encuesta aplicada a 30 familias localizadas en la cuenca baja del río Manzanares dentro de la ciudad de Santa Marta. Gran parte de ellas viven en barrios afectados por las principales problemáticas del río, especialmente en el barrio Manzanares y en La Tenería.

 

Aporte de aguas residuales

 

Es importante resaltar que gran parte de los adultos encuestados resaltan como problemática principal la falta de conciencia ciudadana, ausencia de una cultura y el poco sentido de pertenencia por parte de la comunidad y, en especial, por los jóvenes que habitan la ciudad.

 

Sin embargo, la mayoría de las personas encuestadas, asegura que el mayor problema del río se genera a causa del vertimiento de aguas negras sin ningún tratamiento realizado por la empresa Metroagua; esta es la empresa encargada de prestar los servicios de acueducto y alcantarillado en el Distrito Turístico, Cultural e Histórico de Santa Marta. Adicionalmente, se asegura que el aporte de esta empresa se hace de forma diaria, principalmente en los barrios de La Tenería y La Platina. Este aporte genera malos olores en la zona y, adicionalmente, un aumento en la contaminación del agua del río, lo cual a su vez ha llevado a desencadenar problemas de salud como enfermedades estomacales y otras causadas por la proliferación de mosquitos.

 

Sin embargo, algunos aseguran que el problema del vertimiento de aguas negras no se da solo por parte de la empresa Metroagua, sino también por el Batallón y lavaderos de carros, los cuales se encuentran ubicados en la cuenca del río Manzanares, muy cerca del él, generando a su vez aportes, pero en menor medida.

 

Manejo de residuos sólidos

 

De acuerdo con el orden de importancia para la comunidad, encontramos que el siguiente problema encontrado es el aporte de residuos sólidos sin control; este genera una acumulación de basura en ciertas partes del río, especialmente en sus orillas, lo cual se relaciona directamente con el aumento de la contaminación del agua.

 

Para cierta parte de la comunidad, el problema de las basuras está ligado a otro gran problema y es la invasión de la ronda hídrica y la construcción de viviendas de manera no planificada, la cual incrementa el aporte de residuos al río y en general a las zonas adyacentes a este.

 

Otros factores

 

Al mismo tiempo, se resalta que una causa importante para el deterioro del río ha sido la falta de voluntad política de los dirigentes, la inoperancia de las autoridades ambientales, el olvido del Distrito y la poca regulación hídrica que existe en la región. Adicionalmente, se citan otros problemas como la extracción de arena del río sin regulaciones, deforestación y sedimentación.

 

Acciones frente a las problemáticas desde la comunidad local

 

Los principales mecanismos para hacer frente a las problemáticas citadas, que reconocen los pobladores de la cuenca baja, son principalmente los medios que han utilizado para solicitar el cierre de las tuberías de Metroagua que generan una gran contaminación hídrica. Por tal razón, la mayoría de las acciones que la comunidad menciona hacen referencia a cartas de manifiesto, tutelas, comunicados de las juntas de acción comunal y otras herramientas comunitarias para solicitar de manera formal el cierre de estas tuberías.

 

En contraste, muy pocos reconocen acciones que puedan hacer personalmente para proteger el río, algunos incluso aceptan que no hacen nada para prevenir y enfrentar los problemas. Solo algunos reconocen que la principal acción con la cual aportan es evitando arrojar basuras al río. Se encontraron dos casos específicos en los cuales la comunidad se ha involucrado directamente con otro tipo de acciones: uno de los miembros de la comunidad afirma que desde su labor educativa ha tratado de orientar a estudiantes hacia la resolución de los problemas locales como es el caso del río. Por otra parte, un adulto mayor afirma que ha apoyado la iniciativa de la Fundación para la Investigación Atlántida Marina-Fiatmar de recuperación del ecosistema de manglar en la cuenca baja.

 

Acciones potenciales para la protección del río

 

A pesar de que para la mayoría de personas abordadas a través del proyecto, el principal problema es el aporte de aguas de Metroagua, solo cuatro personas afirman que una acción importante es quitar el desagüe de esta empresa y trabajar de la mano de ellos para mejorar esta situación. Otros expresan que en general hay que quitar todo tipo de desagüe que aporte aguas negras al río.

 

Por otra parte, se resalta que las acciones deben enfocarse principalmente en el desarrollo de campañas educativas y de cultura ciudadana, dirigidas a concientizar y sensibilizar a los habitantes de Santa Marta frente a su responsabilidad en la protección del río; lo cual mejorará y cambiará los hábitos de los habitantes de la ciudad. Adicionalmente, se menciona que es importante llevar a cabo capacitaciones a miembros de la comunidad que puedan replicar el mensaje a otras personas.

 

Otro aspecto que resaltan las personas encuestadas y al que le dan gran importancia, es el manejo de los residuos sólidos. Gran parte de ellas, expresan que es fundamental que tanto la comunidad aledaña al río como cualquier habitante o visitante de la ciudad no arroje residuos sólidos a este; esto disminuiría en gran parte los problemas que esta fuente hídrica afronta.

 

Otros dos temas relevantes para la comunidad son: 1) Recuperación de la ronda hídrica a partir de la reubicación de familias que viven sobre esta y 2) fortalecimiento de los mecanismos de control y vigilancia por parte de las autoridades ambientales pertinentes con el fin de disminuir y controlar los vertimientos de aguas negras y residuos sólidos. Se expresa que estos mecanismos de control deben estar acompañados de multas y sanciones a quienes generen este tipo de impactos, todo bajo el supuesto de que quien contamina paga.

 

Finalmente, algunos proponen que se deben hacer estudios sobre el estado actual del río para tener una línea base a partir de la cual se puedan generar alternativas de recuperación.

 

Se consideran otras alternativas como: recuperar las condiciones ecológicas de la ronda del río, canalización del río, Plan de manejo del río, recuperación de zonas verdes, quitar la base Ejército, limpieza general, alcantarillado en Puerto Mosquito, entre otras.               

 

A continuación, algunas iniciativas de jóvenes de la zona, quienes plantean en sus propias palabras: ¿Cómo desde su papel en la sociedad pueden aportar a la recuperación del río?

 

Frente a esta pregunta, se generaron diversas respuestas resumidas en las siguientes citas:

 

• “Proteger, cuidar especies nativas”.

• “Recoger la basura y no cazar los animales, reforestar, limpiar”.

• “Dejar de tirar basura para que no se siga contaminando el río, cultivar más plantas y árboles”.

• “Proteger y Restaurar cuencas.”

• “Diseñar proyectos de limpieza de la cuenca del río Manzanares, limpieza, capacitación y protección”.

• “Diseñar proyectos ambientales de protección de la flora y fauna característica de la cuenca del Manzanares; reforestación, descontaminación”.

• “Cultivo de árboles, limpiezas, reciclaje, valoración”.

• “Concientizar y tener iniciativa”.

• “Podemos ayudar a concientizar a los habitantes cercanos al río sobre la importancia y cuidado del río Manzanares además de la recuperación de las riberas del río; cuidado y recuperación”.

 

Influencia del estado del río sobre los habitantes de la ciudad

 

Al abordar un problema ambiental desde el saber local es necesario no solo analizar cuál es el problema, sino también entender cuál es la forma en que las comunidades se ven afectadas directa o indirectamente por este. Para generar este conocimiento se cuestionó a la comunidad a cerca de los efectos de los problemas del río en ellos y en sus familias. A continuación se listan algunos factores mencionados:

 

• “Los problemas ambientales, las inundaciones, el estado del río provoca proliferación de vectores y roedores plaga derivando en enfermedades. Da un mal aspecto a la ciudad, provoca incluso daños a su estructura”.

• “A los ciudadanos en general se les ha quitado el privilegio de tener un río sano para el disfrute sano como se hacía hace ya muchos años cuando nos bañábamos en él y era algo muy apreciado”.

• “Mal aspecto de la ciudad, daños durante las inundaciones, malos olores, enfermedades en algunas zonas”.

• “La contaminación afecta la bahía de Santa Marta, lo que afecta la salud, el turismo en la zona costera y se ha quitado la posibilidad de tener un río atractivo para los samarios y visitantes”.

• “El desplazamiento de personas los obliga a mudarse cerca al río y estas viviendas obstruyen el espacio del río y su flujo natural y eso provoca las inundaciones”.

• “Mal aspecto de la ciudad, inseguridad en los sitios del río donde acampan los indigentes, delincuentes y adictos”.

• “Inundaciones provocan desastres en la ciudad, la contaminación de las aguas es peligrosa para la salud”.

• “Disminución de recurso agua, Inundaciones en la ciudad provocan caos”.

• “Mal aspecto de la ciudad, inundaciones y caos vehicular y algunas enfermedades derivadas del estado del río”.

• “Inundaciones, daños en la ciudad, reboce de aguas negras y mal aspecto de la ciudad”.

• “Mal aspecto en muchos lugares de Santa Marta ya que el río es visto como una cloaca que recorre la ciudad y la siguen tratando como tal. Las inundaciones y represamientos también generan situaciones incómodas como malos olores y mosquitos”.

• “En el barrio el suelo cede frecuentemente y las casas se resquebrajan o fracturan y eso es un riesgo para las personas”.

• “Malos olores, mal aspecto del río, estancamiento de aguas, problemas respiratorios”.

• “Mal olor a las 6, ratas, erosión del patio, proliferación de mosquitos, enfermedades de piel, diarrea, etc.”.

 

Como se observó anteriormente, uno de los problemas que se resalta con cierta frecuencia es el de los malos olores; por tal razón, se preguntó directamente a los pobladores si este problema se presentaba en sus zonas de vivienda. El 53% de las familias encuestadas afirma sufrir de malos olores en sus zonas y el 47% restante dice que no. Esto se da ya que la encuesta abordó diferentes barrios a orilla del río, en los que la problemática en mención se puede percibir en diferentes proporciones. La mayor parte de personas que afirman sufrir de malos olores viven en el barrio La Tenería ubicado cerca de la Calle 29 con Carrera 1.

 

Adicionalmente, se indagó si es adecuado bañarse en el río o si por el contrario pueden tener problemas de salud. Solo el 3% de los encuestados afirman que pueden bañarse en el río sin correr ningún tipo de riesgo, pero el resto de familias, es decir el 97% de los encuestados, opinan que no pueden bañarse en el río dados los riesgos de salud que pueden tener.

 

Adicionalmente, solo el 3% opina que el agua del río puede ser usada para el consumo en el hogar; las otras personas, por el contrario, creen que esta agua no debe usarse para fines domésticos.

 

Esto confirma la percepción que la comunidad de la cuenca baja tiene del río, pues vemos que la gran mayoría de las personas abordadas a través de la encuesta y los talleres participativos, está de acuerdo con que la principal problemática es la contaminación del agua, lo cual implica que los servicios ecosistémicos que este río prestaba en su cuenca baja, se hayan perdido en su mayoría y otros se hayan deteriorado en gran medida.

 


 

CONCLUSIONES Y TRABAJO FUTURO

 

El principal problema percibido por la comunidad en la cuenca baja del río Manzanares, es la contaminación del agua del río, generada principalmente por el vertimiento de aguas residuales y el aporte no controlado de residuos sólidos. Según la comunidad, esto se genera a su vez por la falta de una cultura ambiental en los pobladores de la ciudad.

 

El recorrido de reconocimiento ambiental y territorial, permitió evidenciar que a pesar de que la mayoría de los participantes viven en el área de influencia, muy pocos habían visto de cerca el río y sus principales problemas asociados a cada uno de los recursos que se tuvieron en cuenta durante la actividad.

 

Como trabajo futuro, es necesario el desarrollo de Proyectos Ambientales Escolares –PRAES–, los cuales son proyectos institucionales en la educación básica y secundaria, que se convierten en estrategia para la implementación de la Política Nacional de Educación Ambiental; se pretende generarlos en colaboración con las autoridades ambientales, de manera que en estos proyectos se realicen con determinada periodicidad recorridos semejantes al reportado en este trabajo.

 

Adicionalmente, es necesario el apoyo a la implementación de Proyectos Ambientales Comunitarios –PROCEDAS–, los cuales también se establecen como herramienta de implementación de la Política Nacional de Educación Ambiental, con miras al fortalecimiento de comunidades locales frente a situaciones ambientales. Estos a su vez podrán guiar a la comunidad en procesos de empoderamiento de su territorio, con el fin de generar una mayor conciencia ambiental e impulsar un proceso de transformación cultural.

 


 

AGRADECIMIENTOS

 

Los autores quieren agradecer, en primera instancia, a la Universidad Sergio Arboleda por su apoyo en el desarrollo del presente proyecto. Adicionalmente, a todas las personas de Santa Marta que fueron partícipes de las actividades del trabajo. De igual manera, a las instituciones que acompañaron el proceso, principalmente a ESPA.

 


 

POTENCIAL CONFLICTO DE INTERESES

 

Los autores declaran que por la realización de este trabajo no existe ningún conflicto de intereses.

 


 

FUENTES DE FINANCIACIÓN

 

La principal fuente de financiación de este proyecto es la Universidad Sergio Arboleda a través de la Dirección de Investigación e Innovación de la misma.

 


 

REFERENCIAS

 

  • CHÁVEZ, N. (2001). La Cartografía social: un procedimiento para la planeación participativa en el nivel local. Santiago de Cali, Valle del Cauca: Corporación Autónoma Regional del valle del Cauca. 
  • Delgado, S., Trujillo, J. y Torres, M. H. (2013). La huella hídrica como una estrategia de educación ambiental enfocada a la gestión del recurso hídrico: ejercicio con comunidades rurales de Villavicencio. Revista Luna Azul, 36. Recuperado de http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?
  • option=content&task=view&id=794
  • Dye, C. (2008). Health and urban living. Science, 319, 766-769.
  • Gómez-Baggethun, E. y Barton, D. N. (2013). Classifying and valuing ecosystem services for urban planning. Ecological Economics, 86, 235-245.
  • Gómez, M., Gutiérrez, I. y Montes, F. (2013). Percepción local acerca de la calidad del agua y la herpetofauna en fincas ganaderas del municipio de Matiaguas, Nicaragua. Revista Luna Azul, 38. Recuperado de http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?
  • option=content&task=view&id=893
  • Lee, K. N. (2006). Urban sustainability and the limits of classical environmentalism. Environ. Urban, 18, 9-22.
  • Mora, H. y Jaramillo, C. (2003). Aproximación a la construcción de cartografía social a través de la geomática. Ventana Informática, 11, 129-146. Recuperado de
  • http://www.academia.edu/10937788/CENTRO_DE
  • _INVESTIGACIONES_Y_DESARROLLO_FACULTAD_DE
  • _INGENIER%C3%8DA_APROXIMACI%C3%93
  • N_A_LA_CONSTRUCCI%C3%93N_DE_CARTOGRAF%C3%8
  • DA_SOCIAL_A_TRAV%C3%89S_DE_LA_GEOM%C3%81TICA
  • _H%C3%89CTOR_MORA-P%C3%81EZ
  • Patiño, M. y Tobasura, I. (2011). Tomadores de decisión en sistemas ganaderos de la cuenca alta del río Guarinó (Caldas, Colombia): percepción de problemas ambientales y prácticas de conservación del agua. Revista Luna Azul, 33. Recuperado de
  • http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?
  • option=content&task=view&id=653
  • Tréllez Solis, E. (2002). La educación ambiental comunitaria y la retrospectiva: una alianza de futuro. Tópicos en Educación Ambiental, 4(10), 7-21.
  • United Nations (2010). World Urbanization Prospects: The 2009 Revision. UN Department of Economic and Social Affairs, Population Division, New York. Recuperado de http://esa.un.org/wup2009/unup/index.asp?panel
  • Vargas, C., Briones, C. D., Mancha, M. del P. S., Músquiz, P. G. y Vargas, A. (2013). Conciencia ambiental de los habitantes de la colonia Emilio Portes Gil en la H. Matamoros, Tamaulipas. Revista Luna Azul, 37. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/3217/321729206011.pdf
  • Vollmer, D. y Grêt-Regamey, A. (2013). Rivers as municipal infrastructure: Demand for environmental services in informal settlements along an Indonesian river. Global Environmental Change, 23, 1542-1555.
  • Wang, X., Li, J., Li, Y., Shen, Z., Wang, X., Yang, Z. y Lou, I. (2014). Is urban development an urban river killer? A case study of Yongding Diversion Channel in Beijing, China. Journal of Environmental Sciences, 26, 1232-1237.

 


 

1. Máster en Ciencias Ambientales. Grupo de Investigación IDEASA-Medio Ambiente y Sostenibilidad, Universidad Sergio Arboleda. Bogotá, Colombia. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 

2. Máster en Gestión y Evaluación Ambiental. Grupo de Investigación IDEASA-Medio Ambiente y Sostenibilidad, Universidad Sergio Arboleda. Bogotá, This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 


 

Para citar este artículo: Plata, Á. M. e Ibarra Vega, D. (2016). Percepción local del estado ambiental en la cuenca baja del río Manzanares. Revista Luna Azul, 42, 235-255. Recuperado de http://200.21.104.25/lunazul/index.php?option=com_content&view=article&id=137

 

Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY   

IMPORTANCIA DEL COMPONENTE SOCIAL EN EL MANEJO DEL RECURSO HÍDRICO, RÍO EL ENCANO, HUMEDAL RAMSAR LA COCHA (NARIÑO, COLOMBIA)

 

Sara María Luna Hernández1

Sandra Milena Madroñero Palacios2

 

Recibido el 20 de junio de 2014, aprobado el 17 de abril de 2015 y actualizado el 09 de noviembre de 2015

 

DOI: 10.17151/luaz.2016.42.13

 

RESUMEN

El presente artículo tiene como objetivo general analizar la relevancia de la sociedad en el uso y manejo del recurso hídrico en el río El Encano, fuente hídrica de gran importancia por pertenecer a una de las áreas declaradas como humedal Ramsar en Colombia. Para el logro de este objetivo, se desarrolló el diagnóstico de los diferentes usos del agua en el río. En donde metodológicamente se llevaron a cabo inicialmente salidas de reconocimiento tanto de la zona de estudio como de la población relacionada con el recurso, donde se determinó una población total de 80 familias a las que posteriormente se les aplicó un tipo de encuesta semiestructurada. Así mismo, se georreferenciaron a lo largo del río los usos dados al recurso hídrico por parte de la comunidad, entre estos se resalta las descargas de vertimientos y las captaciones. Finalmente, la información obtenida fue procesada en el programa Excel. De los resultados obtenidos se resalta la identificación de la problemática relacionada con el recurso hídrico en que sobresale el inadecuado manejo de aguas residuales, siendo esta la actividad de mayor impacto en la fuente, así mismo, la ganadería y la agricultura hacen un uso importante del recurso lo que ha contribuido a su deterioro. Además, se establecieron variables sociales como educación y ocupación laboral que cumplen un papel fundamental en la gestión del recurso. Después del análisis de la información obtenida con la investigación, se puede concluir que el río ha sufrido modificaciones de las características físicas y químicas por el permanente proceso de intervención antrópica; de igual manera, se establece que los procesos de gestión del recurso hídrico por parte de la comunidad son incipientes, en donde se hace necesario fortalecer la educación ambiental en toda la población presente en la zona.

 

PALABRAS CLAVE

 

Calidad de agua, diagnóstico, gestión, humedal Ramsar, recurso hídrico.

 

IMPORTANCE OF THE SOCIAL COMPONENT IN WATER RESOURCES MANAGEMENT, THE ENCANO RIVER, RAMSAR LA COCHA WETLAND (NARIÑO, COLOMBIA)

 

ABSTRACT

 

This article aims to analyze the relevance of society in the use and management of water sources in El Encanto River, a water source of great importance because it belongs to one of the areas declared as Ramsar wetland in Colombia. To achieve this objective, a diagnosis of the different uses of the water from the river was conducted through recognition fieldtrips, both in the área of study and in the population, related to the water resource where a population of 80 families was determined and applied semi-structured interviews. Likewise, the uses given to water resources by the community along the river were georeferenced, and among them, dumping download and deposits are hignlighted. Finally, the information collected was processed in the Excel Program.  From the results obtained, the problem related to water resources was highlighted, where the inadequate management of wastewater stand out being the greatest impact activity in the source, as well as stockbreeding and agriculture which makes important use of the resource and has contributed to its deterioration. Additionally, social variables such as education and job were stablished since they play an important role in the management of the resource. After analyzing the information obtained through this research, it is possible to conclude that the river has suffered modifications of its physical and chemical characteristics due to the permanent anthropic intervention. Similarly, it is established that the processes of water management by the community are incipient, and it is necessary to strengthen environmental education for all population present in the area. 

 

 

 

KEY WORDS: Water quality, diagnosis, management, Ramsar wetland, water resources.


 

 

INTRODUCCIÓN

 

La degradación de los recursos acuáticos es motivo de interés para las ciencias del medio ambiente, para proteger los ecosistemas fluviales y analizar sus cambios en el tiempo, investigándolos de manera integral con el fin de desarrollar criterios que permitan estimar el efecto y magnitud de la intervención antrópica (Araya, 2003). Teniendo en cuenta lo anterior, el presente artículo se centra en uno de los ecosistemas de mayor importancia nacional e internacional por ser declarado como humedal Ramsar, denominación que resalta las características especiales de este ecosistema por ser páramo azonal (The Ramsar Convention on Wetlands, 2011); igualmente, por albergar a la segunda laguna más grande del país. No obstante, a pesar de ser un ecosistema estratégico por los servicios ambientales que presta, en la actualidad es de los más vulnerados. Por otra parte, se hace necesario detallar que la zona de estudio es de gran importancia dado que es el principal tributario de la laguna de La Cocha.

 

Justificación

 

Uno de los aspectos más importantes a resaltar de este estudio, es el aporte al conocimiento de la interacción sociedad-naturaleza, representada en los diferentes componentes sociales, económicos y biofísicos de la zona. Asimismo, se convierte en una herramienta fundamental para los procesos de gestión del recurso hídrico, en donde la identificación de las potencialidades y limitantes es de gran importancia para el establecimiento de soluciones que respondan tanto a las necesidades de la población como del ecosistema. Dentro de los beneficiarios de la investigación se destaca a la comunidad, ya que identificaron y reconocieron los procesos favorables o desfavorables que están desarrollando en relación al recurso hídrico; también, la comunidad académica e instituciones relacionadas, debido a que la información proporcionada se convierte en un elemento importante para ampliar conocimientos e identificar las áreas que requieren ser fortalecidas en el humedal.

 

Problema

 

Desconocimiento existente frente al manejo uso y conservación del recurso hídrico en el río El Encano, por parte de la comunidad beneficiaria, respecto de los bienes y servicios ambientales que dicho ecosistema provee.

 

Objetivo general

 

Diagnosticar los usos y el manejo del recurso hídrico en el río El Encano.

 


 

 

MATERIALES Y MÉTODO

 

La investigación se desarrolló desde un enfoque cualitativo bajo la orientación del método descriptivo-evaluativo, que permitió el logro del objetivo principal de investigación.

 

El objeto de estudio fue el río El Encano (Figura 1). La población se constituyó en la comunidad ribereña que abarca el tramo del río correspondiente a 5,596 km de longitud, desde la vereda El Socorro, corregimiento El Encano, municipio de Pasto, con coordenadas N1°10,365’ - W77°08,496’, hasta su desembocadura en la laguna de La Cocha, coordenadas N1°08,304’ - W77°09,258’ (Figura 2). Asimismo, se trabajó con la comunidad beneficiada, que se involucra en los procesos de manejo del agua y hace uso de la fuente. Metodológicamente se consideró importante realizar inicialmente una visita de reconocimiento, en donde se identificaron 80 familias que tienen una relación directa con el recurso; debido a que la población de interés era pequeña, se trabajó con la totalidad de la misma.

 

 

Posteriormente, se realizó un recorrido a lo largo del río, que permitió identificar los diferentes usos dados por la población, tal es el caso de descarga de vertimientos, descarga de fuentes naturales y las captaciones. Los cuales fueron registrados y georreferenciados.

 

 

 

Dicha información levantada, se amplió con la aplicación de las encuestas semiestructuradas a las familias identificadas, en donde se realizó una encuesta por cada una de ellas. Esta técnica de diálogo directo con la comunidad evita efectos negativos como temas cerrados, falta de comunicación y adecuación a percepciones de los encuestados (Geilfus, 2009), permitiendo conocer ampliamente la relación de la población con el recurso hídrico; esta técnica, permitió la recolección de información general y específica relacionada con datos básicos del hogar, usos del agua, manejo de aguas residuales, disposición y manejo de residuos sólidos y las problemáticas ambientales dentro del área. Posteriormente, se organizó y sistematizó la información en el programa Microsoft Excel, construyendo la matriz de tabulación de información.

 


 

 

RESULTADOS

 

Inicialmente se establece como uno de los principales resultados la identificación de 92 puntos correspondientes a los diferentes usos del recurso (Figura 3), que permite establecer que el uso prioritario y de mayor impacto es la descarga de aguas residuales o vertimientos en la fuente con un porcentaje de 58%; se debe, fundamentalmente, a que las familias no poseen un sistema de tratamiento de aguas residuales; por lo cual, se descarga directamente al río, esto repercute en las condiciones de calidad, tanto del río El Encano como de la laguna de La Cocha, de la cual es afluente.

 

Posteriormente, se encuentra la contaminación difusa, originada por actividades provenientes de la agricultura 4% (Figura 4) y ganadería 11%; donde la siembra de papa y la presencia de ganado vacuno y especies menores como cerdos, contribuyen a incrementar los procesos de alteración de las condiciones naturales del ecosistema. Se observa la descarga de pequeñas fuentes naturales que aportan su caudal al río, lo que corresponde al 8%, lo cual tiene gran relevancia debido a que contribuye a mejorar los procesos de resiliencia en el río El Encano, dado que entre mayor caudal es mejor la disolución de contaminantes en éste. Finalmente, el 10% hace referencia a acequias, que son pequeñas zanjas realizadas por los pobladores de la zona para conducir las aguas residuales de fincas y lotes.

 

 

 

 

 

 

Por otra parte, se pudieron establecer las diferentes actividades a las cuales se dedica la población de estudio (Figura 5), dentro de las cuales sobresalen la actividad agrícola con un 27%,como una de las de mayor desarrollo, debido a que culturalmente la comunidad ha heredado dicha actividad, sumado al gran potencial ecosistémico que el área ofrece con suelos aptos para el cultivo de diferentes productos; asimismo, se observó que por la dificultad de oferta laboral en la zona muchos de sus habitantes se han visto en la necesidad de buscar trabajo en el área urbana, y los que consiguen trabajo dentro de su territorio se emplean como jornaleros para trabajar la tierra (28%); no obstante, dado que este humedal Ramsar tiene un enorme potencial turístico, el 11% de la población con cierto nivel de estudios se dedica a esta actividad, transportando a los turistas a lo largo de la laguna en lanchas artesanales.

 

Finalmente, se hace necesario destacar el papel fundamental que desarrolla la actividad piscícola con un 10%, desde ya hace varios años se ha instaurado el cultivo de trucha como uno de las actividades más importantes para la obtención de recursos económicos; sin embargo, esto ha afectado seriamente la diversidad tanto del río como de la laguna, donde actualmente no se encuentra prácticamente biota nativa en el área, eso sin dejar a un lado, la contribución de dichos cultivos a los procesos de eutrofización del recurso hídrico en la zona.

 

 

 

Respecto a los usos del agua (Figura 6), se consideró importante determinar las actividades en las cuales se usaba mayor cantidad de agua del río El Encano, estableciendo que el 76% de la población encuestada hace uso del recurso hídrico para la fumigación de cultivos como papa, fresa y hortalizas, entre otros; el 10% la destina para las actividades de riego, y el 10% restante hace uso del recurso para lavar los diferentes productos agrícolas sembrados y cosechados en la zona. Es de importancia denotar, que de esta fuente no se extrae agua con fines de consumo humano, ya que sus condiciones de calidad no cumplen con los criterios para dicho uso.

 

 

Otro de los aspectos que fueron considerados dentro del estudio, es la identificación de los principales contaminantes que se encuentran afectando las condiciones fisicoquímicas del río (Figura 7), a lo cual se pudo establecer que el 51% de la población encuestada descarga las aguas domiciliarias al río, el 31% deposita los residuos sólidos directamente en el río, el 11% de la población permite que los animales permanezcan cerca de la fuente, lo que genera contaminación por materia orgánica, y el 6% restante de la población considera que la contaminación se debe a la actividad agrícola, por la utilización de plaguicidas y pesticidas necesarios para mantener la cantidad de la producción en la zona.

 

 

 

No obstante, es importante resaltar que todas estas actividades generan deterioro del recurso hídrico que afecta tanto a la población como al ecosistema, considerado a este último como uno más de los usuarios. El proceso de deterioro o conservación de los recursos naturales, y especialmente del recurso hídrico, se ve influenciado por la educación ambiental de los usuarios, este aspecto se convierte en uno de los más débiles debido a que el 59% de la población ha alcanzado únicamente el nivel de básica primaria, el 36% el de básica secundaria, únicamente el 1% el nivel universitario y el 4% no ha recibido ningún tipo de educación (Figura 8); situación que afecta no solo las condiciones de calidad de la población, dado que incrementa la dificultad para la población de competir en el mundo laboral, y el desconocimiento de los aspectos ambientales impide desarrollar prácticas de uso y manejo de los recursos naturales más adecuadas.

 

 

 

Finalmente, la comunidad identificó las opciones más propicias que contribuyen a desarrollar procesos de uso y manejo más sostenibles tanto para la comunidad como para el ecosistema (Figura 9), en donde el 44% de la población consideró que el ahorro de agua es la actividad más importante para mejorar los procesos de conservación del recurso hídrico, el 20% propone la necesidad de establecer sistemas de monitoreo que implementen medidores que reduzcan el desperdicio del agua y que obligue a la comunidad a ahorrar el recurso; para el 13% de la población es importante el control de las fugas de agua, ya que en muchos casos las instalaciones para obtener dicho recurso se construyen artesanalmente; por su parte, el 24% de la población considera que no es necesario desarrollar ninguna actividad, ya por el momento no presentan ningún inconveniente en cuanto a su salud y disponibilidad del recurso. Esta situación demuestra con claridad la urgencia de promover y fortalecer procesos de educación ambiental en la comunidad, así como también el sentido de pertenencia para contribuir a optimizar y conservar todo el potencial ambiental de este ecosistema.

 

 

 


 

DISCUSIÓN

 

Actualmente es importante analizar la sustentabilidad en el medio rural, ya que en Colombia el 94% de la población se relaciona con este sector y el 32% de la misma vive allí (DANE, 2007). Este hecho no es ajeno a la zona objeto de estudio, pues la comunidad encuestada se encuentra ubicada en una zona netamente rural, y es en su gran medida dependiente de los bienes y servicios ambientales generados por el ecosistema. Por lo cual, es fundamental la implementación de procesos de educación ambiental, que contribuyan al mantenimiento de dichos bienes y servicios, ya que, como lo afirma la WWF (2012), el problema del deterioro del recurso hídrico no radica tanto en el crecimiento demográfico, sino en la cultura que la comunidad tiene sobre el agua, cómo la consume y en qué cantidad.

 

Por su parte, Jaramillo (2006) considera que la presión que se ejerce sobre el recurso hídrico tiene que ver con los cambios en la población rural, pues con el paso de la historia los sectores campesinos han sido referentes básicos para su desarrollo, aunque infortunadamente su inserción en los procesos de construcción social se han presentado sin considerar el desarrollo de sus capacidades como eje central de las políticas y como un sector potencial en sí mismo; en el río El Encano se observa este fenómeno, como en muchos otros sectores del país, en donde existe la necesidad de involucrar activamente a las comunidades en todos los procesos de gestión a implementar dentro de ella, pues su intervención contribuye a mejorar las condiciones de calidad de vida de las poblaciones. Al respecto, Baribbi y Spijkers (2011) aseguran que la mayoría de los hogares rurales viven en condiciones de pobreza o pobreza extrema, 65% y 33% respectivamente; además, registran acceso limitado a fuentes de crédito y tecnología, lo que hace que la preocupación de la población por conservar el agua no esté dentro de sus prioridades.

 

Particularmente en la zona de estudio, se establece que la comunidad tiene como aspecto primordial cubrir las necesidades básicas, dándole menor relevancia a mejorar los procesos educacionales de sus integrantes, incrementando sustancialmente los índices de pobreza, y por ende afectando la conservación de los recursos naturales. De allí, la importancia de promover procesos educacionales en la comunidad estudiada; según la UNESCO (2012), una buena educación incluyendo temas ambientales y pedagógicos, estimula a los estudiantes a hacer preguntas, a analizar, a pensar de forma crítica y a tomar decisiones; puesto que la educación de calidad tiene una influencia relevante en el sentido de pertenencia para con el entorno de quien está aprendiendo.

 

Por otro lado, se precisa que el agua tiene importante relevancia en los procesos de transformación social por todo el potencial productivo que posee, al igual que por sus consecuencias sociales en el funcionamiento de las organizaciones; es por esto, que desempeña un rol significativo dentro del estudio de género y manejo del agua, lo cual ha tomado gran importancia en el desarrollo de las comunidades y los estudios en el tema; así pues, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD– (2006), manifiesta que la situación del agua y el género resulta demasiado familiar, siendo que las mujeres trabajan en la consecución del agua para cubrir las necesidades del hogar, mientras que los hombres toman las decisiones acerca de la gestión y el desarrollo de los recursos hídricos, evidenciándose en un porcentaje mayor en las zonas rurales.

 

En la comunidad ribereña del río El Encano, las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, deben ser parte integrante de la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de políticas y programas acordes con la gestión del recurso hídrico, ya que en la actualidad es más representativo el papel que el hombre desarrolla; sin embargo, existen ejemplos representativos de mujeres que abanderan procesos ambientales reconocidos tanto nacional como internacionalmente, situación que se ha fortalecido con las experiencias aprendidas.

 

Por otra parte, considerando los aspectos productivos dentro de la zona de estudio, se hace importante resaltar la contribución económica del turismo; como afirman Muñoz, Fuentes y Fayos-Solá (2012), el turismo puede aportar al desarrollo de la región cuando promueve el uso sostenible de los recursos naturales, físicos y culturales, realzando el capital humano y su productividad socioeconómica, lo que se conoce como ecoturismo. Asimismo, la zona de estudio se convierte en una de las áreas que representan la identidad no solo de la comunidad presente en el área de estudio, sino también de todo el departamento de Nariño.

 

Según el Banco Mundial (2008), la actividad agrícola es un gran contribuyente al desarrollo de las naciones, al consolidarse como actividad económica, como medio de subsistencia y como proveedor de servicios ambientales; donde la agricultura ha sido el motor del crecimiento de los demás sectores y en general de los países; al respecto de este tema, Gouveia 2011) muestra que los agricultores poseen una característica relevante, como es la de cultivar especies propias de la zona; particularmente, en el área de estudio, esto se observa en algunos aspectos de la producción, ya que la siembra de los productos agrícolas se encuentra ligado a la implementación de las especies nativas, pero no en las actividades acuícolas, donde la diversidad del ecosistema acuático se ha reducido por la intervención del cultivo de truchas, base fundamental de la economía de la región.

 

No obstante, con respecto a los aspectos negativos de la agricultura, entidades internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación –FAO– (2006), indican que la agricultura es la causa de deterioro más importante de los cuerpos de agua; ya que los ríos y lagos por estar tan cerca de las comunidades especialmente rurales, se ven afectados por esta actividad; encontrándose cantidades superiores a las permisibles de pesticidas, nutrientes y enriquecimiento de materia orgánica, todos estos componentes acumulados en el agua por los procesos de filtración y percolación del suelo.

 

En contraste con la afirmación anterior, un enfoque importante para la conservación del agua y del suelo es la participación de los agricultores como elemento clave dentro del funcionamiento de los agroecosistemas, tomando los conocimientos locales adquiridos mediante un proceso de aprendizaje natural; sin embargo, en la actualidad, dado el desarrollo tecnológico y la innovación del conocimiento para el cuidado del recurso hídrico, es necesario que las personas de la región logren conjugar los conocimientos que se obtienen en el hogar, la familia y la comunidad a través de la tradición, con la técnica que se consigue en la academia, de ahí la importancia de la educación para las comunidades de la zona.

 

Por otra parte, se hace necesario resaltar que pese a que la zona de estudio es de gran importancia ecoturística, carece de infraestructura necesaria para salvaguardar el entorno; como afirma López (2006), para que el desarrollo humano sea sostenible debe contener una serie de factores, entre los cuales se relacionan: ser técnicamente limpio, ecológicamente compatible, económicamente viable y sostenible, y éticamente pertinente. Estos factores, señalados por el autor, no se tienen en cuenta en el desarrollo de esta región considerada turística, puesto que a simple vista no se ve el interés por el cuidado del medio ambiente ni por el buen aspecto físico de la zona en relación con la disposición de residuos sólidos y líquidos.

 

Otro de los aspectos evaluados en la investigación y pertinente para el desarrollo de la población son los servicios públicos, cuyos resultados mayoritariamente determinan que más del 90% de las viviendas gozan de servicios primarios fundamentales, como son la disponibilidad del recurso hídrico en un 100% y la energía en un 99%; por su parte, el 56% utilizan gas para cocinar, el cual lo adquieren en los carros repartidores de las empresas existentes en la ciudad de San Juan de Pasto.

 

Particularmente, en lo concerniente a la potabilización del recurso hídrico objeto de investigación, Saracho et al. (2006) establecen que debe reunir algunos requisitos principales como son: la calidad, que debe observar pautas microbiológicas y fisicoquímicas, que no involucren riesgo para la salud de las personas expuestas, además, debe reunir características relativas a su calidad estética, vinculadas a variables de percepción organoléptica, donde se incluyen los parámetros de calidad con significación estética.

 

Priorizando en el servicio público de acueducto que provee de agua a las viviendas de esta zona, se obtuvo información de la captación de este recurso para el consumo y uso diario de los habitantes. Los resultados determinan que el 28% de la población se abastece del acueducto ubicado en la vereda El Socorro, que proviene de la quebrada Torcaza o Salado y el 35% del que provee a la parte central del corregimiento El Encano, tomado de la quebrada Caballo Corral; por lo que se establece que la comunidad no hace uso del agua del río El Encano con fines de consumo humano, sino como el lugar donde se depositan las aguas domésticas. Por lo anterior, tomando en consideración los usos que se hacen del río, Padilla (2012) considera que la comunidad rural desconoce la importancia de mantener los sistemas de agua, conllevando a un nivel de vida bajo, por la presencia de enfermedades infecciosas relacionadas con el consumo de agua.

 

De allí que el recurso hídrico es fundamental para el desarrollo de la vida del ser humano, de las plantas y de los animales; es por esto, que la generación de conocimientos y el manejo racional del recurso hídrico, contribuye al mejoramiento de la calidad de vida del hombre. Partiendo de esta premisa, se establece que la calidad del agua es uno de los aspectos que más influyen en la condiciones de vida de las poblaciones, principalmente en la población infantil, sobre la cual se logró identificar que, dadas las condiciones del agua, el 54% de la población ha sufrido enfermedades como gastroenteritis, alergias y problemas dermatológicos, causados por la calidad de dicho recurso.

 

Según los resultados obtenidos tanto del diagnóstico como de la encuesta realizada a la comunidad sobre los usos del agua, la problemática ambiental y la disposición de aguas residuales y basuras, es claro que los habitantes de la ribera del río El Encano no tienen el conocimiento, ni una clara percepción sobre los usos adecuados y eficientes del agua; esto podría sustentarse en el hecho de que el recurso hídrico es abundante en la región; razón por la que se hace necesario desarrollar estrategias que se encaminen a sensibilizar a las comunidades sobre la educación ambiental y el uso y conservación del recurso hídrico.

 

De acuerdo a los resultados obtenidos en la zona de estudio, se establece que posee un gran potencial para la agricultura; sin embargo, el bajo nivel educativo de la población, el desinterés por mejorar los procesos en este campo, sumado al conformismo frente al nivel de productividad de sus terrenos, no han permitido mejorar las prácticas en la agricultura. Se constituye, entonces, en factor importante la implementación de estrategias eficaces encaminadas a maximizar la productividad del campo, y a procurar eficientemente la conservación del recurso hídrico. Se requiere, por lo tanto, un trabajo continuo y permanente con las comunidades presentes en el área, que contribuya a mejorar las prácticas de producción que aporten al desarrollo sostenible en la región.

 

En lo que respecta a la agricultura, principal actividad económica para el sustento de las familias, el agua utilizada para los distintos procesos involucrados en la actividad agrícola se obtiene mayoritariamente en un 61% del acueducto; el 31% de los agricultores la toman directamente del río El Encano y el resto, representado en un 8%, utilizan el agua de pozos cercanos para los procesos agrícolas de sus parcelas, cuyos productos más cultivados en la región y aprovechados para la obtención de recursos económicos son la cebolla en un 40%, la papa en un 33% y la mora en un 19%, cultivos propios del clima y las características de la zona.

 

Dentro de este contexto, la Asociación Mundial para el Agua –GWP– y Comité de Consejo Técnico –TAC– (2000) declaran que el uso de este recurso en la agricultura se destina básicamente al riego y la ganadería, siendo el primero de ellos la actividad económica que requiere mayor cantidad de agua, su uso para el riego alcanza casi el 70% de la demanda total. A diferencia de lo anterior, en la zona donde se llevó a cabo la investigación, por los índices de precipitación, no hay necesidad de disponer de agua para este proceso; si fuera así, una gestión adecuada del agua destinada a los procesos del riego, sería necesaria para lograr una eficiencia del aprovechamiento del recurso.

 

De otra parte, el manejo de los residuos sólidos, tal como lo indican Ayininuola y Muibi (2008), cuando es inadecuado provoca efectos nocivos como contaminación de suelo, aire y agua, deterioro del paisaje natural, menor biodiversidad y riesgos a la salud, entre otros. Particularmente, los residuos generados en la zona de investigación son considerados un problema permanente para el medio ambiente, pues no existe el nivel educativo y cultural requerido, ni la existencia de programas de capacitación sobre su manejo. Estudios desarrollados por Taboada et al. (2011), expresan que la carencia de estudios en zonas rurales no permite dimensionar la problemática ambiental en estas zonas, conduciendo en el mejor de los casos, al desarrollo de sistemas de sanidad rudimentarios o inadecuados.

 

En lo que respecta al corregimiento El Encano, lugar donde se encuentra el río objeto de estudio, el manejo de los residuos sólidos es desarrollado por la Empresa Metropolitana de Aseo (EMAS) de la ciudad de Pasto, que envía un carro recolector de basura al corregimiento, una vez por semana, lo que ha contribuido en consecuencia a la organización de los residuos sólidos; al respecto, el 70% de la población encuestada dice depositar las basuras en dicho carro recolector, siendo esta una buena solución para la disposición final de los residuos en la región.

 

Desde el punto de vista ambiental, los residuos sólidos se constituyen en un problema, debido a que no existen criterios adecuados para seleccionar y ubicar los sitios de disposición final en las zonas rurales; además, es muy frecuente como se evidencia en la zona, que en estos lugares se haga una recolección indiscriminada de todo tipo de residuos, incluyendo los tóxicos y peligrosos que aumentan el riesgo ambiental e incrementan la vulnerabilidad de las personas. Por esto, una buena forma de manejar o de disponer los residuos orgánicos que se generan en las actividades agrícolas o en las actividades internas de las casas, es en abono o en alimento para los animales.

 

Ligado a la disposición final de los residuos sólidos, están las problemáticas ambientales que se presentan en la región. Las variables evaluadas corresponden, en primera instancia, al recurso hídrico que se constituye en parte de la problemática ambiental. Los encuestados opinaron en un 56% que el mayor problema ambiental se encuentra en el recurso agua; seguido del recurso suelo con un 40%. Resultados que se corresponden directamente con los problemas planteados sobre depósito de las aguas residuales y manejo de las basuras, además de los residuos generados por la agricultura por la utilización de agroquímicos y fertilizantes.

 

En este orden de ideas, la Fundación Biodiversidad (2006) argumenta que a medida que se incrementa la población y crece el desarrollo tecnológico, es mayor el deterioro sobre el medio. Así, los problemas ambientales priorizados por los encuestados casi que al mismo nivel son: las aguas residuales con un 46% y el manejo de las basuras con un 44%. La presencia de esta problemática medioambiental en la zona, indica que el nivel de gestión ambiental en cada uno de los aspectos es deficiente.

 

 


 

CONCLUSIONES

 

Los procesos de gestión del recurso hídrico dentro de la zona de estudio son incipientes, en la medida en que se hace necesaria una intervención activa de las comunidades de la zona, en donde los procesos de sensibilización son fundamentales para lograr optimizar el manejo y el uso del recurso hídrico.

 

La intervención antrópica en el río El Encano ha sido un factor determinante en la transformación de las características fisicoquímicas y organolépticas de sus aguas, lo cual tiene incidencia importante en la salud de las comunidades y en la alteración de los procesos ecológicos dentro del ecosistema.

 

El río El Encano, a pesar de ser una de las zonas de mayor importancia para el departamento de Nariño, no cuenta con estrategias eficientes relacionadas con el manejo de las aguas residuales y residuos sólidos, generando consecuencias negativas tanto a la comunidad presente en la zona como al mantenimiento de las condiciones ecosistémicas del área.

 

 


 

POTENCIAL CONFLICTO DE INTERESES

 

No hay conflicto de intereses

 

 


 

FUENTES DE FINANCIACIÓN

 

El presente artículo es fruto de los resultados de investigación financiada por la Universidad Mariana de la ciudad de Pasto.

 

 


 

REFERENCIAS

 

·         Araya, E. (2003). Diagnóstico de la calidad del agua en sistemas lóticos utilizando diatomeas y macroinvertebrados bentónicos como bioindicadores, río Maipo. Sociedad Chilena de Ingeniería Hidráulica, XVI Congreso Chileno de Ingeniería Hidráulica, Santiago de Chile, 13-14 noviembre.

·         Asociación Mundial para el Agua –GWP– y Comité de Consejo Técnico –TAC–. (2000). Manejo integrado de recursos hídricos. Estocolmo: Global Water Partnership.

·         Ayininuola, G. y Muibi, M. (2008). An engineering approach to solid waste collection system: Ibadan North as case study. Waste Management, 28(9), 1681-1687.

·         Banco Mundial. (2008). Informe sobre el desarrollo mundial 2008. Agricultura para el desarrollo. Bogotá: Banco Mundial, coeditado con Mundi-Prensa y Mayol Ediciones, S.A.

·         Baribbi, A. y Spijkers, P. (2011). Campesinos, tierra y desarrollo rural. Reflexiones desde la experiencia del tercer laboratorio de paz. Bogotá: Asistencia Técnica Internacional del Tercer Laboratorio de Paz, Comisión Europea.

·         Departamento Nacional de Estadística –DANE–. (2007). Dirección de censos y demografía. Colombia una nación multicultural. Su diversidad étnica. Bogotá: Autor.

·         Fundación Biodiversidad. (2006). Guía de sensibilización de problemas ambientales. Agua: situación y problemática del agua. Madrid: Unión Europea, Fondo Social Europeo.

·         Geilfus, F. (2009). 80 herramientas para el desarrollo participativo: Diagnóstico, planificación, monitoreo, evaluación, (Octava ed.). San José, Costa Rica: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura –IICA–.

·         Gouveia, M. (2011). Criterios de conservación de suelos y aguas en la comunidad rural de Santa Rosa de Ceiba Mocha, Estado Guárico. XIX Congreso Venezolano de la Ciencia del Suelo, Calabozo, 21-25 noviembre.

·         Instituto Geográfico Agustín Codazzi –IGAC–. (2014). Geoportal: Visor de mapas. Recuperado de http://www.geoportal.igac.gov.co

·         Jaramillo, P. (2006). Pobreza rural en Colombia. Revista Colombiana de Sociología, 27, 47-62.

·         López, A. (2006). El desarrollo humano sustentable: bases teóricas y prácticas para la implementación en la Universidad de la Salle. Revista de la Universidad de la Salle, 41, 79-87.

·         Muñoz, I., Fuentes, L. y Fayos-Solá, E. (2012). Turismo como instrumento de desarrollo: una visión alternativa desde factores humanos, sociales e institucionales. PASOS, Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5), 437-449.

·         Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO–. (2012). Educación para el Desarrollo Sostenible, libro de consulta. París: Autor.

·         Organización para la Agricultura y la Alimentación –FAO–. (2006). Introduction to Agricultural Water Pollution. Recuperado de http://www.fao.org/docrep/W2598E/w2598e04.htm

·         Padilla, W. (2012). Consumo de agua segura en la Comunidad de Tiopamba del Cantón, Nabón. Tesis de Magíster en Gerencia en Salud para el Desarrollo Local, Universidad Técnica Particular de Loja. Cuenca, Ecuador.

·         Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–. (2006). Transversalización del enfoque de género en la gestión del agua. Guía de recursos. Zimbabwe: Autor.

·         Saracho, M., Segura, L., Moyano, P., Rodríguez, N. y Carignano, E. (2006). Calidad del agua del Río del Valle, Catamarca, para uso recreativo. Revista de Ciencia y Técnica, Argentina, IX(12), 29-42.

·         Taboada, P., Aguilar, Q., Ojeda, S. y Armijo, C. (2011). Estrategia para el manejo de residuos sólidos en una comunidad rural de México. Red de Ingeniería en Saneamiento Ambiental –REDISA–, 175-180. Recuperado de http://www.redisa.uji.es/artSim2011/

GestionYPoliticaAmbiental/Estrategia%20

para%20el%20manejo%20de%20residuos%20s%

C3%B3lidos%20en%20una%20comunidad%20

rural%20de%20M%C3%A9xico.pdf

·         The Ramsar Convention on Wetlands. (2011). A cerca de Ramsar. Recuperado de http://www.ramsar.org/cda/es/ramsar-about-about-ramsar/main/ramsar/1-36%5E7687_4000_2

·         WWF. (2012). Una mirada a la agricultura de Colombia desde su huella hídrica. Reporte Colombia. Cali: WWF Colombia.

 


 

 

1. Magíster en Sistemas Integrados de Gestión. Miembro del Grupo de Investigación Ambiental –GIA–. Universidad Mariana de Pasto. Pasto, Colombia. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 

2. Magíster en Manejo Integrado de Cuencas Hidrográficas. Miembro del Grupo de Investigación Ambiental –GIA–, docente de postgrados. Universidad Mariana de Pasto. Pasto, Colombia. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 

 


 

Para citar este artículo: Luna Hernández, S.M. y Madroñero Palacios, S.M. (2016). Importancia del componente social en el manejo del recurso hídrico, río El Encano, humedal Ramsar La Cocha (Nariño, Colombia). Revista Luna Azul, 42, 200-216. Recuperado de http://200.21.104.25/lunazul/index.php?option=com_content&view=article&id=135  

 

Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY